01. BELLEZA EN LA DIVERSIDAD.
No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales... Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. (1 Corintios 12: 1, 4-6).
Los talentos que Dios ha confiado a su iglesia representan especialmente los dones y bendiciones impartidos por el Espíritu Santo. "Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere" (1 Cor. 12: 8-11).
En toda la organización divina, no hay nada más hermoso que el plan de darles a los hombres y las mujeres diversidad de dones. La iglesia es su jardín adornado con gran variedad de árboles, plantas y flores. El no espera que el hisopo adquiera las proporciones de un cedro, ni que un olivo alcance la altura de la majestuosa palmera. Muchos han recibido sólo una limitada educación religiosa e intelectual, pero Dios tiene una tarea para que estas personas la realicen, si trabajan humildemente, confiando en él...
Dones diferentes son impartidos a diferentes personas, para que los obreros sientan la necesidad unos de otros. Dios los otorga para que sean empleados en su servicio; no para glorificar a su poseedor, ni para elevar al hombre, sino para exaltar al Redentor del mundo. Deben ser utilizados para el bien de toda la humanidad, para representar la verdad, y no con el fin de testificar una falsedad... En cada palabra y acción se revelará bondad y amor; y cuando cada obrero ocupe fielmente el lugar que le corresponde, será respondida la oración de Cristo pidiendo la unidad de sus seguidores, y el mundo conocerá que éstos son sus discípulos.- Signs of the Times, 15 de marzo de 1910. 194
02. AGENTES DE DIOS.
¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. (1 Corintios 3: 5).
No todos los siervos de Dios poseen los mismos dones, pero todos son sus obreros, y deben aprender del gran Maestro para poder comunicar lo que han aprendido. Tampoco todos realizan la misma tarea, pero bajo la influencia santificadora del Espíritu Santo son agentes de Dios y como tales necesitan una diversidad de dones en su obra de rescatar servidores del ejército de Satanás.
"Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor" (1 Cor. 3: 8). El Señor, y no el hombre, es el juez de las obras humanas, y él dará a cada uno su recompensa justa. No es tarea de ningún ser humano constituirse en juez entre los distintos siervos de Dios. Sólo el Señor es juez y galardonador de cada buena obra.
"El que planta y el que riega son una misma cosa", y están ocupados en la misma tarea, la salvación de las personas. "Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios" (1 Cor. 3: 9). En estas palabras, la iglesia es comparada con un campo de cultivo en el cual deben trabajar los labradores cuidando las vides plantadas por el Señor, y también a un edificio que se convertirá en el santo templo del Señor. Cristo es el obrero maestro. Todos deben trabajar bajo su supervisión, permitiéndole obrar a él en favor de sus servidores, y también mediante ellos. El les da tacto y destreza, y, si obedecen sus instrucciones, coronará con éxito su labor.
Nadie debe quejarse contra Dios, quien ha señalado a cada hombre su tarea. El que murmura y se enoja, el que quiere seguir su propio camino, y el que desea modelar a sus compañeros de trabajo de acuerdo con sus propias ideas, necesita el toque divino antes de estar calificado para actuar en cualquier línea de trabajo. A menos que sea transformado, seguramente echará a perder la obra.
Recuerden que somos obreros junto con Dios. Él es el motor eficaz, todopoderoso. Sus siervos son sus instrumentos.
Review and Herald, 11 de diciembre de 1900. 195
03. CÓMO LLEGAR A SER AGENTES DE SALVACIÓN.
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
(2 Corintios 4: 6).
Los cristianos en verdad son los representantes de Jesucristo; no deben ser hipócritas. El mundo, ¿formará sus opiniones acerca de Dios mediante la conducta de los que sólo toman el nombre de Cristo pero no hacen sus obras? Quienes los observan, ¿señalarán a los que pretenden ser cristianos, pero que no son creyentes de corazón, que traicionan las sagradas creencias y practican las obras del enemigo, diciendo: "Oh, éstos son cristianos, y engañan y mienten, y no son confiables"? Estos no son los que representan realmente a Dios.
Pero Dios no dejará que el mundo sea engañado. El Señor tiene un pueblo especial sobre la tierra, y no se avergüenza de llamarlos hermanos, porque realizan la obra de Dios. Manifiestan que lo aman porque guardan sus mandamientos. Llevan la imagen divina. Son un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres. Al cooperar con las inteligencias celestiales, el Señor es honrado y glorificado por los que hacen la mayor parte de las obras buenas.
La verdadera piedad de corazón se manifiesta a través de las buenas palabras y obras; los hombres las ven y son guiados por ellas a glorificar a Dios. El cristiano verdadero abunda en buenas obras; lleva mucho fruto. Alimenta a los hambrientos, viste a los desnudos, visita a los enfermos y ministra a los afligidos. Los cristianos se interesan sinceramente en los niños que los rodean, quienes, mediante las sutiles tentaciones del enemigo, están listos para perecer... A nuestro alrededor hay jóvenes con quienes los miembros de la iglesia tienen una deuda; porque Cristo murió por ellos sobre la cruz del Calvario para comprarles el don de la salvación. Son preciosos a la vista de Dios, y es por eso que les desea su felicidad eterna.
La obra salvadora de Cristo sólo estará completa cuando los miembros de la iglesia hagan su parte al levantarse y brillar porque ha llegado su luz, y la gloria del Señor se ha manifestado sobre ellos. Cristo pide la cooperación voluntaria de parte de sus instrumentos para llevar a cabo la salvación de las personas en forma consecuente y con todo fervor.-Review and Herald, 29 de enero de 1895. 196
04. UTILIZADO COMO UN PODER PARA DIOS.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu.
(1 Corintios 12: 7, 8.)
Un obrero puede ser un orador efectivo; otro, un escritor preparado; hay quien puede tener el don de la oración sincera, diligente y ferviente; o el don del canto; otro, una facultad especial para explicar la Palabra de Dios con claridad. Sin embargo cada don debe convertirse en un poder para Dios, porque él obra junto con sus servidores. A uno le da palabra de sabiduría, a otro conocimiento, a otro fe; pero todos deben trabajar bajo la misma cabeza. La diversidad de dones lleva a una diversidad de operaciones, pero "Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo" (1 Cor. 12: 6).
El Señor desea que sus siervos escogidos aprendan a unirse en un esfuerzo armonioso. A alguno puede parecerle que es demasiado el contraste entre sus dones y los de un compañero de tareas como para unirlos en un esfuerzo concertado. Pero cuando recuerden que hay mentes diferentes que deben ser alcanzadas, y que algunos rechazarán la verdad como la presenta un obrero y sólo abrirán sus corazones cuando otro la exponga de manera diferente, entonces se esforzarán esperanzadamente por trabajar juntos en unidad. Sus talentos, no importa cuán diversos sean, deben estar bajo el control del mismo Espíritu. En cada palabra y acción, se revelarán bondad y amor; y cuando cada servidor cumpla fielmente con la tarea asignada, quedará contestada la oración de Cristo pidiendo la unidad de sus seguidores, y el mundo conocerá que éstos son sus discípulos.
