01. CON NOSOTROS PERMANENTEMENTE.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. (Juan 14: 18).
Cristo deseaba que sus discípulos entendieran bien que él no los abandonaría. "No os dejaré huérfanos -declaró-; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis" (Juan 14: 18, 19). ¡Preciosa y gloriosa garantía de vida eterna! Aunque tenía que ausentarse, la relación que ellos podrían tener con él era la misma que existe entre un niño y sus padres.
"En aquel día -Continuo diciendo- vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros" (Juan 14: 20). Deseaba que sus discípulos entendieran bien la diferencia que hay entre los que son de este mundo y los que están en Cristo. Estaba próximo a morir, pero anhelaba que tuvieran la certeza de que volvería a vivir. Y después de la ascensión, aunque para los discípulos estuviera ausente, sin embargo, mediante la fe podrían verlo, conocerlo y saber que él continuaría teniendo el mismo interés y amor que les manifestó cuando estuvo con ellos...
Podemos saber qué les prometió a los discípulos porque ellos mismos nos transmitieron su mensaje. El Consolador nos pertenece a nosotros tanto como a ellos en todo tiempo y lugar, en toda tristeza y aflicción, cuando la perspectiva parece sombría y el futuro incierto, o cuando sentimos que estamos solos y desamparados. Esas son las situaciones cuando el Consolador es enviado en respuesta a la oración de fe.
No hay quien nos consuele como lo hace Cristo, tan tierno y verdadero. Él es sensible a nuestros sentimientos de flaqueza. Su Espíritu habla a nuestros corazones. Las circunstancias pueden separarnos de nuestros amigos, y el inmenso y agitado océano interponerse entre nosotros y ellos. Aunque la amistad sincera de ellos se mantenga, podría ser que su incapacidad no les permita hacer por nosotros algo que agradeceríamos muchísimo. Sin embargo, no hay situaciones ni distancias que puedan separarnos de nuestro Consolador celestial. Doquiera estemos o vayamos, siempre estará a nuestro lado quien nos fue dado en lugar de Cristo, y actuará en su nombre. Siempre estará presente para confortamos con expresiones apacibles que sustentan, sostienen, afianzan, defienden y alegran.
La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en cada creyente. Actúa en y por intermedio de todos los que reciben a Cristo. Los que aceptan que el Espíritu habite en ellos, el fruto de su vida lo hará evidente: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad y fe.
Review and Herald, 26 de octubre de 1897. 133
02. EN TIEMPO DE PRUEBAS.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (Hebreos 4: 15).
Cristo reside en el que lo acepta por la fe. Al creyente puede sobrevenirle pruebas, sin embargo el Señor lo acompañará. La zarza ardiente no fue consumida por la presencia del Señor. Las llamas no destruyeron ni una fibra de sus hojas. Lo mismo sucederá con el débil agente humano que pone su confianza en Jesús. El horno de la tentación puede arder, la persecución y la prueba sobrevenir, pero únicamente la escoria será consumida. Semejante al oro, el proceso de la purificación le dará más brillo.
Quien está en el corazón del creyente fiel es mucho mayor que aquel que controla la vida de los infieles. No se queje de las pruebas que le sobrevengan. En ese momento, recuerde centrar su atención en Cristo, cuya divinidad se revistió de humanidad para que podamos comprender cuán fuerte es su interés por nosotros. Su identificación plena con la humanidad doliente lo prueba. El gustó la amarga copa de la tristeza humana, y, a semejanza nuestra, fue tentado en todo, a fin de que al ser asaltados por el maligno podamos recibir el socorro oportuno.
El dice: "Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre" (Isa. 13: 12). Lo hará dándole el Espíritu Santo. También asegura: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Lucas 11: 13).
El Señor nos ha orientado para que en Dios veamos a un Padre y lo consideremos como la fuente del afecto, el manantial de ese amor que a lo largo de los siglos ha estado fluyendo por intermedio del corazón humano. Toda la piedad, la compasión y el amor que se ha manifestado en la tierra siempre emanó del trono de Dios, y, comparado con el amor que habita en su corazón, el nuestro es como una fuente al lado del océano. Dicho amor ha estado fluyendo perpetuamente para fortalecer al débil, darle apoyo al pusilánime y valor moral al inconstante. Dios actúa por intermedio de Jesús; por eso, el ser humano puede acudir al Padre en el nombre de su Hijo. Nuestra ciencia y nuestro canto es: "Escuchen lo que el Señor ha hecho por mí".
Signs of the Times, 5 de marzo de 1896.134
03. RODEADOS POR LA PROTECCIÓN DIVINA.
E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honraras. (Salmos 50: 15).
Cuando sufrimos pruebas que parecen inexplicables, no debemos permitir que nuestra paz sea malograda. Por injusto que sea el trato recibido, no permitamos que se despierte la pasión. Condescendiendo con un espíritu de venganza nos dañamos a nosotros mismos. Destruimos nuestra propia confianza en Dios y ofendemos al Espíritu Santo. Hay a nuestro lado un testigo, un mensajero celestial, que levantará por nosotros una barrera contra el enemigo. Él nos envolverá con los brillantes rayos del Sol de Justicia. A través de ellos Satanás no puede penetrar. No puede atravesar este escudo de la luz divina.
Mientras el mundo progresa en la impiedad, ninguno de nosotros necesita hacerse la ilusión de que no tendrá dificultades. Serán ellas mismas las que nos llevarán a la cámara de audiencia del Altísimo. Podemos pedir consejo a Aquel que es infinito en sabiduría.
El señor dice: "Invócame en el día de la angustia" (Sal.50: 15). Él nos invita a presentarle lo que nos tiene perplejos, nuestras carencias y nuestra necesidad de ayuda divina. Nos aconseja ser constantes en la oración. Tan pronto como las dificultades surgen, debemos dirigirles nuestras sinceras y fervientes peticiones. Las oraciones importunas evidencian nuestra vigorosa confianza en Dios. El sentimiento de necesidad nos inducirá a orar con fervor, y nuestro Padre celestial será movido por nuestras súplicas.
Los que sufran el oprobio y la persecución por causa de su fe, a menudo serán tentados de que Dios los ha olvidado. A la vista de los hombres, se hallan entre la minoría. Según todas las apariencias, sus enemigos triunfan sobre ellos. Pero no violen su conciencia. Aquel que sufrió por ellos y llevó sus pesares y aflicciones, no los olvidará.
Los hijos de Dios no son dejados solos e indefensos. La oración mueve el brazo de la Omnipotencia. por la oración, los hombres "sojuzgaron reinos, obraron justicia, obtuvieron promesas, cerraron las bocas de los leones, apagaron la violencia del fuego" -y llegamos a saber lo que esto significa cuando oímos acerca de los mártires que murieron por su fe-, "pusieron en fuga a ejércitos de gente extranjera" (Heb. 11: 33, 34).- Palabras de vida del gran maestro, pp. 135, 136. 135
04. CUANDO LA DESESPERACIÓN INVADE.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide recibe, recibe; y el que busca, halla; y al que llama se le abrirá. (Mateo 7: 7, 8).
Vengan, busquen y encuentren. El depósito de poder está abierto, lleno y es gratuito. Vengan con humildad de corazón, no pensando que necesitan hacer algo bueno para merecer el favor de Dios, o que tienen que mejorar antes de venir a Jesús. Es imposible que alguien haga una obra para superar su propia condición pecaminosa. Como usted es pecador, acuda a Cristo con convicción y fe. Jesús dijo: "Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento" (Mat. 9: 13). Acérquese a Dios y él se aproximará a usted. Pida, busque, llame y crea que gracias a Jesús será aceptado. Confíe en que él hará por usted lo que nunca podrá hacer por sí mismo...
Jesús es nuestro sacrificio expiatorio. No podemos realizar nada para expurgar nuestras faltas; sin embargo, por la fe podemos aceptar la expiación que hizo en nuestro favor. "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1 Ped.3:18). "Sabiendo que fuisteis rescatados... no con cosas corruptibles... sino con la sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Ped. 1: 18). "La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7). Es en virtud de esa sangre como el creyente agobiado por el pecado puede ver restaurada su pureza. Cuando presente sus peticiones a Dios, el Espíritu Santo le concederá las fieles promesas que él nos ha hecho.
