01. ILUMINADOS POR EL ESPÍRITU.
Alumbrando los ojos
de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
(Efesios 1: 18).
El apóstol Pablo
suplica: "Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la
esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza" (Efe.
1: 17-19). Sin embargo, la mente primero debe adaptarse a la naturaleza de la
verdad a ser investigada. Los ojos del
entendimiento también tienen que ser iluminados. Además, el intelecto y el
corazón deben ponerse en armonía con Dios, que es la verdad.
El que contemple a
Cristo con los ojos de la fe no verá gloria en sí mismo, por cuanto la que
refleje su mente y corazón corresponderá a la gloria del Redentor. Siendo que
la expiación fue realizada por su sangre, el gozo de la liberación del pecado
conmoverá su corazón con gratitud. Al ser justificado por Jesús, el receptor de
la verdad recibe el impulso de rendirse totalmente a Dios, y sólo entonces es
admitido en la escuela de Cristo, para aprender del que es manso y humilde de corazón.
Al difundirse el conocimiento del amor de Dios en el corazón, el creyente
exclama: ¡Oh, que amor! ¡Qué condescendencia!
Apropiado de las ricas promesas de fe, llega a ser participante de la
naturaleza divina. Al vaciarse el corazón del yo, las aguas de vida fluyen
hacia el interior y entonces la gloria del Señor brilla en él. Mediante la
continua contemplación de Cristo, lo divino asimila lo humano. Así es como el
creyente es transformado a su semejanza.
"Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria -de un carácter a otro- en la
misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3: 18). El carácter
humano se transforma a la semejanza divina. Son los ojos espirituales los que
pueden discernir esta gloria. Permanece velada, encubierta en el misterio,
hasta que el Espíritu Santo imparte discernimiento al creyente.
Review and
Herald, 18 de febrero de 1896. 103
02. EL ESPÍRITU ES FUNDAMENTAL PARA ENTENDER
LA VERDAD.
Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios.
(1 Corintios 2: 10).
Hay una gran obra que
debe hacerse en nuestros días y no estamos en condiciones de captar la mitad de
lo que Dios desea realizar en favor de su pueblo. Hablamos acerca del mensaje
del primer ángel, y también del segundo, y hasta pretendemos creer que
entendemos algo referente al mensaje del tercer ángel. Sin embargo, no
tendríamos que conformarnos con lo que sabemos. Nuestras peticiones, mezcladas con fe y
contrición, deberían ascender a Dios para que nos permita comprender los
misterios que él está deseoso de dar a conocer a sus santos. Necesitaríamos
entender que, a menos que seamos enseñados por el Espíritu Santo, nunca
podremos comprender bien la Biblia, un libro sellado hasta para los eruditos
que son sabios según su propia opinión.
Jesús sabía bien lo
que quería decir cuando recomendó a sus discípulos que escudriñaran las
Escrituras. Investigar quiere decir comparar
un texto con otro, teniendo en cuenta que los asuntos espirituales deben
considerarse con una mente espiritual. No deberíamos sentirnos satisfechos con
un conocimiento superficial. Hay que explorar los tesoros escondidos, que
permanecen ocultos bajo la superficie, del mismo modo como los mercaderes
buscan las mejores perlas. Luz, abundante luz, será la recompensa que les
aguarda a los que investigan la verdad con diligencia.
Pudiendo saber qué es
la verdad, hay muchos que todavía no han descubierto las capacidades de su
mente, ni se esfuerzan por adquirir la experiencia que les permita desarrollar
al máximo su potencial para conocer la verdad. Es imposible que el Espíritu
Santo descienda sobre usted, a menos que sienta la necesidad de recibirlo con
un anhelo más intenso del que ahora tiene. Sepa que ya estamos viviendo en las
fronteras del mundo eterno y, en consecuencia, Cristo vendrá pronto. Todo el
cielo está interesado en el progreso de la obra de preparación de su iglesia
para la venida.
Si alguna vez hubo un
pueblo que necesitó prestar atención al Testigo fiel que aconsejó a la iglesia
de Laodicea a ser celosa y a arrepentirse ante Dios, somos nosotros, quienes
hemos recibido verdades estupendas para este tiempo pero no hemos vivido a la
altura de los privilegios y las responsabilidades que se nos han confiado.
Perdimos mucho por no haber vivido a la luz de las verdades solemnes que
profesamos creer.- Review and Herald, 4 de junio de 1889. 104
03. INSTRUMENTOS MEDIANTE LOS CUALES
EL ESPÍRITU NOS
GUÍA.