Los servidores de Dios deben unirse unos con otros en amante simpatía y confianza. El que dice o hace cualquier cosa que tienda a separar a los miembros de la iglesia de Cristo está contrarrestando el propósito del Señor. Los altercados, la disensión en la iglesia y el alentar sospechas e incredulidad, deshonran a Cristo. Dios desea que sus siervos cultiven el afecto cristiano unos con otros.
Testimonies, t. 9, pp. 144, 145. 197
05. UNA FE DADA POR DIOS.
A otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. (1 Corintios 12: 9.)
La fe también es un don de Dios. La fe es el asentimiento de la comprensión humana a las palabras de Dios, lo que liga el corazón a su servicio. ¿Y de quién es la comprensión humana, si no es de Dios? ¿De quién es el corazón, si no es de Dios? Tener fe significa entregarle a Dios el intelecto y la energía que hemos recibido de él; por lo tanto, los que ejercitan la fe no merecen ningún crédito. Los que confían firmemente en un Padre celestial pueden creer en él con una confianza ilimitada; los que por la fe pueden mirar más allá de la tumba a las realidades eternas, deben confesar a su Hacedor: "Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29: 14).
Ningún hombre tiene el derecho a considerarse propio. Y ninguna persona posee alguna cosa buena que pueda llamar propia. Todos los seres humanos y todas las cosas son propiedad del Señor. Todo cuanto el hombre recibe de la generosidad del cielo sigue siendo del Señor. Todo conocimiento que el ser humano obtenga de cualquier forma, que le ayude a ser un obrero inteligente en la causa de Dios, proviene del Señor, y debería ser impartido por el agente humano a otros a fin de que, a su vez, ellos puedan llegar a ser obreros valiosos. A quien se le hayan entregado dones excepcionales debería devolver a los depósitos del Señor lo recibido, dando libremente a otros el beneficio de sus bendiciones. De este modo será honrado y glorificado...
Las capacidades otorgadas por el cielo no deben ser utilizadas para fines egoístas. Toda energía, toda dotación de capacidades son talentos que tienen que contribuir a la gloria de Dios usándolos en su servicio.
Sus dones han de ser entregados a los cambistas, para que él pueda recibir lo suyo con usura. Los talentos que capacitan a un hombre para el servicio le son confiados para que él mismo pueda ser un obrero idóneo, y para enseñar a ser útiles a otros que en algún sentido son deficientes.- Review and Herald, 1º de diciembre de 1904. 198
06. FE QUE OBRA.
¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
(Hebreos 11: 32-34.)
La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que nos conviene. Por eso nos induce a escoger su camino en lugar del nuestro. En vez de nuestra ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra debilidad, su fuerza; en vez de nuestra pecaminosidad, su justicia. Nuestra vida, nosotros mismos, ya somos suyos; la fe reconoce su derecho de propiedad, y acepta su bendición. La verdad, la justicia y la pureza han sido señaladas como los secretos del éxito en la vida. Es la fe la que nos pone en posesión de estos principios.
Todo buen impulso o aspiración es un don de Dios; la fe recibe de Dios la única vida que puede producir desarrollo y eficiencia verdaderos.
Se debería explicar claramente cómo se puede ejercer fe. Toda promesa de Dios tiene ciertas condiciones. Si estamos dispuestos a hacer su voluntad, toda su fuerza nos pertenece. Cualquier don que nos prometa se encuentra en la promesa misma. "La semilla es la palabra de Dios" (Luc. 8: 11). Tan ciertamente como se encuentra la semilla del roble en la bellota, se encuentra el don de Dios en su promesa. Si recibimos la promesa, recibimos el don.
La fe que nos capacita para recibir los dones de Dios, es en sí misma un don del cual se imparte una porción a cada ser humano. Aumenta a medida que se la usa para asimilar la Palabra de Dios. A fin de fortalecer la fe debemos ponerla a menudo en contacto con la Palabra.
Al estudiar la Biblia, el estudiante debería ser inducido a ver el poder de la Palabra de Dios. En ocasión de la creación,
"él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió".
El "llama las cosas que no son, como si fuesen" (Sal. 33:9; Rom. 4:17), porque cuando las llama, entonces existen.
La educación, pp. 253, 254. 199
07. EL DON DEL HABLA.
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
(2 Timoteo 4: 2.)
El poder del habla es un talento que debería ser diligentemente cultivado. De todos los dones que hemos recibido de Dios, ninguno es capaz de ser una bendición mayor que éste. Con la voz convencemos y persuadimos; con ella alabamos y oramos a Dios; y con ella contamos a otros del amor del Redentor. No se pronuncie ninguna palabra con imprudencia. Ninguna expresión maligna ni frívola, y ninguna queja irritada o sugerencia impura ha de escapar de los labios de quien sigue a Cristo.
Escribiendo por inspiración del Espíritu Santo, el apóstol Pablo dice: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca" (Efe. 4: 29). "Corrompida" no significa sólo una palabra soez. Implica cualquier expresión contraria a los santos principios y a la religión pura e incorruptible. Incluye indirectas impuras y encubiertas sugerencias del mal. A menos que se las resista inmediatamente, conducirán a grandes pecados.
Sobre cada familia y cada cristiano descansa el deber de cerrar el camino al lenguaje corrompido. Cuando estamos en la compañía de quienes hablan necedades, si fuera posible, es nuestro deber cambiar el tema de la conversación. Mediante la ayuda de la gracia de Dios, deberíamos tratar de introducir temas que dirijan la conversación hacia cauces provechosos.
Nuestras palabras deberían ser de alabanza y gratitud. La conversación revelará si la mente y el corazón están llenos del amor de Dios. No será difícil impartir lo que entra en nuestra vida espiritual. Grandes pensamientos, nobles aspiraciones, una clara percepción de la verdad, propósitos abnegados, ansias de piedad y de santidad, producirán su fruto en palabras que revelen el carácter del tesoro del corazón. Cuando Cristo sea así revelado en nuestra manera de hablar, tendrá el poder de ganar conversos para él.
Tenemos que hablar de Cristo a quienes no lo conocen. Debemos hacer lo que él hizo. Dondequiera se encontraba, en la sinagoga, por el camino, en el barco un poco alejado de la orilla, en la fiesta del fariseo o en la mesa del publicano, hablaba a los hombres de las cosas de la vida superior.- Signs of the Times, 2 de julio de 1902. 200
08. EL DON DEL CANTO.
¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. (Corintios 14: 15).