En momentos de perplejidad, cuando Satanás sugiera pensamientos de duda y desánimo, el Espíritu del señor levantará las fieles promesas de Cristo como bandera contra el enemigo, y los brillantes rayos del Sol de Justicia iluminaran la vida del creyente. Cuando Satanás pretenda agobiarlo con la desesperación, el Espíritu Santo le hará recordar la intercesión que el Salvador hizo por usted. Cristo es la Fragancia, el santo Incienso, que hace que el Padre acepte nuestras peticiones. Cuando la luz de la justicia de Cristo sea plenamente comprendida y aceptada,
el amor, la alegría, la paz y un espíritu de gratitud inexpresable llenará todo nuestro ser. Entonces, la expresión del que sea bendecido por él será: "Tu benignidad me ha engrandecido "(Sal. 18:35).-Signs of the Times, 22 de agosto de 1892. 136
05. AUNQUE ERRAMOS SOMOS AMADOS.
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. (1 Juan 2: 1).
Los que están en relación con Dios son canales del poder de su Santo Espíritu. Si alguno que experimenta la comunión con el Omnipotente voluntariamente se sale del sendero, no será por haber pecado, sino como consecuencia de no tener la vista siempre fija en Jesús. Sin embargo, el hecho de que haya cometido algún error no lo hace menos querido por Dios, porque cuando el creyente toma conciencia de su falta, regresa, y vuelve a fijar sus ojos en Cristo. Sabe que está en comunión con su Salvador, y cuando es reprochado por su equivocación en un asunto de juicio, no camina de mal humor quejándose de Dios, sino que transforma su error en una victoria. Aprende la lección de las enseñanzas de su Maestro, y presta más atención para no ser engañado nuevamente.
Los que aman verdaderamente a Dios en su interior sienten la reciprocidad del afecto divino, y saben que están en comunión con Cristo porque su corazón arde por efecto del amor ferviente que los une a él. [Entonces] La verdad para este tiempo es creída con toda confianza. Pueden decir con certeza: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad... Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" (2 Ped. 1: 16, 19).
La vida interior se manifiesta por la conducta. Permita que la Palabra de Dios testifique a favor del discípulo que Dios envió con un mensaje para estos últimos tiempos, con el fin de preparar a un pueblo que pueda permanecer en el día del Señor. "¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!" (Isa. 52: 7).
La sabiduría del así llamado intelectual no es confiable, a menos que haya aprendido en la escuela de Cristo. El hombre, en su supuesta sabiduría, puede inventar teorías y sistemas filosóficos a las que el Señor califica como vanas y necias: "Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres" (1 Cor. 1: 25). "Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gál. 6: 14).
Review and Herald, 12 de mayo de 1896. 137
06. EN LA HORA MÁS OSCURA.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder, de Cristo.
(2 Corintios 12: 9).
Podéis experimentar frustración, y vuestra voluntad y deseo pueden seros denegados; pero tened la seguridad de que el Señor os ama. Puede ser que el fuego del horno purificador se encienda para vosotros, no con el propósito de destruirnos, sino para consumir la escoria a fin de que salgáis como oro purísimo. Recordad que Dios os dará canciones en medio de la noche. Os parecerá que las tinieblas os rodean, pero no debéis mirar las nubes. Más allá de la nube más oscura existe una luz que nunca se apaga. El Señor tiene luz para cada alma. Abrid la puerta del corazón para que penetren la esperanza, la paz y el gozo. Jesús dijo: "Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido"
(Juan 15:11).
Dios tiene una obra especial que debe ser realizada por cada uno, y cada uno de nosotros debe hacer bien la obra que Dios le ha asignado. Lo único que deberíamos temer de nuestra parte es la posibilidad de no buscar exclusivamente la gloria de Dios; y esto significaría que si se nos llamara a deponer nuestra armadura y a dormir el sueño de la muerte, no estaríamos listos para rendir cuenta de lo que se nos ha confiado. No olvidéis ni por un momento que sois la propiedad de Cristo, comprada a un precio infinito, y que debéis glorificarlo en vuestro espíritu y vuestro cuerpo, los cuales le pertenecen...
Dios ha provisto un bálsamo para cada herida. Hay un bálsamo en Galaad, y también hay un médico allí. ¿No estudiaréis las Escrituras como nunca antes? Buscad al Señor para que os proporcione sabiduría para cada emergencia. En cada prueba rogad a Jesús que os muestre el camino que os hará salir de vuestros problemas, y entonces vuestros ojos serán abiertos para que contempléis el remedio y apliquéis a vuestro caso las promesas sanadoras registradas en su Palabra.. En esta forma el enemigo no encontrará lugar para induciros a lamentarnos y a ser incrédulos; en lugar de esto tendréis fe, esperanza y valor en el Señor. El Espíritu Santo os dará un claro discernimiento para que veáis y os apropiéis de cada bendición, que servirá de antídoto contra la aflicción, como una rama sanadora para cada gota de amargura que se vierta en vuestros labios.
Mensajes selectos, t. 2, pp. 311-313. 138
07. PADRES QUE SE PREOCUPAN.
No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y el espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti. (Salmos 51: 11-13).
¡Qué oración fantástica! Cuán evidente es que en el hogar los pecadores no deben ser tratados con indiferencia, porque el Señor les tiene simpatía debido a que pagó por ellos el precio de su propia sangre. Si en el seno del hogar hay alguien que no se ha convertido, debería ser objeto de las mejores atenciones por parte de los que conocen al Señor. Esta obra hay que realizarla con sabiduría para lograr el objetivo. En la medida en que el temor y el amor a Dios motive a los padres para salvar a los suyos, con toda seguridad el Señor bendecirá sus esfuerzos. Jesús está aguardando para concedernos dicha gracia.
¡Oh, que la obra pueda comenzar en el corazón! "Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios" (Sal. 51: 16, 17). Entonces, que cada integrante de la familia entienda bien que la obra debe comenzar por el corazón. Por la obra creadora y el poder regenerador del Espíritu Santo, el corazón debe ser subyugado y sentir contrición. ¿Trabajarán con menos celo y amor que antes si ahora los padres conocen la todopoderosa ayuda de este agente divino?
La promesa del Señor es: "Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" (Eze. 36: 25-27).
Cuando el Espíritu del Señor actúe en el corazón de los padres, sus oraciones y lágrimas llegarán hasta Dios. Como respuesta a sus suplicas sinceras, recibirán gracia y sabiduría celestial que les permitirá obrar en favor de sus hijos no convertidos. Cuando el Espíritu se manifieste en el hogar, el efecto se sentirá en la iglesia. Entonces, los que son misioneros en el seno de la familia también llegarán a ser agentes de Dios en la iglesia y en el mundo. De este modo, las instituciones que Dios estableció estarán dotadas de un molde enteramente diferente.- Review and Herald, 14 de marzo de 1893. 139
08. JUNTO A LAS MADRES GUIANDO A SUS PEQUEÑITOS.
Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
(1Samuel 1:27, 28).
Las madres cristianas deberían saber que son obreras juntamente con Dios en la obra de enseñar y disciplinar a sus hijos, y en la misión de capacitarlos para que reflejen el carácter de Cristo. En este ministerio cuentan con la cooperación de los ángeles celestiales. Lamentablemente, esta tarea es tristemente descuidada y, de este modo, despojan a Cristo de su herencia: los miembros menores de la familia. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo habita en el creyente, la humanidad puede colaborar con la divinidad.
Las lecciones que Cristo nos imparte al recibir a los niños deberían dejar una impresión muy profunda en nuestras mentes. Sus palabras estimulan a los padres a traer a sus hijos al Maestro. Podrán ser díscolos y poseer pasiones semejantes al resto de los mortales; sin embargo, esto no debería ser un impedimento para traerlos a Cristo. Él bendice a los niños que tienen las mismas luchas que él tuvo.