Mis ovejas oyen mi
voz, y yo las conozco, y me siguen.
(Juan 10: 27).
Jesús espera que
todos los que profesan ser sus soldados le sirvan. Confía en que usted pueda
reconocer al enemigo a fin de ofrecerle resistencia, y que no le dé confianza
traicionando así el cometido sagrado. El Señor lo ha puesto en una posición
donde puede ser elevado y ennoblecido, y estar constantemente adquiriendo
idoneidad para su obra- Si no tiene estas calificaciones, solo usted tiene la
culpa.
Para guiarnos y
hacernos capaces de orientar a otros, hay tres maneras por las cuales el Señor
nos revela su voluntad. ¿Cómo podemos distinguir su voz de la de un extraño?
¿Cómo podemos discernir su voz de la de un falso pastor? Dios nos revela su voluntad en su Palabra,
las Sagradas Escrituras. Su voz también se manifiesta en obras providenciales;
y la reconoceremos al no separarnos de él para andar en nuestros caminos,
haciendo según nuestra voluntad y siguiendo los impulsos de un corazón no
santificado, hasta que los sentidos se hayan confundido de tal manera que no
disciernan las cosas eternas, y la voz de Satanás esté de tal manera disfrazada
que se la acepte como la voz de Dios,
Otra manera de oír la
voz de Dios es por medio de las súplicas del Espíritu Santo, el cual hace sobre
el corazón impresiones que se elaborarán en el carácter. Si está usted en duda acerca de algún asunto,
debe consultar primero las Escrituras. Si empezó de veras la vida de la fe, se
ha entregado al Señor para ser completamente suyo, y él lo ha tomado para amoldarlo
según su propósito, a fin de que sea vaso de honra. Debe tener un ferviente
deseo de ser orientado para seguirlo donde quiera que lo conduzca. Entonces
confíe en que él realizará sus designios, y al mismo tiempo coopere con él
obrando su propia salvación con temor y temblor. Si por experiencia todavía no ha aprendido a
conocer la voz del buen Pastor, podrá hallar dificultades que lo pondrán en
situación de duda y peligro. Usted debiera poder distinguir su voz.-
Testimonios selectos, t. 4, pp.156,157. 105
04. ACUDA A LA FUENTE DE LA LUZ.
La exposición de tus
palabras alumbra. Hace entender a los simples. (Salmos 119: 130).
Hay a veces hombres
de capacidad intelectual, mejorada por la educación y la cultura, que no
alcanzan a comprender ciertos pasajes de la Escritura, mientras que otros que
no tienen instrucción, cuyo entendimiento parece débil y cuya mente no está
disciplinada, comprenden su significado y hallan fuerza y consuelo en aquello
que los primeros consideran tedioso, o pasan por alto como si no tuviese
importancia. ¿Por qué es esto? Me ha
sido explicado que estos, no confían en su propio entendimiento. Van a la fuente de la luz, Aquel que inspiró
las Escrituras, y con humildad de corazón piden sabiduría a Dios, y la
reciben. Hay, minas de verdad que ha de
descubrir todavía el investigador ferviente. Cristo representó la verdad por un
tesoro oculto en, el campo. No está en la misma superficie; debemos cavar para
encontrarla. Pero nuestro éxito no depende
tanto de la capacidad intelectual como de nuestra humildad de corazón y de una
fe que se vale de la ayuda divina.
Sin la dirección del
Espíritu Santo, estaremos constantemente expuestos a torcer las Escrituras o a
interpretarlas mal. La lectura de la
Biblia muchas veces no reporta provecho, y hasta puede causar un desafío
positivo. Cuando la Palabra de Dios se
abre sin reverencia ni oración, y los pensamientos y afectos no están fijos en
Dios ni armonizan con su voluntad, el intelecto es enturbiado por la duda, y el
escepticismo se fortalece con el estudio de la Biblia. El enemigo rige los pensamientos y sugiere
interpretaciones que no son correctas.
Cuando los hombres no
tratan de estar en armonía con Dios en sus palabras y acciones, por sabios que
sean, están expuestos a errar en su comprensión de la Escritura, y es peligroso
confiar en sus explicaciones. Cuando
tratamos verdaderamente de hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo toma
los preceptos de su Palabra, hace de ellos los principios de la vida y los
escribe en las tablas del alma. Son
únicamente los que siguen la luz ya dada quienes pueden esperar recibir una
mayor iluminación por parte del Espíritu.
