jueves, 2 de junio de 2016

03. ORGANIZACIÓN Y DESARROLLO. I. EL AMOR DE DIOS POR SU IGLESIA. LA IGLESIA REMANENTE.


Hace aproximadamente cuarenta años que se estableció la organización entre nosotros como pueblo. Yo fui una de las personas que tuvieron que ver con su afianzamiento desde el comienzo. Conozco las dificultades que hubo que afrontar, los males que estaba llamada a corregir, y he vigilado la influencia de la organización con respecto al crecimiento de la causa. En la primera etapa de la obra, Dios nos dio luz especial sobre este punto, y esta luz, junto con las lecciones que la experiencia nos ha enseñado, debe ser motivo de cuidadosa consideración.
Desde el comienzo nuestra obra fue agresiva. Eramos pocos, y nuestros hermanos pertenecían mayormente a la clase más pobre. Nuestras creencias eran casi desconocidas 28 para el mundo. No teníamos casas de culto, sino unas pocas publicaciones, y muy limitadas facilidades para llevar adelante nuestra obra. Las ovejas estaban esparcidas por los caminos y los vallados, por ciudades, pueblos y bosques. Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús eran nuestro mensaje.

UNIDAD DE FE Y DOCTRINA
Mi esposo, junto con los pastores José Bates, Esteban Pierce, Hiram Edson, y otros que eran inteligentes, nobles y veraces, estaban entre aquellos que, después que pasó el tiempo en 1844, escudriñaban en procura de la verdad como si fuera un tesoro escondido.
Solíamos reunirnos, con el alma abrumada, orando para que lográramos la unidad de fe y doctrina; porque sabíamos que Cristo no está dividido. Investigábamos cada punto separadamente. Abríamos las Escrituras con reverente temor. A menudo ayunábamos, a fin de poder estar mejor preparados para entender la verdad. Después de fervientes plegarias, si algún punto no se entendía, era objeto de discusión, y cada uno expresaba su opinión con libertad; entonces solíamos arrodillarnos de nuevo en 29 oración, y ascendían fervientes súplicas al cielo, para que Dios nos ayudara a estar completamente de acuerdo, para que pudiéramos ser uno como Cristo y el Padre son uno. 

DERRAMAMOS MUCHAS LÁGRIMAS.
Pasamos muchas horas de esta manera. A veces estábamos la noche entera dedicados a la solemne investigación de las Escrituras, a fin de poder entender la verdad para nuestro tiempo. En tales ocasiones el Espíritu de Dios solía venir sobre mí, y las porciones difíciles eran aclaradas por el medio señalado por Dios, y entonces había perfecta armonía. Éramos todos de una misma mente y de un mismo espíritu.
Poníamos especial cuidado en que los textos no fueran torcidos para acomodarlos a opiniones personales. Tratábamos de que nuestras diferencias fueran tan leves como fuera posible, y no nos espaciábamos en puntos de menor importancia sobre los cuales había diversas opiniones. La preocupación de cada uno era crear entre los hermanos, una atmósfera tal que contestara la oración de Cristo de que sus discípulos fuesen uno, como él y el Padre son uno.

A veces, uno o dos de los hermanos se oponían con empecinamiento al punto de vista presentado, dando rienda suelta a los 30 sentimientos naturales del corazón; pero cuando aparecía esta disposición, suspendíamos las investigaciones y postergábamos nuestra reunión, para que cada uno pudiera tener la oportunidad de ir a Dios en oración y, sin conversar con los demás, estudiar el punto controvertido, pidiendo luz del cielo. Nos separábamos con expresiones de amistad, para reunirnos de nuevo tan pronto como fuera posible a fin de proseguir con la investigación. A veces el poder de Dios descendía en forma señalada sobre nosotros, y cuando una luz clara revelaba los puntos de la verdad, llorábamos y nos regocijábamos juntos. Amábamos a Jesús, y nos amábamos mutuamente.
Poco a poco fuimos aumentando en número. La semilla sembrada fue regada por Dios, y él dio el crecimiento. Al comienzo nos reuníamos para el culto, y presentábamos la verdad a los que venían a escuchar, tanto en casas privadas, como en cocinas grandes, en galpones, en bosques y en edificios escolares; pero no pasó mucho tiempo antes que nos fuera posible edificar humildes casas de culto.