Muchas veces nos equivocamos al instruir a los niños. Los padres, en lugar de afanarse por su salvación, con frecuencia son indulgentes con el egoísmo y otras características desmoralizadoras, y al dejar que la corriente los lleve, los hijos crecen con temperamentos perversos y caracteres desprovisto de amor. Los progenitores no aceptan la responsabilidad que el Señor les ha confiado para educar y capacitar a sus retoños para la gloria de Dios. El proceder de sus hijos los lleva a tal nivel de insatisfacción y desánimo que se descorazonan al comprobar que las faltas de ellos son el resultado de su propia negligencia.
Si los padres hubieran sentido que nunca fueron liberados de la responsabilidad de educar y disciplinar a sus hijos para Dios, y si hubiesen hecho su obra con fe, cooperando con él, y hubieran actuado y orado en forma sincera, habrían tenido éxito en conducir a sus hijos al Salvador. Que antes del nacimiento de sus vástagos los padres y las madres se consagren por entero -espíritu, alma y cuerpo- a Dios.
Signs of the Times, 9 de abril de 1896. 140
09. LAS ORACIONES POR AYUDA DIVINA RECIBEN RESPUESTA.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
(Deuteronomio 6: 6, 7).
Padres y madres, ¡cómo me gustaría encontrar las palabras apropiadas para describir la gran responsabilidad que pesa sobre ustedes! Por su carácter dan a conocer a sus hijos que los están educando para servir a Dios o al yo. Mediante las plegarias más sinceras soliciten al cielo la ayuda del Espíritu Santo para que sus corazones sean santificados, su conducta honre a Dios y puedan ganar a sus hijos para Cristo. Debería impresionar a los padres con un sentido de la solemnidad y santidad acerca del ministerio que se les ha confiado, para que sean conscientes de que por sus palabras y acciones descuidadas pueden conducir a sus hijos por mal camino.
Los padres necesitan la protección de Dios y de su Palabra. Si no prestan atención a los consejos de las Sagradas Escrituras, y si no buscan en ella la orientación para vivir, los hijos crecerán desprovistos de la ayuda que necesitan, y, en consecuencia, se descaminarán por la senda de la incredulidad y la desobediencia. Cristo experimentó el trabajo arduo y el renunciamiento propio, y después murió una muerte de ignominia para darnos ejemplo acerca del espíritu que debe inspirar y guiar a sus seguidores. En la medida en que los padres traten de vivir en el seno del hogar una vida semejante a la de Jesús, las influencias celestiales se extenderán al resto de la familia.
Cada hogar cristiano, mañana y tarde debería honrar la hora del sacrificio de la alabanza y la oración. Durante el culto matutino y vespertino las oraciones fervientes deberían ascender a Dios pidiendo su bendición y orientación. ¿Será que el Dios del cielo pasará por esas familias sin dejarles su bendición? Por cierto que no. Los ángeles escuchan las plegarias expresadas con fe y llevan las peticiones a Jesús, que está ministrando en el santuario celestial para abogar en nuestro favor. La oración sincera se apodera de la omnipotencia que nos concede la victoria. Sobre las rodillas el cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación.
Review and Herald, 1° de febrero de 1912. 141
10. ORIENTAR LA SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA.
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22: 6).
Insto a los padres a que junto a sus hijos se preparen para unirse a la familia celestial. Estén listos y, por consideración a Cristo, vivan en condiciones de encontrarse con el Salvador en paz. Denle la dirección de debida a esta tarea que comienza en la familia. Profundicen el tema hasta las raíces. Traigan la verdad al hogar para que lo purifique y santifique. No permanezcan al margen de este desafío. ¡Cuánta ceguera manifiestan muchos cristianos en esto que es de su propio interés! Fracasan completamente al no ver lo que Cristo podría hacer por ellos si le permitieran actuar en el seno del hogar. Con el mismo fervor que emplean los mundanos para conquistar ventajas terrenales, los creyentes deberían actuar sinceramente para recibir la corona de la vida. Como resultado, la iglesia de Dios ciertamente avanzará con gran poder...
El Espíritu Santo inspira acciones que armonizan con la ley de Dios. Su obra regeneradora será vista en las familias que realizan esfuerzos concienzudos para que se manifieste entre ellos la bondad, la paciencia y el amor. Hay fuerzas todopoderosas que están en acción para que las mentes y los corazones se sometan a la influencia modeladora del Espíritu Santo, las que conducirán a los padres a santificarse, a fin de que los hijos también puedan ser santificados.
Los hogares cuyos miembros son atentos y corteses como cristianos, ejercerán una influencia de mucho alcance para el bien. Inspirados por los resultados, otras familias seguirán el ejemplo y se convertirán en guardianes del hogar contra las influencias satánicas.
Los ángeles de Dios visitarán con frecuencia los hogares en donde predomina la voluntad de Dios. Bajo el poder de la gracia divina, esos hogares se convierten en refugios acogedores para el cansado y fatigado peregrino. Mediante una vigilancia cuidadosa, el egoísmo no tiene lugar para manifestarse. Allí se forman los hábitos correctos y se cultiva un cuidadoso reconocimiento de los derechos de los demás. La fe que obra por amor y que purifica al ser entero está en el timón para dirigir a toda la familia. Bajo la santa influencia de estos hogares se reconocen y obedecen ampliamente los principios de fraternidad cristiana fundamentados en la Palabra de Dios.
The Southern Watchman, 19 de enero de 1904. 142
11. MUY CERCA DE LOS NIÑOS.
Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. (Marcos 10: 13-16).
Dios desea que cada uno de los pequeñitos sea hijo suyo para adoptarlo en la familia celestial. Por jóvenes que parezcan, pueden ser miembros de la familia de la fe y llegar a adquirir la más preciosa experiencia. Al ser tiernos de corazón estarán en condiciones de recibir las impresiones que van a perdurar. Sus corazones podrán ser inspirados a confiar en el amor de Jesús y a vivir para el Salvador. Cristo hará de ellos pequeños misioneros. Toda la dirección de sus pensamientos podrá ser orientada al punto de que el pecado no les parezca deseable, sino repugnante y detestable.
Tanto los niños pequeños como los mayores recibirán mucho beneficio de esta instrucción. En la medida que el plan de la salvación sea simplificado, los maestros disfrutarán de la misma bendición que sus estudiantes. El Espíritu Santo fijará las lecciones en las mentes receptivas de los niños, para que con su simplicidad puedan captar las verdades de la Biblia. El Señor también les concederá a esos pequeños una experiencia en las filas misioneras. Les sugerirá formas de pensar que ni los propios maestros tienen. Estos niños debidamente instruidos serán testigos de la verdad.
Trabaje como si estuviese obrando en favor de su propia vida al tratar de salvar a los niños de ser arrastrados por las influencias corruptas y contaminadoras del ambiente.
Debería emplearse un maestro que pueda educar a los pequeños en la importante comprensión de la Palabra de Dios, cuya verdad es esencial para estos días finales. Se acerca una gran prueba: ella tiene que ver con la obediencia o desobediencia a los mandamientos de Dios.
The Advocate, 1º de noviembre de 1900. 143
12. AL ESPÍRITU LE GUSTA TRABAJAR CON LOS NIÑOS.
Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño cómo este, a mí me recibe. Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. (Mateo 18: 2-6).
¡Oh, si queremos aprender de Jesús necesitamos lograr una clara percepción acerca de lo que debe ser hecho! Los manantiales de paz y gozo celestial abiertos en la mente del maestro por las mágicas palabras de la inspiración, llegarán a ser un poderoso río de influencia para bendecir a todos los que se relacionen con Dios. No piensen que la Biblia puede ser un libro tedioso para los niños. Orientados por un instructor que sea sabio, la obra será más y más deseable. Será para ellos el Pan de Vida que nunca se pone añejo. Hay en las Escrituras una frescura y belleza que atrae y encanta a los niños y jóvenes. Es semejante a los rayos del sol que, al brillar, además de iluminar también calientan la tierra sin agotarse. Gracias a las lecciones que contienen las historias y las doctrinas de la Biblia, los niños y jóvenes pueden aprender que todos los otros libros son inferiores a éste. Encontrarán en ellas una fuente de gracia y de amor.