Joyas de los testimonios, t. 2, pp.
309, 310. 106
05. DESARROLLO DEL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL.
Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1
Corintios 2: 14).
Las joyas de la
verdad que habían permanecido esparcidas sobre el campo de la revelación, desgraciadamente
fueron sepultadas por los dichos y mandamientos de las tradiciones humanas, a
tal punto que la sabiduría celestial quedó prácticamente olvidada. Satanás ha tenido éxito en hacer creer que
los hombres han conseguido grandes logros. El Señor Dios, Creador de todo, dio
el evangelio al mundo a un costo infinito. Por este intermedio, el gozo y el
manantial refrescante del alivio que imparte consuelo permanente, fue abierto
para todos los que acuden a la fuente de la vida. Todavía hay filones de la
verdad que están para ser descubiertos, sólo que los asuntos espirituales deben
discernirse espiritualmente.
Las mentes
entenebrecidas con el mal no pueden apreciar el valor de la verdad que está en
Jesús. Cuando el hombre acaricia la
iniquidad, no siente la necesidad de realizar diligentes esfuerzos con oración
y reflexión para poder entender lo que necesita saber, a fin de no perder el
cielo. Por tanto tiempo ha permanecido bajo las sombras del enemigo, que su
concepción de la verdad se asemeja a la observación de un objeto visto a través
de un vidrio ahumado e imperfecto. Por eso lo ve todo obscuro y pervertido. La
visión espiritual es falible y no confiable para los que tratan de ver en medio
de la penumbra por haber dado las espaldas a la luz.
Sin embargo, los que
creen en Jesús, deben avanzar constantemente en pos de la luz. Tienen que orar
diariamente para recibir la luz que mana del Espíritu Santo, para que ella
brille sobre las páginas del Libro sagrado, a fin de que puedan comprender las
cosas que pertenecen al Espíritu divino. Necesitamos confiar sin reservas en la
Palabra de Dios. De otra manera estaremos perdidos. Las palabras de los
hombres, por importantes que parezcan, no tienen el poder de hacernos perfectos
ni habilitarnos para toda buena obra.
"Que Dios os
haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por
el Espíritu y la fe en la verdad" (2 Tes. 2: 13). Este texto revela los dos agentes que se unen
para salvar al hombre: La influencia divina y la poderosa fe viviente que
poseen los que siguen a Cristo. Mediante
la santificación por el Espíritu y el creer en la verdad, llegaremos a ser
colaboradores de Dios.
Review and Herald, 1º de diciembre de 1891. 107
06. BUSCAR SUS TESOROS.
Además, el reino de
los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre
halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y
compra aquel campo. (Mateo 13: 44).
En buena medida, la
iglesia de nuestros días se ha conformado con un conocimiento superficial de la
revelación, presentada en forma tan clara y sencilla para que pueda ser
comprendida, que muchos piensan que ya tienen lo que necesitan y que eso ya les
basta. En cambio, cuando el Espíritu Santo actúa sobre la mente, no nos deja
permanecer en la indolencia. Despierta en nosotros un ferviente deseo de
conocer la verdad no corrompida por el error y las falsas doctrinas. La verdad celestial recompensará al que la
busca con diligencia...
El reino de los
cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, "el cual un hombre
halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y
compra aquel campo" (Mat. 13: 44).
Lo adquiere con el propósito de poderlo trabajar, para labrarlo todo y
tomar posesión de sus tesoros. El Espíritu Santo orienta la búsqueda y da la
recompensa. Si el explorador encuentra vetas del precioso mineral mientras cava
el campo, para calcular el valor que tiene la mina hunde aún más su herramienta
y así encuentra nuevos filones del gran tesoro.
En las minas de oro que hay en el mundo, los filones no están
entrelazados como el precioso metal que hay en la revelación, cuyas vetas
conducen a las invalorables riquezas de Cristo.
El Señor quiere que
cada uno de sus hijos sea rico en la fe.
En esto consiste el fruto de la obra del Espíritu Santo cuando actúa en
el corazón. Desde sus profundidades se manifiesta hacia el exterior
desarrollando el carácter que Dios aprueba. ¡Qué vasto es el campo donde se
encuentran los tesoros de la verdad que Cristo desea sumar al dominio de la fe,
de la cual deben apropiarse sus discípulos!
Necesitamos una fe mayor si deseamos tener un conocimiento mejor del
mundo. El mayor impedimento para recibir
la iluminación divina consiste en no depender del poder del Espíritu Santo.-
Letter 38, 1896. 108
07. BUSCAR LA VERDAD.
Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí.