LA INTRODUCCIÓN DEL ORDEN ECLESIÁSTICO
A medida que nuestros miembros fueron 31 aumentando, resultó evidente que sin alguna forma de organización habría gran confusión, y la obra no se realizaría con éxito. La organización era indispensable para proporcionar sostén al ministerio, dirigir la obra en nuevos territorios, proteger tanto a las iglesias como a los ministros de los miembros indignos, administrar las propiedades de la iglesia, publicar la verdad por medio de la prensa y para muchos otros objetos.  Sin embargo, había un fuerte sentimiento en contra de ella entre nuestros hermanos. Los adventistas del primer día eran enemigos de la organización, y la mayor parte de los adventistas del séptimo día tenía las mismas ideas. Buscamos al Señor con ferviente oración para poder entender su voluntad, y nos fue dada luz por medio de su Espíritu en el sentido de que debía haber orden y disciplina cabal en la iglesia: La  organización era esencial. El sistema y el orden se manifiestan en todas las obras de Dios a través del universo. El orden es la ley del cielo, y debe ser la ley del pueblo de Dios en la tierra.

NUEVAS EMPRESAS
Tuvimos una dura lucha para implantar 32 la organización. A pesar de que Dios dio testimonio tras testimonio sobre este punto, la oposición era fuerte, y hubo que hacerle frente una y otra vez. Pero sabíamos que el Señor Dios de Israel estaba conduciéndonos y guiándonos por su Providencia. Nos empeñamos en la obra de la organización, y esta decisión progresista produjo una señalada prosperidad.
A medida que el desarrollo de la obra exigía que nos empeñáramos en nuevas empresas, estábamos preparados para afrontarlas. El Señor dirigió nuestras mentes a la importancia de la obra educacional. Vimos la necesidad de tener escuelas, a fin de que nuestros niños recibieran una instrucción exenta de los errores de la falsa filosofía, para que su educación estuviera en armonía con los principios de la Palabra de Dios. Se nos presentó con urgencia la necesidad de fundar una institución de salud tanto para ayudar e instruir a nuestros propios hermanos, como para que fuera un medio de bendición e iluminación para otros. También llevamos a cabo esta empresa. Todo esto era obra misionera del más elevado carácter.

RESULTADOS DEL ESFUERZO UNIDO
Nuestra obra no fue sostenida por grandes 33 donaciones o legados, porque tenemos pocos hombres ricos entre nosotros. ¿Cuál es el secreto de nuestra prosperidad? Hemos avanzado bajo las órdenes del Capitán de nuestra salvación. Dios ha bendecido nuestros esfuerzos unidos. La verdad se ha difundido y ha florecido. Las instituciones se han multiplicado. La semilla de mostaza ha crecido hasta llegar a ser un árbol grande. La aplicación del plan relativo a la organización ha constituido un gran éxito. Se adoptó la dadivosidad sistemática de acuerdo con el plan de la Biblia. El cuerpo ha sido "concertado y unido entre sí por todas las coyunturas". A medida que hemos avanzado, nuestro sistema de organización ha continuado demostrando su eficacia.

EVITEMOS LOS PELIGROS DEL DESORDEN
Nadie albergue el pensamiento de que podemos prescindir de la organización. La erección de esta estructura nos ha costado mucho estudio y muchas oraciones en demanda de sabiduría, que sabemos que Dios ha contestado. Se la ha edificado bajo su dirección, sobre la base de mucho sacrificio y conflicto. Ninguno de nuestros hermanos esté tan engañado como para intentar derribarla, porque se produciría una situación en 34 la que ni siquiera soñamos. En el nombre del Señor os declaro que la organización debe permanecer, fortalecida, establecida, asentada. Cuando Dios ordenó: "Avanzad", lo hicimos en medio de dificultades que aparentemente imposibilitaban el progreso. Sabemos cuánto ha costado poner por obra los planes de Dios en lo pasado, los planes que han hecho de nosotros el pueblo que somos. Sea, pues, cada uno de nosotros sumamente cuidadoso, para no confundir las mentes con respecto a las cosas que Dios ha ordenado para nuestra prosperidad y éxito en el avance de su causa.