El Señor está llamando a su pueblo a iniciar diferentes líneas de trabajo misionero y a sembrar junto a todas las aguas. Hacemos sólo una pequeña parte de la obra que él desea que realicemos entre nuestros vecinos y amigos. Mediante la bondad hacia los pobres, los enfermos o los acongojados tendremos influencia sobre ellos, y la verdad divina hallará acceso a sus corazones. No debería pasarse por alto ninguna oportunidad como ésta para el servicio, pues constituye la acción misionera del más alto carácter que podamos realizar. La presentación de la verdad de casa en casa, con amor y simpatía, está en armonía con las instrucciones de Cristo a sus discípulos cuando los envió en su primera gira misionera.
Se necesita a los que tienen el don del canto. Este es uno de los medios más eficaces para imprimir verdades espirituales en el corazón. Mediante las palabras del canto sagrado, a menudo se abren las fuentes del arrepentimiento y la fe. Se debería educar a miembros de la iglesia, jóvenes y de mayor edad, para salir a proclamar este mensaje final al mundo. Si van con humildad, los ángeles de Dios los acompañarán enseñándoles cómo alzar sus voces en oración, cómo elevarlas en cantos y cómo proclamar el mensaje del evangelio para esta hora.
Jóvenes y señoritas, inicien la obra para la que Dios los llama. Cristo les enseñará a usar sus capacidades con buenos resultados. A medida que reciban la influencia renovadora del Espíritu Santo y procuren enseñar a otros, sus mentes serán renovadas, y podrán presentar palabras nuevas y maravillosamente hermosas a sus oyentes. Oren y canten, y hablen la Palabra...
Dios quiere que su pueblo reciba para impartir. Como testigos abnegados e imparciales, han de dar a otros lo que el Señor les dio a ellos. Y al ingresar en esta obra por cualquier medio a su alcance, procuren llegar a los corazones de una manera tal que eliminen el prejuicio en vez de crearlo. Estudien la vida de Cristo constantemente, y, siguiendo su ejemplo, trabajen como él lo hizo.
Review and Herald, 6 de junio de 1912. 201
09. EL DON DE SANIDAD.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. (Santiago 5: 14, 15.)
El poder de Cristo para detener la enfermedad en lo pasado ha sido revelado en forma admirable. Antes que fuéramos bendecidos con instituciones para ayudar a los enfermos en sus sufrimientos, mediante tratamientos diligentes y oraciones fervientes con fe en Dios tuvimos éxitos notables con casos aparentemente sin esperanza. Hoy el Señor invita a los que sufren a que tengan fe en él. La necesidad del hombre es la oportunidad de Dios.
"Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es, esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos" (Mar. 6: 1-6).
Con todo tratamiento que damos a los enfermos, debería ofrecerse oraciones sencillas y fervientes pidiendo la bendición de la salud. Señalemos a los enfermos al compasivo Salvador y su poder de perdonar y de sanar. Mediante su providencia gratuita pueden ser restaurados. A los sufrientes señalen a su Abogado en las cortes celestiales. Díganles que Cristo sanará al enfermo si se arrepiente y abandona la transgresión de las leyes de Dios. Hay un Salvador que se manifestará en nuestros sanatorios para sanar a los que se sometan a él. Los sufrientes pueden unirse con ustedes en oración, confesando su pecado y recibiendo el perdón.
Manuscript Releases, t. 8, pp. 267, 268. 202
10. PODER SANADOR MEDIANTE EL GRAN MEDICO.
Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. (Marcos 1: 32-34).
Al darnos a su Hijo, el Padre dio el don más costoso que el cielo podía conceder. Es nuestro privilegio usar este don al ministrar a los enfermos. Dependan de Cristo. Entreguen cada caso al gran Médico; permítanle que él dirija cada operación. La oración ofrecida con sinceridad y fe será escuchada. Esto dará confianza a los médicos y valor al sufriente.
Se me ha instruido que deberíamos conducir a los enfermos de nuestras instituciones a esperar grandes cosas por causa de la fe del médico en el gran Sanador, quien, en los años de su ministerio terrenal, recorrió las aldeas y los pueblos de la tierra y sanaba a todos cuantos venían a él. Ninguno fue rechazado; los sanó a todos. Induzcan a los enfermos a que perciban que, aunque invisible, Cristo está presente para traer alivio y sanidad.
Después de su resurrección, Cristo habló con sus discípulos y durante cuarenta días los instruyó acerca de su obra futura. El día de su ascensión, se encontró con ellos en un monte de Galilea que les había indicado. Y les dijo: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mat. 28: 18-20). Es el privilegio de cada médico y de cada sufriente creer en esta promesa; es la vida para todo creyente.
Letter B82, 1908 (Loma Linda Messages, p. 355). 203
11. EL DON DE SANIDAD NO REEMPLAZA A LAS INSTITUCIONES.
Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tú purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos.
(Lucas 5: 13, 14).
A menudo, unos u otros preguntan: "¿Por qué depender tanto de los sanatorios? ¿Por qué no oramos por un sanamiento milagroso del enfermo, como lo solía hacer el pueblo de Dios?" En los comienzos de nuestra obra muchos fueron sanados por la oración. Y algunos, después de haber sido curados, continuaron con los mismos malos hábitos del apetito que habían seguido anteriormente. No vivieron ni trabajaron para evitar la enfermedad. No mostraron aprecio por la bondad de Dios hacia ellos. Una y otra vez cosecharon el sufrimiento por su propio descuido y negligencia. ¿Cómo puede Dios, que les otorgó el don de la sanidad, ser glorificado así?
Cuando recibimos luz acerca de la necesidad de tener un sanatorio, se indicó claramente la razón. Hay muchos que necesitaban ser educados con respecto a la vida saludable. Debía proveerse un lugar adonde llevar al enfermo, para poder enseñársela cómo conservar la salud...
Se debería continuar con la exposición de temas como medio de enseñar a los pacientes acerca de cómo evitar la enfermedad gracias a una acción sabia. Mediante estas clases se puede mostrar a los enfermos que recae sobre ellos la responsabilidad de mantener el cuerpo en la condición más saludable, porque es la posesión adquirida del Señor. La mente, el corazón y el cuerpo fueron comprados por precio. "No sois vuestros... porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Cor. 6: 19, 20)...
En la providencia de Dios se ha dado instrucción de establecer sanatorios, a fin de que los enfermos sean atraídos a ellos, para aprender cómo vivir saludablemente. El establecimiento de sanatorios es una disposición providencial, mediante la cual la gente de todas las iglesias puede ser alcanzada y puesta en conocimiento de la verdad salvadora para este tiempo.
Manuscript Releases, t. 7, pp. 378, 379. 204
12. NO TODA SANIDAD PROCEDE DEL ESPÍRITU.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera, demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
(Mateo 7: 22, 23).