El santo y educador Espíritu de Dios está en su Palabra. Una luz, una nueva y preciosa luz resplandece en cada página. La verdad es revelada allí, y en ella las palabras y expresiones brillan en forma apropiada para cada ocasión, como si la voz de Dios hablara al creyente.
Necesitamos reconocer al Espíritu Santo como nuestro iluminador. Al Espíritu le encanta dirigirse a los niños para ayudarlos a descubrir la hermosura de los tesoros de la Palabra de Dios. Las promesas hechas por el gran Maestro cautivarán sus sentidos, y el divino poder espiritual animará a los niños. Entonces crecerán y fructificarán al familiarizarse con los temas celestiales, que serán como una barricada contra las tentaciones del enemigo.
General Conference Bulletin, 1º de abril de 1898. 144
13. CON LOS MENORES DE LA FAMILIA DE DIOS.
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. (Eclesiastés 12: 1).
Cada bendición que el Padre concede a los que tienen mayor experiencia, también ha sido provista para los niños y los jóvenes por intermedio de Cristo. Cuando Dios ve que los jóvenes estudian la vida y las lecciones que Jesús enseñó, encarga a los ángeles que los guarden en todos sus caminos, del mismo modo como los envió para que velaran por Cristo, su amado Hijo. Orientados por el Espíritu Santo, los ángeles asistieron a Jesús mientras vivió sobre la tierra para que pudiera hacer la voluntad de su Padre. De este modo, pudo dar un apropiado ejemplo del carácter que sería modelo para niños y jóvenes. Él anhela que en cada acto que realicen en la vida, hagan sólo lo que Dios pueda aprobar. Sabe que cada buena obra, cada acción bondadosa, cada hecho realizado en obediencia al padre o a la madre, es registrado en los libros del cielo.
Los que honran a sus padres podrán cosechar su recompensa en el cumplimiento de la promesa de que vivirán mucho sobre la tierra que Dios les proporciona. Los niños deben persistir en el bienhacer y orar para que, en virtud de los méritos de Cristo, Dios les conceda su gracia, su mente y la hermosura de su carácter. Él no ha retenido ninguna gracia necesaria para que niños y jóvenes desarrollen un carácter según el modelo celestial que Cristo ejemplificó durante su juventud. En el nombre de Jesús, deben pedir con sencillez y fe confiada que se les concedan las gracias de su carácter, del mismo modo como un hijo solicita un favor a su padre terrenal.
Queridos niños y jóvenes, ustedes necesitan un nuevo corazón. Pídanlo a Dios. Él dice: "Os daré un corazón nuevo" (Eze. 36: 26). Si ustedes piden de acuerdo con la voluntad de Dios, no duden de que recibirán todo lo que él ofreció, porque lo va a cumplir. Si se allegan con un corazón contrito, no piensen que son presumidos al pedirle a Dios que les conceda su promesa. La presunción ocurre cuando pedimos para satisfacer las inclinaciones egoístas, y para gratificarnos con cosas terrenales. Sin embargo, cuando pidan las bendiciones espirituales que tanto se necesitan para tener un carácter perfecto a la semejanza de Cristo, Dios les asegura que están pidiendo conforme a una promesa registrada en su Palabra.
The Youth's Instructor, 23 de agosto de 1894. 145
14. LA JUVENTUD RECIBE PODER PARA VENCER.
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. (Eclesiastés 11: 9).
Al someternos a Dios, obtendremos grandes ventajas. Si tenemos debilidades de carácter, como de hecho pasa con todos, debemos unirnos a Uno que es poderoso para salvar. Nuestra ignorancia se unirá a la sabiduría infinita, nuestra fragilidad a la potencia perdurable y, a semejanza de Jacob, todos podemos llegar a ser príncipes con Dios. Al relacionarnos con el Señor Dios de Israel, recibiremos el poder de lo alto que nos capacitará para ser vencedores y, como depositarios del amor divino, tendremos acceso al corazón de la gente. Aunque trémulos, necesitamos aferramos al trono del Infinito para decirle: "No te dejaré, si no me bendices" (Gén. 32: 26).
Se nos asegura que Dios nos bendecirá, y que llegaremos a ser una bendición para los demás, porque él es nuestra luz, nuestro regocijo y nuestro triunfo. Cuando los jóvenes entiendan lo que significa contar con el favor y con el amor del Señor en el corazón, van a darse cuenta del valor que tiene el privilegio de haber sido comprados por su sangre. Como resultado, consagrarán sus dones a Dios, y se esforzarán con todas las energías que recibieron de lo alto para aumentar sus talentos con el propósito de utilizarlos en el servicio del Maestro.
En medio del pecado y del crimen que nos rodea, la única seguridad para los jóvenes reside en tener una relación personal con Dios. Deben aprender a buscarlo para poder ser investidos con el Espíritu Santo, y actuar sabiendo que una hueste celestial está observándolos, dispuesta a asistirlos con toda solicitud en tiempo de peligro y necesidad. La juventud debe estar cercada con las barricadas de las amonestaciones e instrucciones que hay contra la tentación. Necesita ser enseñada a saber en qué consiste el estímulo que proporciona la Palabra de Dios. Los jóvenes deben tener un claro concepto de los peligros que implica dar un paso en la senda del mal. Tienen que ser educados para estimar los consejos que Dios tiene en sus sagrados oráculos. Hay que enseñarles a tomar decisiones en contra del mal, y a adoptar la determinación de no entrar en ninguna senda en la que no puedan esperar la compañía de Jesús o que su bendición los sostenga.- Review and Herald, 21 de noviembre de 1893. 146
15. AYUDA PARA FORMAR UN CARÁCTER PARA EL CIELO.
He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. (Daniel 3: 17, 18).
Mientras esos jóvenes actuaban en favor de su salvación, Dios obraba en ellos para que desearan y actuaran según el beneplácito divino. Esta es la fórmula del éxito. Para apropiarnos de la gracia de Dios debemos hacer nuestra parte. El Señor no va a realizar por nosotros ni el querer ni el hacer. El imparte su gracia para despertar en nosotros tanto el querer como el hacer, pero nunca para reemplazar nuestros esfuerzos. Necesitamos ejercitarnos para cooperar con Dios. El Espíritu Santo actúa en nosotros a fin de que podamos obrar nuestra propia salvación. Se esmera para que aprendamos esta lección práctica: "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2: 13).
El Señor desea cooperar, con todos los que fervientemente se esfuerzan para ser fieles en el servicio que le prestan, del mismo modo como lo hizo con Daniel y sus tres compañeros. Las finas cualidades de la mente, y un elevado tono del carácter moral, no son resultado de un accidente. Dios ofrece las oportunidades, y de nosotros depende el uso que hagamos de ellas. Las ocasiones de la Providencia deben ser discernidas con prontitud y aceptadas con interés. Habrá muchos que llegarán a ser poderosos si, como Daniel, dependen de la gracia de Dios para ser vencedores, y para recibir la fortaleza y la eficiencia que les permita realizar bien la obra.
Queridos jóvenes, les recomiendo: Sean fieles. Pongan el corazón en lo que tienen que hacer. Nunca imiten a los que son perezosos y sirven a medias. Una acción que se repite con frecuencia forma hábitos, y éstos perfilan el carácter. Realicen los pequeños deberes de la vida con paciencia. Mientras no le den importancia a la fidelidad en la realización de los mismos, el desarrollo de sus caracteres resultará insatisfactorio. A la vista del Omnipotente, toda tarea es importante. El Señor dijo: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel" (Luc. 16: 10).- The Youth's Instructor, 20 de agosto de 1903. 147
16. ACTÚA ENTRE LOS ESTUDIANTES.
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. (Romanos 8: 11).