(Juan 5: 39).
Cristo adoptó la
forma humana con el propósito de vivir la ley de Dios. Él es la Palabra de
vida. Vino para ser el evangelio de
salvación para el mundo, y para cumplir cada exigencia de la ley. Jesús es la
Palabra, el Guía al que hay que recibir y obedecer en cada aspecto de la vida.
Cuán necesario es, pues, que la mina de la verdad sea explorada para descubrir
ese rico tesoro y ponerlo a buen recaudo como una joya preciosa. La encarnación
de Cristo, su divinidad, su expiación, su extraordinario ministerio en el cielo
como nuestro abogado y la obra del Espíritu Santo, todos estos temas del
cristianismo son esenciales; y más aún, por ser vitales para nosotros, están
revelados desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Los áureos eslabones de la
cadena de la verdad evangélica, y lo principal, la materia prima, se encuentran
en las enseñanzas de Cristo Jesús. ¿Por qué entonces no habrían de ser
ennoblecidas y exaltadas las Escrituras en cada escuela de la tierra? ¡Cuán
poco niños son educados para estudiar la Biblia como la Palabra de Dios, y para
alimentarse con sus verdades, que son la carne y sangre del Hijo de Dios!
"De cierto, de
cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros. El que come
mi carne y bebe mi sangre [es decir, si continúa recibiendo las palabras de
Cristo y las practica], tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él" (Juan
6: 53-56). "El que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en
él. Y en esto sabemos que él permanece
en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado" (1 Juan 3: 24).
Cada familia tiene la
necesidad de hacer de la Biblia el libro guiara su estudio. Los dichos de
Cristo son oro puro, sin una partícula de contaminación, a menos que por su
interpretación el hombre trate de contaminarla al punto de considerar el error
como verdad. A los que han recibido
conceptos errados de la Palabra, pero al investigar en las Escrituras ponen su
mayor esfuerzo en obtener la sustancia de la verdad que contiene, el Espíritu
Santo abrirá sus ojos a la comprensión de los mensajes de las Escrituras, y
entonces la verdad de la Palabra será para ellos como una nueva revelación.-
Fundamentals of Christian Education, pp. 385, 386. 109
08. CONOCER LO DESCONOCIDO.
Porque, ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Así tampoco nadie conoció las cosas
de Dios, sino el Espíritu de Dios. (1 Corintios 2: 11).
La revelación no es
creación o invención de algo nuevo, sino la manifestación de lo que era antes
de ser dado a conocer, lo cual escapaba al conocimiento de los seres humanos.
Las grandes verdades eternas contenidas en el evangelio fueron reveladas
mediante un estudio diligente realizado con mucha humildad delante de Dios. El
divino Maestro conduce la mente de los buscadores de la verdad para que lleguen
a conocerla mediante la orientación del Espíritu Santo. No existe una manera más apropiada y eficaz
que la de ser guiados de este modo. La promesa del Salvador fue: "Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad" (Juan
16: 13). Sólo cuando el Espíritu Santo nos sea impartido llegaremos a
comprender la Palabra de Dios.
El salmista escribió:
"¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra. Con todo
mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos... Abre mis
ojos y miraré las maravillas de tu ley" (Sal. 119: 9, 10, 18).
Somos instados a
buscar la verdad como un tesoro escondido. El Señor abre la comprensión del
explorador para que cada vez haga nuevos descubrimientos, ya que el Espíritu lo
capacita para que se apropie de la revelación. En esto estaba pensando el
salmista cuando imploró para que sus ojos fueran abiertos a fin de poder
descubrir las maravillas que encierra la ley.
Cuando el creyente anhela apoderarse de la excelencia de Cristo Jesús,
su mente se capacita para descubrir las glorias del mundo mejor. Únicamente con
la ayuda del Maestro divino podemos llegar a comprender las verdades de la
Palabra de Dios. En la escuela de Cristo, al ser abierta nuestra comprensión a
los misterios de su bondad, es como aprendemos a ser mansos y humildes de
corazón.
El que inspiró la
Palabra es el verdadero expositor. Cristo ilustró sus enseñanzas llamando la
atención de sus oyentes a las lecciones sencillas de las leyes de la naturaleza
y a los asuntos que conocían bien, porque se relacionaban diariamente con
ellos. De este modo él condujo sus mentes del ámbito natural al espiritual.