Necesitamos estar anclados en Cristo, arraigados y fundados en la fe. Satanás actúa mediante sus agentes. Elige a quienes no están bebiendo de las aguas vivas, cuyas mentes están sedientas por algo nuevo o extraño y siempre listas a beber de cualquier fuente que se les presente. Se escucharán voces que dirán: "Mirad, aquí está el Cristo". "Mirad, allí está", pero "no les creáis" (Mat. 24: 23). Tenemos evidencias inequívocas de la voz del verdadero Pastor, y él nos llama a que lo sigamos. Dice: "Yo he guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15: 10). El conduce a sus ovejas por el sendero de la sincera obediencia a la ley de Dios, pero nunca los estimula a la transgresión de ella.
"La voz de los extraños" es la voz de quien ni respeta ni obedece la ley santa, justa y buena. Muchos hacen gran profesión de santidad, y se jactan de las maravillas que realizan al sanar a los enfermos, cuando en realidad ellos no toman en cuenta esta gran norma de justicia. Entonces, ¿mediante el poder de quién realizan tales sanamientos?
Si los que ejecutan estos sanamientos están dispuestos, por causa de esas manifestaciones, a excusar su desobediencia a la ley de Dios y continúan en esta actitud, aunque desplieguen toda clase de poder, eso no quiere decir que tengan el poder de Dios. Por el contrario, es el poder del gran engañador el que obra los milagros. Transgrede la ley moral, y emplea todo artificio que puede para impedir que los hombres disciernan su verdadero carácter. Se nos advierte que en los últimos días obrará con señales y milagros mentirosos. Continuará con estos portentos hasta el fin del tiempo de gracia, para usarlos como evidencia de que es un ángel de luz y no de oscuridad.
Review and Herald, 17 de noviembre de 1885. 205
13. OCURRIRÁN OTRA VEZ MILAGROS VERDADEROS.
Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apocalipsis 14: 12).
La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a cumplir en tiempos de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. Esos son los "tiempos de refrigerio" en que pensaba el apóstol Pedro cuando dijo: "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo" (Hech. 3: 19, 20).
Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres (Apoc. 13: 13). Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad.
El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y brotará y dará frutos. Las publicaciones distribuidas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fue impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de obedecerla. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los sinceros hijos de Dios romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos de familia y las relaciones de la iglesia serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquier otra cosa. A pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor.- El gran conflicto, pp. 669, 670. 206
14. EL DON DE LENGUAS: FACILIDAD PARA IDIOMAS EXTRANJEROS.
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? (Hechos 2: 5-8.)
"Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen" (Hech. 2: 3, 4). El Espíritu Santo, asumiendo la forma de lenguas de fuego, descansó sobre los que estaban congregados. Esto era un emblema del don entonces concedido a los discípulos, que los habilitaba para hablar con facilidad idiomas antes desconocidos para ellos. La apariencia de fuego significaba el celo ferviente con que los apóstoles iban a trabajar, y el poder que iba a acompañar su obra.
"Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo" (Hech. 2: 5). Durante la dispersión, los judíos habían sido esparcidos por casi todos los lugares del mundo habitado, y en su destierro habían aprendido a hablar varios idiomas. Muchos de esos judíos estaban en esa ocasión en Jerusalén, asistiendo a las festividades religiosas que se celebraban. Toda lengua conocida estaba representada por la multitud allí reunida. Esta diversidad de idiomas hubiera sido un gran obstáculo para la proclamación del evangelio; por lo tanto, Dios suplió de una manera milagrosa la deficiencia de los apóstoles. El Espíritu Santo hizo por ellos lo que los discípulos no hubieran podido llevar a cabo en todo el curso de su vida. Ellos podían ahora proclamar las verdades del evangelio extensamente, pues hablaban con corrección los idiomas de aquellos por quienes trabajaban.
Este don milagroso era una evidencia poderosa para el mundo de que la comisión de ellos llevaba el sello del cielo. De allí en adelante, el habla de los discípulos fue pura, sencilla y correcta, ya hablaran en su idioma nativo o en idioma extranjero.
Los hechos de los apóstoles, pp. 32, 33. 207
15. LENGUAS: PARA PREDICAR EL EVANGELIO.
Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. (1 Corintios 14: 9-11).
Los ministros que sirven con la palabra y la doctrina deberían ser obreros cabales, y presentar la verdad en toda su pureza, pero con sencillez. Deberían también alimentar al rebaño con alimento limpio, debidamente aventado. Hay estrellas errantes que profesan ser ministros enviados por Dios, que predican el sábado de un lugar a otro, pero al tener la verdad mezclada con el error, confunden a la gente con su mezcolanza de posiciones discordantes. Satanás los ha introducido para fastidiar a los incrédulos que son inteligentes y sensibles.
Algunos de ellos hablan mucho acerca de los dones, y a menudo causan mucha ansiedad. Se entregan a emociones turbulentas y excitantes y producen sonidos ininteligibles que ellos llaman el don de lenguas. Cierta clase de personas parecen quedar encantadas con estas extrañas manifestaciones. Un espíritu raro conduce a esta gente. Están listos para aplastar y pasar por sobre cualquiera que los reprenda. El Espíritu de Dios no está en esa actitud y tampoco ayuda a tales obreros. Tienen otro espíritu, y sin embargo, dichos predicadores logran éxito con ese tipo de personas. Esto aumentará grandemente el trabajo de los siervos a quienes Dios enviará, y que están calificados para presentar el sábado y los dones de manera apropiada a la gente, y cuya influencia y ejemplo son dignos de imitar.
La verdad debería ser presentada de una forma que la haga atractiva a las mentes inteligentes. No somos comprendidos como pueblo, sino que nos consideran como pobres, de mente débil, baja y degradada. Por esto, cuán importante es que en todos los que enseñan, y cuantos crean la verdad, sean muy evidentes los efectos de una influencia santificadora, y que sus vidas nobles y consecuentes muestren a los no creyentes que ellos han sido engañados con respecto a este pueblo. Cuán grande es la importancia de que se elimine de la causa de la verdad todo lo que parezca una excitación falsa y fanática; que la verdad se levante sobre sus propios méritos y revele su verdadera pureza y carácter exaltado. -Testimonies, t. 1, p. 414. 208
16. PREDICAR A CRISTO: MÁS IMPORTANTE QUE LENGUAS Y MILAGROS.
¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
(1 Corintios 14: 26).
Hay una gran obra que hacer en nuestro mundo. Hombres y mujeres deben ser convertidos, pero no por el don de lenguas ni por la realización de milagros, sino por la predicación de Cristo crucificado. ¿Por qué postergar el esfuerzo de hacer un mundo mejor? ¿Por qué esperar que se produzca alguna maravilla o se provea algún instrumento costoso? No importa cuán humilde sea su esfera y cuán modesto su trabajo, si obra en armonía con las enseñanzas del Salvador, Jesús se revelará por su intermedio y su influencia atraerá a las personas hacia él. Si buscan servir fervientemente al Señor, él honrará a los mansos y humildes. En todo lo que hagamos, sea en el taller, en la granja o en la oficina, actuemos como para convertir a las personas.