Muchas veces el Señor Dios motivó a su Santo Espíritu para que actuara entre los estudiantes de la escuela de Battle Creek, para que pudieran reconocerlo en todos sus caminos, y, a su vez, dirigir sus pasos. En las ocasiones cuando se manifestó, su presencia fue tan evidente que los alumnos se olvidaron de los estudios y, entonces, el mayor de todos los Maestros que haya habido alguna vez les hizo oír su voz diciendo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga"
(Mat. 11: 28-30).
Vi al ángel de Dios que estaba presente cuando el Señor llamó a la puerta de los corazones. Me pareció que no hubo esfuerzos especiales por parte de los maestros para influir sobre los alumnos a fin de que prestaran atención a las cosas de Dios; pero un Observador divino, que si bien es cierto no fue visible, hizo sentir su influencia. Muchas veces hubo en la escuela señales manifiestas de la presencia del Santo Vigilante. En cada ocasión Jesús dijo a los alumnos: "He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo" (Apoc. 3: 20).
Mucho tiempo ha estado esperando el Señor para impartir al corazón el gozo más grande y verdadero. Todos los que fijen su mirada en él sin tener divididos sus afectos, serán bendecidos abundantemente. Los que lo contemplen tendrán una visión mucho más clara de Jesús como el portador de sus pecados y su suficiente sacrificio, y, escondidos en la hendidura de la roca, podrán mirar al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Cuando seamos conscientes de su sacrificio perfecto, nuestros labios sintonizarán el más alto y excelso de todos los temas de alabanza. -Especial Testimonies on Education, pp. 77, 78. 148
17. DESEA AYUDAR A LOS MAESTROS.
Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él. (2 Reyes 2: 15).
El Espíritu Santo vino a las escuelas de los profetas para poner los pensamientos de los estudiantes en armonía con la voluntad de Dios. Y en virtud de la relación que hubo entre el cielo y estas escuelas, el gozo y la gratitud que brotaba de los corazones llenos de amor lo expresaban en himnos de alabanza, a los que se unían los ángeles. Si los profesores abrieran sus corazones para recibir al Espíritu, serían preparados para cooperar con él en su ministerio en favor de los estudiantes. Cuando se le permita actuar libremente producirá transformaciones maravillosas. Al obrar en el corazón corregirá el egoísmo, refinará y modelará el carácter, y traerá todos los pensamientos en cautividad a Cristo...
En lugar de reprimirlo y hacerlo volver, debería estimularse la presencia del Espíritu Santo y darle la bienvenida. Cuando los maestros se santifiquen por la obediencia a la Palabra de Dios, el Espíritu Santo les dará vislumbres de las cosas celestiales. Cuando busquen a Dios con fervor y humildad, las palabras que expresaron en forma fría e indiferente arderán en sus corazones. La verdad dejará de languidecer en sus labios.
El Espíritu Santo, como agente, no nos privará de la necesidad de ejercer todas las facultades y cada talento. En cambio, nos enseñará a utilizar todos los dones para la gloria de Dios. Cuando dichas virtudes estén bajo la gracia divina, su poseedor se pondrá en condiciones de utilizarlos para los mejores propósitos que existan en esta vida. La ignorancia no puede estimular ni la humildad ni la espiritualidad de ningún profeso seguidor de Cristo. Las verdades de la Palabra de Dios serán mejor apreciadas por un intelectual que sea creyente sincero. Cristo puede ser mejor glorificado por los que le sirven con inteligencia. El gran propósito de la educación es capacitarnos para utilizar las facultades que Dios nos ha concedido a fin de que podamos representar como corresponde la religión de la Biblia, y para promover la gloria de Dios.- North Pacific Union Gleaner, 26/05/1909. 149
18. DE CASA EN CASA CON EL OBRERO EVANGÉLICO.
Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid. (Lucas 9: 1-4).
Dios está convocando a su pueblo para que participe en las diferentes áreas del servicio misionero. Los que se encuentran en las carreteras o en los caminos secundarios de la vida tienen que escuchar el mensaje del evangelio. La feligresía debe realizar tareas de evangelización en los hogares del vecindario que todavía no recibieron la evidencia completa de la verdad para este tiempo.
Los que emprendan esta obra tienen que estudiar constantemente la vida de Cristo. Además, en forma sincera e intensa deben utilizar todos sus dones en el servicio del Maestro. Habrá resultados admirables como consecuencia de los esfuerzos sinceros y desprovistos de egoísmo. A estos obreros les será impartida la más alta educación por el mayor de los Maestros. Sin embargo, los que no comparten la luz que recibieron, un día se darán cuenta de que son responsables de una pérdida espantosa.
Entre el pueblo de Dios, muchos han de llevar las publicaciones a los lugares en donde el mensaje del tercer ángel aún no se ha proclamado. En el ministerio de un colportor evangélico, que tenga su corazón imbuido por el Espíritu Santo, se le presentarán muchas oportunidades para realizar el bien. La exposición de la verdad hecha de casa en casa con amor y simplicidad, está en armonía con las instrucciones que Cristo dio a sus discípulos cuando los envío en el primer viaje misionero. Con humildes himnos de alabanza, y con oraciones expresados de corazón, la sencilla presentación de la verdad en el círculo de las familias enriquecerá a muchos. El Obrero divino estará presente para producir convicción en el corazón. Su promesa es: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días" (Mat. 28: 20). Con la certeza de la presencia permanente de tal Ayudador, podemos trabajar con fe y coraje.
Debemos romper con la monotonía que hay en el servicio para Dios. Cada feligrés debe ser incorporado en un plan de servicio al Maestro. Que todos los que están bien establecidos en la verdad vayan a sus vecinos para tener reuniones con ellos. Que se lea la Palabra de Dios y se expresen las ideas de tal modo que resulten fácilmente comprensibles para todos.
Review and Herald, 5 de mayo de 1904. 150
19. IMPRESIONES DURADERAS EN LOS CLIENTES.
¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! (Isaías 52: 7).
Las oraciones fervientes y sinceras harán más en favor de la circulación de nuestras publicaciones que todos los costosos cuadros que hay en el mundo. Si los obreros prestaran atención a lo que es verdadero y real; y si oraran, creyeran y confiaran, el Espíritu Santo sería derramado sobre ellos en poderosas corrientes celestiales, y como resultado haría impresiones más duraderas en el corazón de la gente. Por esto, oren y trabajen, trabajen y oren. Entonces el Señor acompañará sus esfuerzos.
Cada colportor tiene una real y constante necesidad de ministración angélica, porque debe realizar una tarea muy importante que no se puede llevar a cabo con la fortaleza propia. Los que nacieron de nuevo y aspiran a ser guiados por el Espíritu Santo, desean realizar, al modo de Cristo, las cosas que pueden hacer. Trabajan como si es tuvieran viendo al universo celestial que los observa. Estos serán acompañados e instruidos por los santos ángeles, quienes irán delante de ellos a las casas de la gente para prepararles el camino...
Cuando los hombres se den cuenta del tiempo en que estamos viviendo, anhelarán trabajar como a la vista del cielo. El colportor deseará vender las publicaciones que son portadoras de luz y fortaleza, y, para lograr dicho propósito, beberá el espíritu de esos libros e invertirá todas las fuerzas de su ser en la obra de presentarlos a la gente. Su fortaleza, su valor y su éxito dependerán de cuán plenamente entretejida en su propia experiencia, y desarrollada en su carácter, esté la verdad presentada por esos libros. Cuando la propia vida esté moldeada por ella -la verdad-, los mensajeros podrán avanzar presentando a otros la luz sagrada que contienen los libros que están tratando de colocar en los hogares. Imbuidos con el Espíritu de Dios, obtendrán una rica y profunda experiencia, y los ángeles celestiales les ayudarán para que la obra obtenga buenos resultados.
Australasian Union Conference Record, 1º de mayo de 1901. 151
20. ORIENTACIÓN PARA EL MINISTERIO DE LAS PUBLICACIONES.
Y andarán las naciones a tu luz, los reyes al resplandor de tu nacimiento. (Isaías 60: 3).