Sabbath School Worker, 1º de diciembre de 1909. 110
09. EN LA MINA HAY QUE EXCAVAR PROFUNDO.
Y éstos eran más
nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así. (Hechos 17: 11).
Es bueno y
conveniente leer la Biblia. Sin embargo,
nuestra responsabilidad no finaliza allí, puesto que debemos investigar en sus
páginas. El conocimiento acerca de Dios no se consigue sin esfuerzo mental, y
sin ferviente súplica de la sabiduría que nos permita separar el grano sano de
la doctrina verdadera contaminada por el hombre y Satanás. El diablo y su
confederación humana se han propuesto mezclar la paja del error con el trigo de
la verdad. Con diligencia debemos rastrear los tesoros escondidos, y pedir
sabiduría celestial para distinguir las invenciones humanas de los mandamientos
divinos. El Espíritu Santo capacitará a los buscadores sinceros para que puedan
hallar las preciosas verdades relacionadas con el plan de la redención.
Deseo que todos
entiendan bien que un estudio ocasional de la Escrituras no es suficiente. Debemos investigar con todo lo que la
expresión implica. El minero explora la tierra con avidez para hallar las vetas
de oro. Del mismo modo, debemos rastrear los tesoros escondidos de la Palabra
de Dios que Satanás ha tratado de ocultar del hombre desde hace tanto
tiempo. El Señor dijo: "El que
quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios"
(Juan 7: 17).
La Palabra de Dios es
verdad y luz. Es como una lámpara que guía nuestros pasos hacia los portales de
la ciudad de Dios. Por esta razón, Satanás realiza esfuerzos tan desesperados
para poner tropiezos en el sendero trazado para que transiten por él los
redimidos del Señor. Usted no debe llevar sus ideas a la Biblia y hacer de su
opiniones el centro en tomo al cual la verdad se define. Al llegar a la puerta
de la investigación, con humildad hay que deponer todas las ideas personales, y
con un corazón contrito, con oración sincera y el yo escondido en Cristo hemos
de buscar la sabiduría que procede de Dios. Porque concierne a su bienestar
personal y eterno, usted debe sentir que necesita la verdad revelada que
proviene de Dios. La Biblia es la guía orientadora que lo ayudará a encontrar
las huellas a la vida eterna. Tiene que desear de lo alto todo aquello que le
permita conocer la voluntad y los caminos del Señor.
Fundamentals of Christian
Education, pp. 307, 308. 111
10. CON HUMILDAD DE CORAZÓN.
Porque así dijo el
Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo
habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu,
para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de
los quebrantados. (Isaías 57: 15).
Todos los que con
humildad y con una mente investigadora desean encontrar orientación en la
Biblia, y están determinados a descubrir los fundamentos de la salvación,
sabrán lo que dicen las Escrituras. En
cambio, los que no manifiestan una disposición para aceptarla, dicho espíritu
los alejará de la investigación. El Señor no transmitirá ningún mensaje a nadie
que no le interese la verdad. No malgasta sus instrucciones en los que están
permeados por deseos irreverentes o contaminados. A fin de neutralizar el buen
efecto de la santa ley de Dios, el tentador educa la mente para que asimile sus
sugerencias.
Necesitamos humillar
el corazón, y con sinceridad y: reverencia escudriñar las palabra de vida
porque sólo los que tienen una mente humilde y contrita podrán ver la luz. El
corazón, la mente, el ser entero necesitan estar preparados para recibirla.
Debe producirse un silencio interior para que los pensamientos puedan ser
llevados cautivos a Cristo Jesús. La Palabra de Dios tiene que reprochar el
conocimiento jactancioso y la autosuficiencia.
El Señor está
dispuesto a hablar a los que se presentan delante de él con humildad. En el
altar de la oración, y en la medida en que mediante la fe toquemos el trono de
la misericordia, recibiremos de las manos de Dios la llama celestial que
disipará nuestras tinieblas y nos convencerá de nuestras necesidades
espirituales. El Espíritu Santo toma todo lo que pertenece a Dios y lo revela a
los que buscan con sinceridad los tesoros celestiales. Si permitimos que él nos
guíe, nos conducirá a la luz. En la medida que contemplemos la gloria de
Cristo, seremos transformados a su imagen. Necesitamos tener la fe que obra por
amor y purifica a la persona. El corazón será renovado, y nacerá en nosotros el
deseo de obedecer a Dios en todas las cosas.