Sembremos junto a todas las aguas, manteniendo el amor de Dios en nosotros, trabajando mientras es de día, y usando todos los medios que se nos confiaron para el servicio del Maestro. Todo lo que nuestras manos encuentren para hacer, debemos realizarlo con alegría; todo sacrificio que se nos pida, tenemos que hacerlo alegremente. Al sembrar junto a todas las aguas, percibamos la verdad de las palabras: "El que siembra generosamente, generosamente también segará"
(2 Cor. 9: 6).
Debemos todo a la gracia, al don soberano de Dios. La gracia conquistó nuestra redención, nuestra regeneración y nuestra adopción como herederos con Jesucristo. Que esta gracia sea revelada a otros.
El Salvador toma a quienes descubre que son moldeables y los usa para gloria de su nombre. Emplea el material que otros pasarían por alto, y obra en todos los que se entregan a él. Se deleita en tomar elementos aparentemente sin posibilidades -a quienes Satanás ha degradado y por medio de quienes ha trabajado-, y los convierte en objetos de su gracia. Se regocija en librarlos del sufrimiento y de la ira que está a punto de caer sobre los desobedientes. Convierte a sus hijos en sus agentes para la realización de esta obra; y en el éxito que alcanzan, aún en esta vida, ellos encuentran una preciosa recompensa. Review and Herald, 5 de enero de 1905. 209
17. BUSCANDO UN CAMINO MÁS EXCELENTE.
Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente. (1 Corintios 12: 31).
Algunos están en peligro de ceder a la envidia porque otro podría lograr la supremacía. Están expuestos a no reconocer los dones de sus colaboradores como tan necesarios para el éxito de la obra como los suyos propios. Pero el verdadero amor a Dios lleva consigo la confianza verdadera y respetuosa. Y quien ama a Dios amará también a su hermano.
No debe existir mandoneo, ni dominación, ni autoritarismo. El amor de Dios debe fluir a través de la existencia como una corriente de vida generadora y sanadora. El espíritu, las palabras y los actos de cada obrero tienen que mostrar que es consciente de que actúa en lugar de Cristo. Sabe que el poder que recibe del gran Maestro es para educar a otros, y no para dominar o mandar. Debe acudir a Cristo como quien desea aprender cómo instruir y ayudar a otros.
El contentamiento paciente y alegre es uno de los "mejores dones". Así también el coraje para seguir en el sendero del deber, aun cuando éste nos separe de los amigos. Pero el valor de la convicción nunca debe conducir a la obstinación que lleva al hombre a aferrarse a sus propias ideas. Que todos velen y oren.
El talento del habla es un don maravilloso, que puede ser un gran poder para el bien o para el mal.
La capacidad intelectual, el buen gusto, la habilidad, el refinamiento y la verdadera exaltación son elementos que Dios usa para su obra. Pero primero deben ser puestos bajo sujeción. La presencia del Señor ha de ser un poder controlador. Aquellos cuyos corazones se unan con el de Cristo, estarán adaptados a su voluntad y lo manifestarán en sus deseos y prácticas.
Fervientemente tenemos que aspirar a los mejores dones, pero esto no significa que intentaremos ser los primeros. Debemos buscar anhelosamente seguir el ejemplo de Cristo, a fin de ser heraldos de su evangelio. Esto es religión verdadera. Vendrán las tentaciones; las sospechas y las malas conjeturas harán difícil conservar el espíritu de la vida superior; sin embargo, el Señor desea que caminemos hacia adelante en su bendita y santa luz.
Pacific Union Recorder, 26 de julio de 1906. 210
18. DIOS PUEDE USAR LAS HABILIDADES COMUNES.
Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte. (Exodo 35: 30, 31).
La habilidad en las artes comunes es un don de Dios. El provee tanto el don como la sabiduría para usarlo correctamente. Cuando deseaba que se hiciera el tabernáculo, dijo: "Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte" (Exo. 31:2, 3). Mediante el profeta Isaías, el Señor dijo: "Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho. El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra? Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado? Porque su Dios le instruye y le enseña lo recto; que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo. También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría" (Isa. 28: 23-29).
Dios otorga sus dones según le agrada. Concede un don a una persona, y otro don a otra, pero todos son para beneficio de todo el cuerpo. Está de acuerdo con el designio de Dios que unos sirvan en un ramo de trabajo y otros en otros ramos, sirviendo todos bajo el mismo Espíritu. El reconocimiento de este plan será una salvaguardia contra la emulación, el orgullo, la envidia o el desprecio recíproco. Fortalecerá la unidad y el amor mutuo.
Consejos para los maestros, p. 240 (ed. ACES, 1948). 211
19. PERSONAS COMUNES DOTADAS PARA SERVIR.
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. (1 Samuel 16: 7).
Dios no acepta a los hombres por causa de sus habilidades, sino porque lo buscan a él deseando recibir su ayuda. Dios no capta las cosas como el hombre. Tampoco juzga por las apariencias. Escudriña el corazón y juzga rectamente. Dice así: "Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra" (Isa. 66: 2).
El Señor acepta y tiene comunión con sus humildes y modestos seguidores, porque en ellos ve el más precioso material que soportará la prueba de la tormenta y la tempestad, el calor y la presión.
Al trabajar para el Maestro nuestro propósito debería ser que su nombre sea glorificado en la conversión de los pecadores. Los que trabajan para ganar aplausos no son aprobados por Dios.
El Señor utiliza muchos dones en su obra de salvar a los perdidos. En el futuro, hombres comunes serán impresionados por el Espíritu de Dios a dejar sus tareas para salir y proclamar el último mensaje de misericordia. Para que el éxito corone sus esfuerzos se los deberá fortalecer y animar, y preparar para el servicio tan rápidamente como sea posible. Cooperarán con los agentes celestiales invisibles, porque están dispuestos a gastarse y ser gastados en el servicio del Maestro. Son colaboradores de Dios, y sus hermanos deben desearles éxito, orando por ellos cuando salen a cumplir la gran comisión. Ninguno está autorizado a estorbar a tales mensajeros. Deberán ser tratados con el mayor de los respetos. No deben pronunciarse palabras de burla acerca de ellos mientras siembran la semilla del evangelio en los lugares difíciles de la tierra. -Review and Herald, 4 de julio de 1907. 212
20. NINGÚN DON ES SUPERIOR O INFERIOR.
Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. (Marcos 13: 34).
Jesús está ministrando en el santuario celestial, pero también está con sus servidores. Dice: "Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mat. 28: 20). Es el Director espiritual de su iglesia sobre la tierra, y desea ver a los feligreses determinados a trabajar en armonía para el avance de su reino. El gran Maestro estableció una sucesión de servidores confiriéndoles su autoridad. Escogió para su obra a hombres de talentos variados y diferentes habilidades, los cuales podrían no ser los que usted elegiría, pero que pasarán por una experiencia que lo llevará a ver que Dios exalta a quienes usted considera inferiores.