Nuestras casas editoras fueron establecidas para realizar la obra de Dios: enviar la luz del cielo a todo lugar habitado del planeta para traer vidas preciosas al seno del redil. Que las casas editoras sean industrias misioneras destinadas a convertir a la gente; esta tarea las identificará con la obra del Maestro. Trabajen, velen y oren en favor de los creyentes por los cuales tenemos que dar cuenta. Este año prueben el remedio que nos recetó el Señor contra el mal. Que cada uno haga lo que Dios espera de él, contemplar a Jesús, quien es el dueño de toda criatura.
Los obreros que tienen alguna parte en esta empresa, recuerden que Dios los convoca para formar una asociación de trabajadores cristianos que lleguen a ser un espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Que haya pequeños grupos que se reúnan para estudiar la Biblia en las tardes, o temprano al comenzar el día. Dispongan tiempo para orar con el fin de ser fortalecidos, iluminados y santificados por el Espíritu Santo. Este es el plan que Cristo desea que se realice en el corazón de todos los que integran los distintos departamentos de la obra de publicaciones. Si lo hacen de este modo, recibirán una gran bendición por parte de Uno que consumió su vida en el servicio, ofrendándola para redimimos.
Deben tener el poder del Espíritu Santo, sin el cual ustedes no podrán llegar a ser vencedores. Como resultado de compartir el tiempo destinado a implorar por las bendiciones de Dios, podrán dar muchos testimonios acerca del establecimiento de relaciones afectuosas entre los compañeros de trabajo. En esas ocasiones, que cada uno tenga la oportunidad de compartir su experiencia con palabras sencillas. Esto alegrará y confortará el corazón más que las ofrendas musicales que puedan presentarse en el Tabernáculo. Permitamos a Cristo que entre al corazón.
La obra de cada creyente es agresiva. Diariamente hay una guerra. Cristo dice a los que administran y a los obreros de las casas editoras: "Vosotros sois mis testigos" (Isa. 43: 10). Piénsenlo, hablen y procedan de acuerdo a esto. El cielo está justo en la siguiente puerta. Abran la que está en dirección al cielo, y cierren la puerta que está orientada hacia el mundo. Dios convoca a los obreros de todos los departamentos de cada editorial. ¿Prestarán ahora atención a su voz y le abrirán a Jesús la puerta del corazón? ¿Amarán al que dio su vida por ustedes?.- Manuscript Releases, t. 12, pp. 46, 47. 152
21. LOS LIBROS IMPRESIONAN LA MENTE.
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mi. (Isaías 6: 8).
Oren y actúen. Una sencilla oración semejante a las de Cristo, logrará mucho más que la abundancia de palabras sin oración. Trabajen con sencillez de corazón y el Señor hará su parte junto al colportor. El Espíritu Santo hará impresiones en la mente, semejantes a las que realiza en favor de los que escuchan a los ministros a quienes Dios les delega la tarea de predicar su Palabra. Los ángeles santos asisten a los que se consagran al ministerio de las publicaciones destinadas a educar a la gente con la verdad.
Los hombres y las mujeres pueden trabajar eficazmente si sienten en sus corazones que realizan la obra del Señor al ministrar a las personas que no conocen la verdad para este tiempo. Las advertencias deben darlas a conocer en los caminos secundarios y en las grandes avenidas a fin de preparar a la gente para el gran día de Dios que está por sobrecoger al mundo. No desperdiciemos el tiempo. Tenemos que apoyar esta obra. ¿Quién se levantará ahora para llevar nuestras publicaciones? Lean el capítulo 6 de Isaías y aprópiense de sus lecciones.
"Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy hombre muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno, de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mi" (Isa. 6: 5- 8).
Esta figura se actualizará muchas veces si los colportores se aferran a Cristo, cargan con su yugo y aprenden diariamente de él los métodos para llevar a la gente mensajes de paz y consuelo en las horas de aflicción, chasco, tristeza y quebranto del corazón. Al imbuirlos con su propio Espíritu, Cristo, el gran Maestro, los preparará para realizar una obra buena e importante.- Bible Echo, 18 de septiembre de 1899. 153
22. VIAJA CON LOS MISIONEROS.
Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
(Hechos 13: 2-4).
¡Oh, cuánto necesitarnos de la presencia divina! En nuestras oraciones debemos implorar a Dios por el bautismo del Espíritu Santo. Las congregaciones deberían juntarse especialmente con el propósito de pedirle a Dios que les ayude y conceda sabiduría celestial, a fin de que el pueblo de Dios pueda saber cómo planificar y ejecutar la obra. La feligresía debería orar especialmente para que el Señor escoja a sus agentes y bautice con el Espíritu Santo a sus misioneros.
Durante diez días los discípulos oraron antes de recibir la bendición pentecostal. Necesitaron todo ese tiempo hasta llegar a comprender lo que significa rogar con eficacia, cómo acercarse a Dios, confesar sus pecados y humillarse delante de él, y de qué modo contemplar a Jesús por medio de la fe para ser transformados a su imagen. Cuando recibieron la bendición, el Espíritu Santo llenó todo el lugar de la reunión, e investidos de su poder salieron para realizar una obra efectiva en favor del Maestro.
Deberíamos orar por su descenso con el mismo fervor con que lo hicieron: los discípulos en el día del Pentecostés. Si en su tiempo era necesario, hoy lo necesitamos mucho más. Las tinieblas morales cubren la tierra como una mortaja fúnebre. Todas las expresiones del engaño, tales como las doctrinas falsas, las herejías y artimañas satánicas, están confundiendo la mente de la gente. Sin la presencia del Espíritu y el poder de Dios, será en vano nuestra obra de presentar la verdad a la gente. Necesitamos tener el Espíritu Santo para que nos sostenga en este conflicto, "porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efe. 6: 12).
Míentras esperamos y confiamos en Dios será imposible que nos derriben. Que cada uno de nosotros, ministros y feligreses, podamos decir con Pablo:
"Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire" (1 Cor. 9:26), sino con una fe y esperanza santa, ansiosos de conquistar la corona.
The Home Missionary, 1º de noviembre de 1893. 154
23. DESPEJA LAS TINIEBLAS.
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. (Isaías 60: 1, 2).
La iglesia fue escogida como medio por el cual ha de brillar la divina luz en medio de las tinieblas morales de este mundo, y para que los rayos del Sol de Justicia iluminen los corazones de los hombres. Debe realizarse una obra individual en favor de las personas y de las familias, ya que esto es parte de la tarea que se le ha confiado a los que trabajan en la viña moral de Dios. La mansedumbre, la paciencia, la clemencia y el amor de Cristo deben darse a conocer en los hogares del mundo. La iglesia tiene que levantarse con el fin de resplandecer. Radiantes con el Espíritu y con el poder de la verdad, sus feligreses han de avanzar sobre el mundo que está en tinieblas para compartir con la gente la luz de la gloria de Dios. El ha dotado a la mente del hombre con facultades nobles para que las utilice en su honor. La obra misionera necesita que estos poderes sean dedicados al servicio activo. El ejercicio inteligente y el desarrollo de estos dones de Dios tienen que verse en sus siervos, quienes diariamente deberán crecer en el conocimiento de Cristo.
El que habló como nadie lo ha hecho, y que vistió el manto de la humanidad, continúa siendo el mayor de los Maestros. En la búsqueda de los perdidos, si seguimos sus pisadas, los ángeles nos acompañarán; y en virtud de la iluminación del Espíritu de Dios, obtendremos un conocimiento mayor y medios más adecuados para realizar la obra que se nos confió...
Quienes deberían haber sido luz para el mundo se han desprendido de ella, conformándose apenas con unos rayos tenues. ¿Qué es la luz? Es la piedad, la bondad, la verdad, la gracia y el amor. Estas virtudes constituyen la revelación de la verdad, y se manifestarán en el carácter y en la vida. El evangelio depende de la piedad personal de los creyentes que desean contar con un poder dinámico provisto por Dios como resultado de la muerte de su Hijo amado, para que cada feligrés sea totalmente preparado para toda buena obra. Cada hijo suyo debe ser una luz que brilla con intensidad, para que otros también puedan alabar al que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Review and Herald, 24 de marzo de 1891. 155
24. ANIMA A LOS HERALDOS DEL EVANGELIO.
No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica. (2 Corintios 3: 5, 6).