Review and Herald, 15 de
diciembre de 1896. 112
11. DISPUESTOS A SER ENSEÑADOS.
Así dijo Jehová:
Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea
el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. (Jeremías 6: 16).
Después de rogar al
Señor que le muestre su voluntad, le proporcione sabiduría celestial y la
iluminación de su Santo Espíritu, al investigar las Escrituras el peticionante
encontrará que los textos que antes habían sido oscuros, de pronto los entiende
con claridad. Como nunca antes esto le ayudará a comprender, sus
responsabilidades. Jesús dijo: "Mi doctrina no es mía, sino de aquel que
me envío. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es
de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta" (Juan 7:16, 17).
El conocimiento de la
verdad divina se promete a quienes desean obedecer a la luz y a la verdad
confiadas. La entrada por la puerta estrecha no depende de la posesión de
conocimientos o de nuestras riquezas, sino que depende de la posesión de un
espíritu dispuesto a ser enseñado. El que aprecia y se apropia de cada rayo de
luz que recibe para andar en él, poniendo sus acciones en armonía con ese
destello y santificándose por su intermedio, recibirá más iluminación. También
podrá entender en qué consiste el plan de la salvación...
El que tiene un
corazón obediente, y está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, no solamente
recibirá la verdad con alegría sino que buscará con fervor los tesoros
escondidos que hay en ella. Abrirá las
Escrituras con humildad, y con un espíritu dispuesto a aprender y a comprender
cómo andar en la luz. Por eso
preguntará: "Señor, ¿qué quieres que yo haga? (Hech. 9: 6). Con el propósito de poner su vida en armonía
con la voluntad de Dios manifestará disposición a sacrificar cualquier cosa;
todo, si le fuera solicitado.
No siempre resulta
fácil obedecer la voluntad divina. Exige
firmeza de propósitos para poder entrar por la puerta estrecha que se abre a un
sendero angosto que conduce a la vida eterna, porque por todas partes el
creyente encuentra insinuaciones para desviarlo por caminos prohibidos. Los que sienten amor por las riquezas y
desean el honor que generan las posiciones destacadas, no entrarán por el
sendero estrecho, a menos que se desprendan de sus ídolos. No es posible transitar por la senda estrecha
llevando consigo las cosas de este mundo.
El que desea entrar
por la puerta estrecha debe consagrar a Dios todo lo que es y lo que
tiene. Jesús dijo: "Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame"
(Mat. 16: 24).- Review and Herald, 28 de marzo de 1912. 113
12. RECIPIENTES VACÍOS.
Pero tenemos este
tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de
nosotros. (2 Cor. 4: 7).
Han preguntado: ¿Qué
clase de vasija utiliza el Espíritu? ¿Qué dice Jesús? "Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga" (Mat. 11: 26-30). ¿Cuál es el recipiente apropiado para
los propósitos del Señor? Una vasija
vacía. La persona, al desprenderse de toda corrupción, queda en condiciones de
ser utilizada.
¿Nos hemos vaciado
del yo? ¿Nos hemos liberado de la planificación egoísta? ¡Oh, ocupémonos menos
del yo! Quiera Dios purificar a su pueblo, a sus maestros y a las iglesias. Él
es un guía que nos orienta en todo, pero esto no nos libera de problemas que
nos pueden apartar de los, principios de la justicia. ¿Por cuánto tiempo debe
continuar esta situación? ¿Cómo puede utilizar el Señor nuestras vasijas para
uso sagrado, a menos que nos vaciemos a nosotros mismos para dar lugar a la
obra del Espíritu Santo?
Dios convoca a su
pueblo para que lo revele a él. ¿Debería ser el mundo el que muestra las normas
de integridad que la iglesia no tiene? ¿Debería ser la ambición egoísta lo
primero que muestran los seguidores de Cristo?
Los principios acariciados por ellos, ¿no deberían ser puestos sobre el
verdadero fundamento para que en lugar de antagonismo haya unidad en la
iglesia? ¿Traeremos a su seno madera, heno o rastrojo? Mejor, ¿no deberíamos aportar los metales más
valiosos: oro, plata o piedras preciosas? ¿Será que no podemos distinguir bien
entre la paja y el trigo? ¿No nos hemos dado cuenta de que necesitamos recibir
el Espíritu Santo en el corazón para que pueda adaptar y modelar nuestra vida?