Cuando se realice el juicio y se abran los libros, muchos se sorprenderán por la evaluación del carácter que Dios hace. Se darán cuenta de que él no mira como el hombre lo hace; que su juicio no es como el de los hombres. Lee el corazón. Conoce los motivos que impulsan las acciones, y reconoce y ensalza cada esfuerzo fiel hecho en su honor. El Señor utiliza diversos dones en su obra. Que ningún obrero piense que sus talentos son superiores a los de otro. Permitan que Dios sea el juez. El prueba y aprueba a sus siervos, y hace una evaluación justa de sus habilidades. Él ha puesto en la iglesia una variedad de dones como para afrontar todas las necesidades de la diversidad de mentes con las cuales sus obreros entrarán en contacto.
El Señor ha dado a cada hombre su tarea, y cada creyente ha de hacer la obra que el Señor le dio. No todos tienen los mismos dones o disposición. Sin embargo, todos necesitan sentir diariamente el poder convertidor del Espíritu Santo a fin de llevar mucho fruto para el Señor. No es el que predica el evangelio quien provee la eficiencia que trae éxito a sus esfuerzos. Es el Obrero invisible que está detrás del ministro quien convence y convierte a las personas.
Bible Training School, 1º de noviembre de 1909. 213
21. MÁS DONES: MÁS RESPONSABILIDAD.
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. (Mateo 25: 14, 15.)
A cada hombre se le dio su tarea. Uno puede no ser capaz de hacer la obra para la cual otro ha sido adiestrado y educado. Pero el trabajo de cada hombre debe comenzar en el corazón, y no depender de una teoría de la verdad. La labor de quien se entrega a Dios y coopera con los agentes divinos revelará que un obrero es capaz y sabio, y que percibe cómo debe adaptarse a cada situación. La raíz debe ser santa, o no habrá fruto santo. Todos han de ser coobreros con Dios. El yo no debe destacarse. El Señor entregó talentos y habilidades a cada persona, y quienes hayan sido más altamente favorecidos con oportunidades y privilegios para escuchar la voz del Espíritu, tendrán mayor responsabilidad para con Dios.
Los que son representados como teniendo un solo talento también tienen una obra que hacer. Al comerciar, no con pesos sino con centavos, deben emplear su habilidad con diligencia, decididos a no fracasar ni a desanimarse. Pidan con fe y dependan del Espíritu Santo para trabajar en favor de los incrédulos. Si dependieran de sus propias fuerzas, fracasarían. Quienes utilicen fielmente el único talento que poseen, escucharán con la misma alegría la bendita felicitación dirigida tanto a ellos como a los que han recibido muchos dones y los utilizaron con sabiduría: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mat 25: 21, 23).
El Señor considera el espíritu de humildad con que se hace la obra. Quien recibe sólo un talento tiene una influencia que ejercer; su obra es necesaria. Al perfeccionar su propio carácter, y al aprender en la escuela de Cristo, ejercerá una influencia que ayudará a perfeccionar el carácter de quienes tienen mayores responsabilidades, los cuales se hallaban en peligro de edificarse a sí mismos y de descuidar algunas cosas pequeñas, pero importantes, que ese hombre fiel de un solo talento consideraba con cuidado diligente.
Notebook Leafiets, t. 1, pp. 129, 130. 214
22. LOS JÓVENES DOTADOS PARA SER CANALES VIVIENTES.
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. (1 Timoteo 4: 12-14).
Cada joven debería considerarse de valor ante Dios, porque ha sido dotado del don más valioso que puede otorgarse. Es su privilegio ser un canal viviente mediante el cual Dios puede transmitir los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo.
Nuestros pecados pueden ser como montañas ante nosotros, pero si humillamos nuestro corazón y los confesamos, confiando en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado, seremos perdonados y limpiados de nuestra impiedad. Nuestra salvación revela la profundidad del amor del Salvador. Si aceptamos esta salvación, nuestro testimonio será: "En quien tenemos redención por su sangre" (Efe. 1: 7). La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús nos ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó y se dio a sí mismo por nosotros.
Es aquí, justamente aquí, en el mundo, donde debemos utilizar nuestros talentos. Tenemos que guiar a las personas al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). Es nuestra tarea y, mediante nuestras vidas, debería ser nuestro placer presentar las insondables riquezas de Cristo. Podemos progresar diariamente en el sendero de la santidad, y sin embargo encontrar mayores alturas que alcanzar. Cada ejercicio de los músculos espirituales y todo esfuerzo del corazón y la mente traerán a luz la abundancia de la provisión de gracia que necesitamos para avanzar. Cuanto más meditemos en los temas eternos, tanto más revelaremos los méritos del sacrificio del Salvador, la protección de su justicia, la plenitud de su sabiduría y su poder para presentarnos ante el Padre sin mancha, ni arruga ni cosa semejante. The Youth's Instructor, 30 de noviembre de 1899. 215
23. LAS MUJERES DOTADAS PARA BENEFICIAR A LA HUMANIDAD.
Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el, Salvador del mundo, el Cristo.
(Juan 4: 39-42).
Las mujeres pueden hacer una gran; obra para Dios, siempre y cuando primero aprendan la preciosa e importante lección de la mansedumbre en la escuela de Cristo. Podrán beneficiar a la humanidad si presentan la suficiencia plena que encontramos en Jesús. Cuando cada feligrés perciba su responsabilidad individual, y cuando humildemente emprenda la tarea que tiene por delante, tendrá éxito. Dios da a cada persona su obra de acuerdo con la habilidad que posee.
No será una tarea fácil trabajar para el Maestro en esta época. Pero cuánta perplejidad se podría evitar si los obreros dependieran continuamente de Dios y consideraran debidamente las instrucciones que él dio. Nos dice: "De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría". (Rom. 12: 6-8).
Este es un tema que requiere un estudio crítico y cuidadoso. Se cometen no pocos errores cuando las personas no obedecen esta instrucción. Muchos a quienes se les confía una tarea modesta para hacer para el Maestro, pronto se sienten insatisfechos al pensar que ahora deberían ser maestros y líderes. Quieren dejar su humilde ministerio que es tan importante como el de mayores responsabilidades. Quienes se dedican a la visitación llegan a pensar que cualquiera puede hacer esta tarea de hablar palabras de simpatía y ánimo y de conducir a las personas en forma humilde y serena a una correcta comprensión de las Escrituras. Pero es una obra que demanda mucha gracia, mucha paciencia y una dotación siempre creciente de sabiduría.
Manuscript Releases, t. 11, pp. 278, 279. 216
24. MADRES DOTADAS PARA NUTRIR A SUS HIJOS.
Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. (2 Timoteo 1: 5).