Únicamente los que estén recibiendo constantemente nueva provisión de gracia, tendrán una fuerza proporcional a su necesidad diaria y a su capacidad de emplearla. En vez de esperar algún tiempo futuro en que, mediante el otorgamiento de un poder espiritual especial sean milagrosamente hechos idóneos para ganar conversos, cada día se entregan a Dios para que los haga vasos dignos de ser empleados por él, y que los capacite para aprovechar las oportunidades de servirlo que pone a su alcance. Diariamente testifican por el Maestro dondequiera que estén, ora sea en alguna humilde esfera de trabajo, en el hogar, o en un servicio de utilidad pública.
Para el obrero consagrado es una maravillosa fuente de consuelo saber que aun Cristo durante su vida terrenal buscaba a su Padre diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia necesaria; y de esta comunión con Dios salía para fortalecer y bendecir a otros. ¡Contemplad al Hijo de Dios postrado en oración ante su Padre! Aunque es el Hijo de Dios, fortalece su fe por la oración, y por la comunión con el cielo acumula en sí poder para resistir el mal y para ministrar las necesidades de los hombres.
Como Hermano mayor de nuestra especie, conoce las necesidades de aquellos que, rodeados de flaquezas y viviendo en un mundo de pecado y de tentación, desean todavía servir a Dios. Sabe que los mensajeros a quienes considera dignos de enviar son hombres débiles y expuestos a errar; pero a todos los que se entregan enteramente a su servicio les promete ayuda divina. Su propio ejemplo es una garantía de que la súplica ferviente y perseverante a Dios con fe -fe que induce a depender enteramente de Dios y a consagrarse sin reservas a su obra- podrá proporcionar a los hombres la ayuda del Espíritu Santo en la batalla contra el pecado.- Los hechos de los apóstoles, pp. 45, 46. 156
25. ACTÚA POR INTERMEDIO DE INSTRUMENTOS HUMILDES.
Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. (1 Corintios 1: 25).
Dios suscitará a hombres que ocupan posiciones humildes en la sociedad y a personas que, como resultado de haber contemplado por mucho tiempo la luz de la verdad, no llegaron a ser insensibles a sus brillantes rayos ni rehuyeron a progresar en ella. Constreñidos por el Espíritu de Dios, se verá a muchos escalar aceleradamente nuevas alturas para presentar la luz a otros. La verdad, la palabra de Dios, es para ellos como un fuego en sus huesos que los insta con un ardiente deseo de iluminar a los que todavía permanecen en las tinieblas.
Aun entre los que no poseen educación formal hay muchos que están proclamando las palabras del Señor. El Espíritu también impulsa a los niños a avanzar para anunciar el mensaje. El Consolador será derramado sobre los que cedan a sus impulsos y renuncien a todos los sistemas del hombre con sus ataduras formales y métodos cautelosos. Como resultado de proclamar la verdad con el poder del Espíritu, multitudes abrazarán la fe y se unirán al ejército del Señor.
Muchos de los profesos seguidores de Jesús no se someten a la dirección del Espíritu. Al contrario, tratan de enjaezarlo para que vaya en la dirección que a ellos les parece. Esa gente tiene que renunciar a la suficiencia propia y entregarse sin reservas al Señor para que pueda realizar su buena voluntad en ellos y, por su intermedio, en favor de los demás.
Las siete últimas plagas están por ser derramadas sobre los desobedientes. Muchos han despreciado la invitación del evangelio; han sido probados y examinados; pero les pareció que una montaña de obstáculos se levantaba ante ellos impidiéndoles ver el rumbo que llevaban. Sin embargo, por intermedio de la fe, la perseverancia y el valor, muchos sortearán cualquier obstáculo y caminarán en la gloriosa luz. Inconscientemente se han levantado barreras en la senda recta y estrecha, y también hay piedras de tropiezo puestas en la huella de los que sirven a Dios. Pero todos los obstáculos serán removidos. Las barreras que han puesto los falsos pastores alrededor de sus rebaños serán derribadas, y miles saldrán a la luz y participarán en la obra de difundirla.- Review and Herald, 23 de julio de 1895. 157
26. GUÍA A MUJERES Y HOMBRES CONSAGRADOS.
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles.
(1 Corintios 1: 26).
No todos pueden desempeñar la misma tarea, pero cada uno que se consagra a la influencia del Espíritu Santo podrá estar bajo la dirección de Cristo, pues Dios hizo provisión abundante para los hombres y las mujeres consagrados. La obra será realizada por diversos medios e instrumentos. Los instrumentos a los cuales Dios recurrirá para la obra de salvar a los perdidos no serán únicamente los más talentosos, ni los que se encuentran en posiciones de mayor confianza, o los más educados; utilizará a muchos de los menos aventajados. Gracias al Señor aceptarán la verdad los que tienen propiedades y tierras, cuyos bienes serán como la mano ayudadora de Dios para el progreso de su obra. Los talentos más brillantes no siempre son los que realizan las mayores obras para el Señor. El puede utilizar a cualquiera que se consagre completamente a su servicio.
Cuando nos aferremos del Espíritu del mensaje que conduce a la gente a escoger entre la vida y la muerte, veremos realizada una obra que por ahora ni soñamos. Si permitimos que el espíritu misionero se apodere de los hombres y las mujeres, de los jóvenes y los ancianos, habrá muchos yendo de un lugar a otro instando a los sinceros de corazón a entrar al redil.
Los que trabajan en favor de los demás deben comprometerse a obrar con Cristo, a obedecer sus consejos y a seguir sus orientaciones. Cada día tienen que pedirlo para recibir el poder de lo alto. Deben cultivar un constante sentido del amor de Dios, de su capacidad, protección y ternura. Cuando miren a Cristo como pastor y anciano de los creyentes, entonces podrán contar con la simpatía y el apoyo de los ángeles celestiales. Jesús será para ellos su alegría y corona de regocijo. Sus corazones estarán dirigidos por el Espíritu Santo. Avanzarán con el sello celestial, y en sus esfuerzos serán acompañados por un poder proporcional a la importancia del mensaje que proclaman.- Review and Herald, 27 de octubre de 1910. 158
27. AYUDA DIVINA PARA UNA OBRA SAMARITANA.
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. (Lucas 10: 33, 34).
Me ha sido mostrado que la obra médico-misionera hallará en la más profunda degradación a hombres que una vez tuvieron mentes puras y preciosas cualidades, los cuales serán rescatados de su condición caída por medio de un trabajo apropiado. La verdad, tal como es en Jesús, es la que ha de ser presentada delante de las mentes humanas después de que se les ha atendido bondadosamente y se ha suplido sus necesidades físicas. El Espíritu Santo está actuando y cooperando con los agentes humanos que están trabajando por tales personas y algunas apreciarán el fundamento [puesto] sobre una roca para su fe religiosa. No han de presentarse doctrinas que resulten chocantes a estos individuos a quienes Dios ama y compadece; pero cuando son ayudados físicamente por quienes realizan la obra médico-misionera, el Espíritu Santo coopera con la labor de los agentes humanos para despertar las facultades morales. Los poderes de la mente se despiertan a la actividad, y esas pobres vidas, muchas de ellas, serán salvas en el reino de Dios.
No hay, ni habrá jamás, nada comparable a la obra del buen samaritano para dar carácter a la misión de presentar la verdad que ayude a la gente, llegando hasta ella donde esté. Un trabajo adecuadamente conducido para salvar a los pobres pecadores que han sido pasados por alto por las iglesias, será una cuña metida por donde la verdad establecerá su morada. Un diferente orden de cosas necesita establecerse entre nosotros como pueblo, y si esta clase de obra se realiza, entonces se creará una atmósfera enteramente diferente alrededor de los obreros, porque el Espíritu Santo se comunicará a todos los que están haciendo el servicio de Dios, y aquellos que están obrando con el Espíritu Santo serán un poder de Dios para levantar, fortalecer y salvar a las personas que están próximas a perecer.