Vivimos en tiempos
peligrosos. En el temor de Dios quiero decir que el contacto con las Escrituras
es indispensable para el completo desarrollo de nuestros caracteres. Cuando el
Espíritu Santo actúa sobre el corazón y la mente, cuando el yo está muerto, la
verdad puede habilitarnos para una constante expansión y para alcanzar nuevas
alturas en el desarrollo. Cuando la verdad le da forma al carácter, se la verá
cómo es en realidad.- Review and Herald, 28 de febrero de 1899. 114
13. CON ESPÍRITU DE ORACIÓN.
Abren mis ojos, y
miraré las maravillas de tu ley. (Salmos 119: 18).
Más de una porción de
las Sagradas Escrituras que los eruditos declaran ser un misterio o que estiman
de poca importancia, está llena de consuelo e instrucción para el que estudió
en la escuela de Cristo. Si muchos teólogos no comprenden mejor la Palabra de
Dios, es por la sencilla razón de que cierran los ojos con respecto a unas
verdades que no desean poner en práctica. La comprensión de las verdades
bíblicas no depende tanto de la potencia intelectual aplicada a la
investigación como de la sinceridad de propósitos y del ardiente anhelo de
justicia que animan al estudiante.
Nunca se debería
estudiar la Biblia sin oración. Sólo el Espíritu Santo puede hacernos sentir la
importancia de lo que es fácil comprender, o impedir que nos apartemos del
sentido de las verdades de difícil comprensión. Hay santos ángeles que tienen
la misión de influir en los corazones para que comprendan la palabra de Dios,
de suerte que la belleza de ésta nos embelese, sus advertencias nos amonesten y
sus promesas nos animen y vigoricen. Deberíamos hacer nuestra la petición del
salmista: "¡Abre mis ojos, para que yo vea las maravillas de tu ley!"
(Sal. 119: 18, V.M).
Muchas veces las
tentaciones parecen irresistibles, y es porque se ha descuidado la oración y el
estudio de la Biblia, y por ende no se pueden recordar luego las promesas de
Dios ni oponerse a Satanás con las armas de las Santas Escrituras. Pero los
ángeles rodean a los que tienen deseos de aprender cosas divinas, y en
situaciones graves traerán a su memoria las verdades que necesitan. "Porque vendrá el enemigo como río, mas
el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él" (Isa. 59: 19).
Jesús prometió a sus
discípulos "el Consolador, es decir, el Espíritu Santo, a quien -dijo- el
Padre enviará en mi nombre", y agregó: "El os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo cuanto os he dicho" (Juan 14: 26, VM). Pero primero es preciso que las enseñanzas de
Cristo hayan sido atesoradas en el entendimiento, si queremos que el Espíritu
de Dios nos recuerde en el momento de peligro. "En mi corazón he guardado
tus dichos, para no pecar contra ti" (Sal. 119: 11).
El conflicto de los
siglos, pp. 657, 658. 115
14. CONFÍA EN SU ILUMINACIÓN.
Dame entendimiento, y
guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón. (Salmos 119: 34).
Los agradables
manantiales del campo de la revelación tienen la verdad celestial, la paz, y la
alegría. Estas fuentes de gozo son parte de las riquezas para todos los que las
buscan. Las palabras de la inspiración, atesoradas en el corazón, son como
corrientes vitalizadoras que fluyen del río del agua de la vida. Nuestro
Salvador oró para que el intelecto de sus seguidores pudiera ser abierto a la
comprensión de las Escrituras. Donde quiera que se estudie la Biblia con
oración, el Espíritu Santo abrirá la mente al entendimiento de las palabras que
leamos. La persona cuyo discernimiento es iluminado como resultado de abrir la
Palabra de Dios, percibe que debe continuar la búsqueda con mayor diligencia
para poder comprenderla; también descubre que necesita tener un mayor
conocimiento de las ciencias. Entonces
siente que fue llamada para una elevada vocación en Cristo.
Cuanto más estrecha
es la relación con la Fuente de todo conocimiento y sabiduría, tanto más
sentirá que debe hacer otros avances para conseguir mayores logros
intelectuales y espirituales. El abrir
la Palabra de Dios siempre trae como resultado una notable apertura y
fortalecimiento de las facultades del hombre, porque el principio de sus
palabras alumbra. Al contemplar las grandes verdades, la mente se eleva, y los
afectos se purifican y refinan, porque el Espíritu, por intermedio de la verdad
de Dios, alienta al que le falta vigor, estimula sus facultades espirituales, y
atrae al creyente a la atmósfera celestial.