La obra de la madre es la tarea que Dios le dio: criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor. El amor y el respeto a Dios debieran mantenerse siempre ante sus tiernas mentes. Cuando se los corrija, hay que enseñarles a sentir que es Dios quien los amonesta, y que le desagradan el engaño, la mentira y la maldad. De este modo, las mentes de los pequeños pueden estar tan conectadas con el Creador que todo lo que hagan o digan tendrá referencia a su gloria; en años posteriores no serán como una caña agitada por el viento, oscilando siempre entre las inclinaciones y el deber.
Si durante sus años tiernos la mente de los niños se llena de imágenes placenteras de verdad, de pureza y de bondad, se formará en ellos el gusto por lo que es puro y elevado, y su imaginación no será fácilmente corrompida o contaminada. En cambio, si se sigue la conducta opuesta, si la mente de los padres se espacia continuamente en escenas viles, si su conversación se explaya sobre rasgos defectuosos de carácter, y si forman el hábito de quejarse por la conducta de otros, los pequeños aprenderán las palabras y expresiones de desprecio, y seguirán el ejemplo perjudicial. En su vida futura, esa mala impresión se adherirá a ellos como una mancha de lepra.
Las semillas sembradas en la infancia por una madre cuidadosa y temerosa de Dios producirán árboles de justicia que florecerán y darán fruto. Las lecciones dadas por precepto y por ejemplo por un padre temeroso de Dios, con el tiempo producirán, como en el caso de José, una cosecha abundante.
¿Analizarán los padres su obra de educar y adiestrar a sus hijos, y considerarán si han cumplido todo su deber con esperanza y fe para que estos niños lleguen a ser una corona de gozo en el día del Señor? ¿Habrán trabajado por el bienestar de sus hijos de tal manera que Jesús, mediante el don de su Espíritu, al mirarlos desde el cielo pueda santificar sus esfuerzos? Padres, de ustedes depende el preparar a sus hijos para ser de máxima utilidad en esta vida, y para compartir con ellos al final la gloria que ha de venir.
Good Health, 1º de enero de 1880. 217
25. ESTUDIANTES DOTADOS PARA SER TESTIGOS.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
(2 Timoteo 2: 15).
Estén los maestros y los estudiantes atentos para aprovechar las oportunidades de confesar a Cristo en su conversación. Tal testimonio será más eficaz que muchos sermones...
Estudiantes, haced que vuestra vida escolar sea tan perfecta como fuere posible. Pasaréis por este camino una sola vez, y son preciosas las oportunidades a vosotros concedidas. No sólo habréis de aprender a practicar las lecciones de Cristo. Mientras os educáis, tenéis oportunidad de hablar de las maravillosas verdades de la Palabra de Dios. Aprovechad toda oportunidad. Dios bendecirá cada minuto pasado de esta manera. Conservad vuestra sencillez y vuestro amor por las personas, y el Señor os conducirá por su senda segura. La rica experiencia que adquiráis será de más valor para vosotros que el oro, la plata o las piedras preciosas.
No sabéis a qué puesto podréis ser llamados en lo futuro. Dios puede usaros como empleó a Daniel, para comunicar el conocimiento de la verdad a los poderosos de la tierra. Os incumbe decir si tendréis la habilidad y el conocimiento necesarios para hacer, esta obra. Dios puede daros habilidad en todo vuestro saber. Puede ayudaros para que os adaptéis a los ramos de estudio que emprendáis. Haced que vuestro primer interés consista en adquirir principios correctos, nobles y elevadores. Dios desea que testifiquéis por él. No quiere que permanezcáis inmóviles; quiere que corráis en el camino de sus mandamientos.
Cristo desea emplear a todo estudiante como su agente. Habéis de cooperar con Aquel que dio su vida por vosotros. ¡Qué ricas bendiciones recibirían nuestras escuelas si maestros y estudiantes se consagrasen, de corazón, mente, alma y fuerza, al servicio de Dios, para ser su mano auxiliadora! ¡Su mano auxiliadora! Esto es lo que podéis ser si os entregáis a su custodia. Él os conducirá con seguridad y os capacitará para que hagáis sendas rectas para vosotros mismos y para los demás. Os dará conocimiento, sabiduría e idoneidad para un servicio más completo.
Consejos para los maestros, pp. 429, 430 (ed. ACES, 1948). 218
26. COLPORTORES DOTADOS PARA TESTIFICAR.
Sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas. (Hechos 20: 19, 20).
Por la luz que Dios me ha dado, descansa mucha responsabilidad sobre los colportores. Ellos deberían salir a su trabajo preparados para explicar las Escrituras, y no deberían decir o hacer nada que ate sus manos. Si ellos ponen su confianza en el Señor mientras viajan de un lugar a otro, los ángeles de Dios los rodearán; pondrán en sus labios palabras que traigan luz, esperanza y valor a muchas personas. Si no fuera por la obra de los colportores, muchos nunca oirían la verdad.
De todos los dones que Dios ha dado al hombre, ninguno es más noble ni de una bendición mayor que el don del habla, si es santificado por el Espíritu Santo. Con la lengua convencemos y persuadimos; con ella ofrecemos oraciones y alabanza a Dios, y con ella transmitimos valiosos pensamientos acerca del amor del Redentor Mediante esta obra el colportor puede esparcir semillas de verdad, iluminando muchas mentes con la luz de la Palabra de Dios.
Sinceramente espero que ninguna mente reciba la impresión de que un ministro del evangelio se empequeñece cuando colporta. Escuchen el testimonio del apóstol Pablo: "Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciamos y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe, en nuestro Señor Jesucristo" (Hechos 20: 18-21). El elocuente Pablo, a quien Dios se manifestó en forma notable, iba de casa en casa, con toda humildad de corazón, y con muchas lágrimas y pruebas.
The Home Missionary, 1º de noviembre de 1896. 219
27. PASTORES Y MAESTROS HAN DE CONSTRUIR LA UNIDAD.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4: 11-13).
A quienes deben ser sus agentes humanos el Señor ha dado talentos de capacidad y medios e influencia de acuerdo con su habilidad, para que en su servicio empleen estos dones con sabiduría. Asignó a cada hombre su obra. "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros".
¿Por qué designar diversos obreros? "A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo"
(Efe. 4: 12-15).
De este texto podemos aprender que el Señor tiene designados sus obreros, y que la obra a ellos confiada tiene en vista un objetivo definido. Profetas, apóstoles, evangelistas, pastores y maestros, todos han de trabajar para la perfección de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. ¿Este objetivo no es digno de cuidadosa atención? ¿No podemos discernir que en algún aspecto especial de la obra en favor de la iglesia ha habido descuido para que los santos no llegaran a la perfección que Dios espera? Si la tarea del ministerio se hubiera hecho, la iglesia habría sido edificada y educada para la gran obra a ella entregada. La verdad se habría presentado de tal manera que el Espíritu del Señor habría actuado sobre los corazones, y los pecadores se habrían convencido y convertido, y ya habrían tomado su lugar como seguidores de Cristo.
Review and Herald, 7 de marzo de 1893. 220
28. LA RESPONSABILIDAD DE CADA HOMBRE, MUJER Y NIÑO.
Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel sobre mucho te pondré entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25: 20, 21.)