El ministerio de la bondad, pp. 135 136. 159
28. COMPASIÓN Y PIEDAD: EL ESPÍRITU DE DIOS EN ACCIÓN.
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. (Lucas 10: 36, 37).
Es imposible que el corazón en el cual Cristo mora esté desprovisto de amor. Si amamos a Dios, porque él nos amó primero, amaremos a todos aquellos por quienes Cristo murió. No podemos llegar a estar en contacto con la divinidad sin estar en contacto con la humanidad; porque en Aquel que está sentado sobre el trono del universo, se combinan la divinidad y la humanidad. Vinculados con Cristo estamos relacionados con nuestros semejantes por los áureos eslabones de la cadena del amor. Entonces la piedad y la compasión de Cristo se manifestarán en nuestra vida. No esperemos que se nos traigan a los menesterosos e infortunados. No necesitaremos que se nos suplique para sentir las desgracias ajenas. Será para nosotros tan natural ministrar a los menesterosos y doliente como lo fue para Cristo andar haciendo bienes.
Siempre que haya un impulso de amor y simpatía, siempre que el corazón anhele beneficiar y elevar a otros, se revela la obra del Espíritu Santo de Dios. En las profundidades del paganismo, hombres que no tenían conocimiento de la ley escrita de Dios, que nunca oyeron el nombre de Cristo, han sido bondadosos para con sus siervos, protegiéndolos con peligro de sus propias vidas. Sus actos demuestran la obra de un poder divino. El Espíritu Santo ha implantado la gracia de Cristo en el corazón del salvaje, despertando sus simpatías que son contrarias a su naturaleza y a su educación. La luz "que alumbra a todo hombre que viene a este mundo" (Juan 1: 9), está resplandeciendo en su alma; si presta atención a esta luz, ella guiará sus pies al reino de Dios.
La gloria del cielo consiste en elevar a los caídos, consolar a los angustiados. Siempre que Cristo more en el corazón humano, se revelará de la misma manera. Siempre que actúe, la religión de Cristo beneficiará. Donde quiera que obre, habrá alegría.
Dios no reconoce ninguna distinción por causa de la nacionalidad, la raza o la casta. Es el Hacedor de toda la humanidad. Todos los hombres son una familia por la creación, y todos son uno por la redención.- Palabras de vida del gran Maestro, pp. 366, 367. 160
29. FERVOR PARA DAR LA AMONESTACIÓN FINAL.
Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. (Apocalipsis 18: 1).
Muchos días están pasando a la eternidad, y con ellos se nos aproxima el tiempo de prueba. Como nunca antes, ahora debemos orar para que se nos conceda el Espíritu Santo. También debemos esperar que su santificadora influencia actúe en los obreros, para que la gente, a la cual ellos sirven, pueda ver que han estado con Jesús y aprendido de él. Como fieles vigilantes, más que nunca necesitamos percepción espiritual para anunciar el peligro a tiempo, a fin de ver a la, distancia las trampas e intenciones del enemigo. Tanto como la mente humana pueda, debemos tener poder espiritual para captar los grandes temas del cristianismo y cuán trascendentes son sus principios.
Cuando el pueblo de Dios se humille en su presencia, e individualmente busque al Espíritu Santo de todo corazón, de los labios humanos se escucharán testimonios como este que registra las Escrituras: "Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria" (Apoc. 18: 1). Entonces se verán rostros fulgurantes gracias al amor de Dios, y habrá labios que, al ser tocados con fuego santo, dirán: "La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1: 7).
Los que se encuentran bajo la influencia del Espíritu Santo no serán fanáticos; en cambio, habrá en ellos serenidad, determinación y estarán libres de cometer disparates. Todos los que en su manera de ser brillen con la luz de la verdad, serán prudentes en la forma como claman por paz y seguridad. Seamos cuidadosos con la influencia que ejercemos en este tiempo.
Jesús desea conceder a su pueblo dones en abundancia. Diariamente están ascendiendo oraciones que reclaman el cumplimiento de la promesa. Ninguna que haya sido expresada con fe quedará sin atención. Cristo ascendió a lo alto y llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Después de la ascensión de Jesús, y conforme a su promesa, el Espíritu descendió en la forma de un viento recio que llenó el lugar donde se encontraban reunidos sus discípulos. ¿Cuál fue el resultado?
Miles se convirtieron en un día. Se nos ha enseñado que debemos esperar a un ángel que descenderá del cielo, y que la tierra será iluminada con su gloria. Entonces contemplaremos la cosecha de creyentes semejante a la que hubo en Pentecostés.
The Home Missionary, Extra Nº 2, 1º de noviembre de 1893. 161
30. SE ACERCA EL TIEMPO PARA QUE EL ESPÍRITU SE RETIRE.
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tenga sed venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. (Apocalipsis 22: 17).
El tiempo de prueba no continuará por mucho tiempo. Ahora Dios está retirando sus manos refrenadoras de la tierra. Utilizando al Espíritu Santo como su agente, por mucho tiempo ha estado instando a los mortales; sin embargo, no han prestado atención a su llamado. Por intermedio de sus juicios, ahora le está hablando a su pueblo y al mundo. Este período es un tiempo de gracia para los que todavía no han tenido la oportunidad de descubrir la verdad. Con ternura el Señor cuida de ellos. Su misericordioso corazón está sensibilizado, y sus manos todavía están extendidas para salvar. Muchos de los que en estos días finales quieran escuchar la verdad para este tiempo serán admitidos en el redil que los abrigará con seguridad.
El Señor convoca a los que creen para que sean obreros juntamente con él. ¿Por las señales admitiremos que éste es el tiempo del fin sin anunciarle a la gente lo que está por sobrevenir? ¿Dejaremos que las tinieblas los envuelvan más sin esforzarnos para que comprendan la necesidad de prepararse para recibir al Salvador? A menos que cada uno haga la obra que le corresponde realizar a su alrededor, el día del Señor nos sobrecogerá como ladrón. La confusión predomina en el mundo, y pronto se desencadenará el terror sobre los seres humanos. El fin está muy cerca, y los que sabemos acerca de la preparación que es necesaria para este tiempo debemos estar listos para lo que sobrecogerá al mundo con desconcertante sorpresa.
Como pueblo debemos preparar el camino del Señor bajo la orientación del Espíritu Santo. El evangelio debe ser proclamado en toda su pureza. Las corrientes de aguas vivas están ensanchando y profundizando su curso. De lugares cercanos y distantes, algunos serán llamados a dejar el arado y las actividades comerciales más comunes para relacionarse con hombres de experiencia, y, en la medida que aprendan a testificar con eficiencia, proclamarán la verdad con poder. Gracias a la maravillosa obra de la providencia serán removidas montañas de dificultades.
El mensaje que significa mucho para los que habitan sobre el planeta será escuchado y entendido. La gente sabrá qué es la verdad. Adelante, siempre adelante, la obra continuará avanzando hasta que toda la tierra haya sido amonestada. Entonces vendrá el fin.
Review and Herald, 22 de noviembre de 1906. 162
31. SEPARADOS DEL ESPÍRITU.
El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. (Apocalipsis 22: 11).
Cuando culmine la proclamación del mensaje del tercer ángel, la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido "la lluvia tardía", "el "refrigerio de la presencia del Señor" (Hech. 3: 19), y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apresuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido "el sello del Dios vivo" (Apoc. 7: 2).
Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá "Hecho es", y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: "¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo" (Apoc. 22: 11, VM). Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte. Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo; "el reino, y el señorío y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo" (Dan. 7: 27), van a ser dados a los herederos de la salvación, y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores.
Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor a la vista del Dios santo. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su ley. Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieron obstinadamente, acabó por apartarse de ellos.
El gran conflicto, pp. 671, 672. RPEGW MHP
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