Los ángeles trabajan en forma armoniosa. Un orden perfecto caracteriza todos sus movimientos. Cuanto más cerca imitemos la armonía y el orden de la hueste angelical, más éxito tendrán los esfuerzos de estos agentes celestiales en nuestro favor. Si no vemos ninguna necesidad de trabajar en forma armoniosa, y somos desordenados, indisciplinados y desorganizados en nuestra forma de obrar, los ángeles, que están cabalmente organizados y se mueven en perfecto orden, no pueden trabajar con éxito por nosotros. Se apartan apesadumbrados, porque no están autorizados a bendecir la confusión, el desorden y la desorganización. 35
Todos los que deseen la cooperación de los mensajeros celestiales deben trabajar al unísono con ellos. Los que tienen la unción de lo alto estimularán el orden, la disciplina y la unidad de acción en todo lo que emprendan, y entonces los ángeles de Dios podrán cooperar con ellos. Pero nunca, nunca estos mensajeros celestiales respaldarán la irregularidad, la desorganización y el desorden. Todos estos males son el resultado de los esfuerzos de Satanás para debilitar nuestras fuerzas, para disipar nuestro valor, e impedir el éxito en la acción.

Satanás sabe bien que el éxito puede acompañar únicamente al orden y la acción armoniosa. Bien sabe que todo lo que está relacionado con el cielo está en perfecto orden, que la sujeción y la disciplina perfecta señalan los movimientos de la hueste angelical. Es su firme propósito apartar a los profesos cristianos tanto como sea posible del orden del cielo; por lo tanto engaña aun a los profesos hijos de Dios y les hace creer que el orden y la disciplina son enemigos de la espiritualidad, que la única seguridad para ellos consiste en permitir que cada uno siga su propia conducta, y en permanecer especialmente separados de los grupos de cristianos que están unidos y trabajan para 36 establecer la disciplina y la armonía en la acción. Se consideran peligrosos todos los esfuerzos que se hacen para establecer el orden; es decir, se los considera una restricción de la libertad legítima, y por lo tanto se los teme como al papismo. Estas almas devotas consideran que es virtud jactarse de su libertad para pensar y actuar en forma independiente. No aceptan indicaciones de nadie. No se consideran responsables ante nadie. Se me mostró que es la obra especial de Satanás inducir a los hombres a creer que Dios les ha ordenado hacer las cosas por su cuenta y escoger su propia forma de obrar independientemente de sus hermanos.

Dios está guiando a su pueblo para que salga del mundo con el fin de colocarlo sobre la exaltada plataforma de la verdad eterna, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Quiere disciplinar y preparar a sus hijos. No estarán en desacuerdo, creyendo uno una cosa, y teniendo otro una fe y opiniones totalmente opuestas, moviéndose cada uno independientemente del cuerpo. Por la diversidad de los dones y ministerios que él ha puesto en la iglesia, todos pueden llegar a la unidad de la fe. Si alguien adopta puntos de vista referentes a la Biblia sin considerar la opinión de sus hermanos, y 37 justifica su conducta alegando que tiene derecho de sostener sus propias opiniones peculiares, y luego las impone a otros, ¿cómo podrá cumplirse la oración de Cristo? ¿Y si otro y aun otro se levanta, y cada uno reclama su derecho a creer y hablar lo que le place sin relación con la fe del cuerpo, dónde estará la armonía que existió entre Cristo y su Padre, y que Cristo pidió en oración que existiera entre sus hermanos?

RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL 
Y UNIDAD CRISTIANA  
Aunque tenemos una obra y una responsabilidad individuales delante de Dios, no hemos de seguir nuestro propio juicio independiente, sin considerar las opiniones y los sentimientos de nuestros hermanos; pues este proceder conducirá al desorden en la iglesia. Es deber de los ministros respetar el juicio de sus hermanos; pero sus relaciones mutuas, así como las doctrinas que enseñan deben ser examinadas a la luz de la ley y el testimonio. Entonces, si los corazones son dóciles para recibir la enseñanza, no habrá divisiones entre nosotros. Algunos se sienten inclinados al desorden, y se están apartando de los grandes hitos de la fe, pero Dios está induciendo a sus ministros a ser uno en 38 doctrina y en espíritu.

Es necesario que nuestra unidad sea hoy de un carácter tal que soporte la prueba... Tenemos muchas lecciones que aprender, y muchísimas que desaprender. Sólo Dios y el cielo son infalibles. Se chasquearán los que creen que nunca tendrán que abandonar una opinión acariciada, que nunca se les presentará la ocasión de cambiar su punto de vista. Mientras sigamos aferrados a nuestras propias ideas y opiniones con empecinada porfía, no podemos 
gozar de la unidad por la cual Cristo oró.  
Cuando un hermano recibe nueva luz acerca de las Escrituras, debe explicar francamente su posición, y todo ministro debe investigar las Escrituras con un espíritu libre de prejuicios, para ver si los puntos presentados pueden ser sostenidos por la Palabra inspirada. "El siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad" (2 Tim. 2: 24, 25).

¡LO QUE DIOS HA HECHO!
Al repasar nuestra historia pasada, habiendo 39 recorrido todas las etapas de nuestro progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabado sea Dios! Mientras contemplo lo que Dios ha hecho, me lleno de asombro y confianza en Cristo como nuestro líder. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que nos olvidemos de la manera como Dios nos ha conducido.
Somos ahora un pueblo fuerte, si queremos poner nuestra confianza en el Señor; porque estamos mandando las poderosas verdades de la Palabra de Dios. Tenemos toda clase de motivos para estar agradecidos. Si andamos en la luz de los vivientes oráculos de Dios tal como brilla sobre nosotros, tendremos grandes responsabilidades, en correspondencia con la gran luz que Dios nos ha dado. Tenemos muchos deberes que cumplir, porque hemos sido depositarios de la verdad sagrada que debe ser dada al mundo en toda su hermosura y su gloria. Hemos contraído con Dios la deuda de emplear toda ventaja que nos ha concedido para hermosear la verdad mediante la santidad del carácter, y para proclamar los mensajes de amonestación, consuelo, esperanza y amor a los que están en las tinieblas del error y el pecado.

Gracias a Dios por lo que ya se ha hecho 40 con el fin de proporcionar a nuestros jóvenes los medios para su preparación religiosa e intelectual. Muchos han sido educados para que puedan desempeñar una parte en las diversas ramas de la obra, no sólo en Norteamérica sino en los territorios del extranjero. Nuestras editoriales han proporcionado publicaciones que han difundido por todas partes el conocimiento de la verdad. Sean reconocidas como expresión de gratitud a Dios todas las ofrendas que cual riachuelo han engrosado la corriente de la generosidad.
Tenemos un ejército de jóvenes que puede hacer mucho si se lo dirige y se lo anima debidamente. Queremos que nuestros hijos crean la verdad. Queremos que sean bendecidos por Dios. Queremos que participen en planes bien organizados para ayudar a otros jóvenes. Sean todos preparados de tal manera que puedan presentar correctamente la verdad, dando razón de la esperanza que hay en ellos, y honrando a Dios en todo ramo de la obra donde estén calificados para actuar...
Como los discípulos de Cristo, es nuestro deber difundir la luz que sabemos que el mundo no tiene. Los hijos de Dios deben ser " ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 41 atesorando para sí buen fundamento para lo porvenir, que echen mano de la vida eterna" (1 Tim. 6:18,19). (Testimonios para los ministros, págs. 24-32). 43 

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