La parábola de los talentos debería ser materia de estudio y oración más cuidadosos, porque tiene una aplicación personal para cada hombre, mujer y niño que posean la capacidad de razonamiento. La obligación y responsabilidad están en proporción a los talentos que Dios concede a cada uno. No hay un solo seguidor de Cristo que no tenga un don peculiar para usar y del cual es responsable ante Dios.
Muchos han presentado excusas por no cumplir su servicio a Cristo diciendo que otros tienen mayores dones o ventajas que ellos. Ha prevalecido la opinión de que sólo los que tienen talentos especiales deben santificar sus capacidades para el servicio de Dios. Se ha llegado a entender que los dones se dan sólo a unos que son favorecidos con exclusión de otros, quienes, por supuesto, no son llamados a compartir las penurias o las recompensas. Pero en la parábola el asunto no se presenta de este modo. Cuando el señor de la casa llamó a sus siervos, dio a cada uno su obra.
Toda la familia de Dios está incluida en la responsabilidad de usar los bienes de su Señor. Cada persona, desde la más insignificante y desconocida hasta la más importante y exaltada, es un agente moral dotado con capacidades por las cuales tiene responsabilidades ante Dios. En grado mayor o menor, todos están a cargo de los talentos de su Señor. Las capacidades espirituales, mentales y físicas, la influencia, la posición, las posesiones, los afectos y simpatías, todos son talentos preciosos para ser usados en la causa del Maestro, y cuyo fin es la salvación de las personas por las que él murió.
¡Cuán pocos aprecian estas bendiciones! ¡Cuán pocos buscan aprovechar sus talentos e incrementar su utilidad en el mundo! El Maestro ha dado a cada persona su obra; la confianza depositada en él está en armonía con su habilidad, y en proporción con su capacidad. Dios requiere que cada uno sea un obrero en su viña. Usted ha de realizar la tarea que le fue asignada, y ha de hacerla con fidelidad.- Review and Herald, 1º de mayo de 1888. 221
29. PIDAMOS LOS DONES.
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
(Santiago 1: 5).
Quienes piden porque desean impartir no serán chasqueados. Dios recompensará a quienes vienen a él con fe sincera. Nos asegura que el pensamiento de su majestad y soberanía no debe atemorizamos. Nos dará mucho más abundantemente de lo que pedimos si vamos al trono de su gracia. Al suplir nuestras demandas destaca su soberanía como motivo de confianza en su grande y generosa abundancia. Se compromete a escuchar nuestras oraciones, asegurándonos que las oirá. Condesciende a apelar desde el instinto de la ternura paternal hasta la infinita benevolencia de Aquel a quien pertenecemos por creación y por redención. Nos dice: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Luc. 11: 13). Los necesitados y hambrientos en espíritu nunca suplicarán en vano...
En vista de esto, díganme: ¿Quiénes deberían aparecer con rostros más luminosos, radiantes y alegres que quienes viven por fe en el Hijo de Dios? En él los necesitados y hambrientos encuentran saciedad para todas sus carencias. Pero no olvidemos, quienes han recibido de Dios las cosas buenas de esta vida deben ser sus manos ayudadoras para satisfacer la indigencia de los pobres. Tienen que asociarse a él como obreros. Deben ser sus mayordomos de confianza, y usar sus bienes para el avance de la obra de Dios. Así su nombre será glorificado.
El Señor desea emplear a la iglesia como un canal mediante el cual pueda transmitir su liberalidad. Si su pueblo mantuviera abierto este conducto, recibiendo los dones espirituales y temporales de su gracia para impartirlos a los necesitados, no habría ningún enfermo descuidado ni huérfano llorando por alimento. Las viudas y los huérfanos cantarían de gozo.
Dios ha dado al hombre el más valioso de sus dones. Ha procedido así para que el hombre pueda distribuir la abundancia de la gracia divina. Bible Echo, 12 de agosto de 1901. 222
30. SE PROMETE AYUDA PARA ENCONTRAR EL DON PERSONAL.
Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. (1 Corintios 12: 11).
Debemos ser guiados y controlados por el mismo Espíritu, pero, para que esto sea así, no es necesario que todos tengan los mismos dones. "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo" (1 Cor. 12: 4-6), a fin de conducir estas diferentes funciones a un desempeño en perfecta armonía. Dios estableció a cada miembro en el cuerpo según su beneplácito. A cada persona le asignó un lugar y una obra específica. Si usted tiene alguna duda en cuanto a la suya, ore a Dios para que lo guíe; le asignará su obra. Dios nos ha dicho expresamente que ha colocado a cada persona en su puesto.
"Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere" (1 Cor. 12: 8-11).
"Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo... Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres... Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efe. 4: 7-13). Aquí se muestra a todos los miembros de la iglesia de Dios actuando en sus diferentes funciones, bajo la supervisión del gran maestro Obrero, quien sabe exactamente qué debe hacer cada uno de los que están a su servicio para atender las necesidades que surgen.
Bible Training School, 1º de abril de 1903. 223
31. SINTAMOS LA NECESIDAD DE LOS DONES ESPIRITUALES.
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. (1 Timoteo 1: 12- 14).
Quienes quieran tener éxito en ganar conversos para Cristo deben llevar consigo la influencia del Espíritu Santo. Pero, cuán poco se conoce respecto a su actuación. Se ha dicho muy poco acerca de la importancia de estar imbuidos del Espíritu Santo. Sin embargo, es mediante el Espíritu Santo como las personas son atraídas a Cristo, y sólo por su poder el ser humano puede ser purificado. El Salvador dijo: "Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado de justicia y de juicio" (Juan 16: 8).
Cristo ha prometido el don del Espíritu Santo a su iglesia, pero cuán poco se aprecia esta promesa y se siente este poder en ella. Además, pocas veces se habla acerca de este poder a la gente. El Salvador dijo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hech. 1: 8). Con la recepción de esta virtud todos los demás dones son nuestros.
Necesitamos tener este don de acuerdo con la plenitud de las riquezas de la gracia de Jesús, puesto que él está listo a darlo a cada persona de acuerdo con su capacidad de recibir. Entonces, no quedemos satisfechos con sólo un poco de esta bendición, apenas una medida que nos evite la somnolencia moral, sino que seamos diligentes en buscar la abundancia de la gracia de Dios.
Permita Dios que su poder convertidor se sienta en toda esta gran congregación. Oh, que el poder de Dios descanse sobre su pueblo. Lo que necesitamos diariamente es piedad. También necesitamos escudriñar cada día las Escrituras, y orar fervientemente que el poder del Espíritu Santo nos haga idóneos para ocupar nuestro lugar en su viña. Ninguno está preparado para educar y fortalecer a la iglesia a menos que haya recibido el don del Espíritu Santo.
Review and Herald, 29 de marzo de 1892. RP EGW
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