Entonces tome su
Biblia y preséntese delante del Padre celestial, pidiendo: "Ilumíname;
enséñame qué es verdad". El Señor responderá su oración y el Espíritu
Santo imprimirá la verdad en su ser. Al
investigar por usted mismo las Escrituras, fortalecerá su fe. Es de la mayor
importancia que escudriñe en forma regular la Biblia con el propósito de
atesorar en su mente la verdad. Puede llegar a ser privado del compañerismo de
otros cristianos, y puesto donde no tenga el privilegio de reunirse con los
hijos de Dios. Por eso, usted necesita
guardar en su corazón los tesoros de las Escrituras, para que cuando se desate
la persecución pueda someter todo a la prueba de la Palabra de Dios.- Bible
Echo, 15 de octubre de 1892. 116
15. ACEPTA SUS ORIENTACIONES.
Para que vuestra fe
no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin
embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría,
no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos
sabiduría de Dios en ministerio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó
antes de los siglos para nuestra gloria.
(1 Corintios 2: 5-7).
El Amado lo acepta.
Fervientemente siento que usted debería perfeccionar su carácter cristiano, no
con el auxilio de sus propias fuerzas, sino con la fortaleza y con las virtudes
de la justicia de Cristo. El don del Espíritu Santo es el mayor regalo que Dios
podría conceder al hombre finito. Es
gratis para todos; este obsequio es de un valor incalculable. Esta prenda
señala la entronización del Unigénito Hijo de Dios en su reinado de mediación.
Mediante el regalo del Consolador, el Señor Dios de los cielos demuestra al
creyente la reconciliación perfecta que logró entre él y el hombre, gracias a
"la cual -dice Pablo- tenemos como segura y firma ancla del alma, y que
penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor,
hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec"
(Heb. 6:19, 20).
¿No dijo Dios que
concedería el Espíritu Santo, a los que lo pidieran? En la actualidad, ¿no es
acaso el Espíritu alguien real, verdadero y guía fiel? Hay creyentes a los que les parece una
presunción tomar al pie de la letra esta promesa. Oran al Señor para que les
enseñe, y sin embargo se resisten a dar crédito a la promesa de Dios y a creer
que fuimos instruidos por él para reclamarla.
Si acudimos a nuestro Padre celestial con humildad, con fervor y la
mejor disposición para aprender, ¿por qué poner en duda el cumplimiento de su
promesa? Ni por un momento debemos
desconfiar de él, porque eso significa deshonrarlo.
Cuando usted busque
descubrir sus designios, su parte en esta relación con Dios consiste en creer
que será guiado y bendecido al hacer su voluntad. Debemos desconfiar de
nosotros mismos, no sea que interpretemos mal sus enseñanzas; aun esto podemos
hacerlo objeto de nuestras oraciones, y confiar hasta lo sumo que el Espíritu
nos guiará a interpretar correctamente sus planes y la obra de su providencia.-
Letter 35, 1893. 117
16. MEDITA EN LA PALABRA DE DIOS.
¡Oh, cuánto amo yo tu
ley! Todo el día es ella mi meditación.
(Salmos 119: 97).
Los hombres no
necesitan la débil luz de las costumbres y las tradiciones humanas para poder
entender las Escrituras. Eso sería como suponer que la luz del sol, brillando
al mediodía en el cenit, necesitara la escasa lumbre de una antorcha de esta
tierra para aumentar su resplandor. En la Biblia, cada, responsabilidad se
expone, con claridad y cada lección resulta comprensible. El don de Cristo y la
iluminación del Espíritu Santo tienen la finalidad de revelarnos al Padre. La
Palabra tiene el poder para hacer sabio a todo creyente en lo que respecta a la
salvación.
"Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Tim. 3: 16, 17).
Ningún libro es tan poderoso como la Biblia con sus comprensivas y
ennoblecedoras verdades para elevar el pensamiento e impartir vigor a todas las
facultades. Si la Palabra de Dios fuera estudiada como debiera, el hombre
tendría una amplitud mental, nobleza de carácter y estabilidad de propósitos
raramente vista en nuestros días.
Se obtienen pocos
beneficios con una escasa lectura de las Escrituras. Uno podría leer toda la
Biblia sin descubrir sus bellezas ni comprender la profundidad de su mensaje.
Estudiar un texto hasta que resalte claramente su significado y la relación que
tiene con el plan de salvación, es de más valor que la lectura ocasional de
muchos capítulos sin tener en vista un propósito definido, y sin obtener
ninguna instrucción positiva. Tenga la Biblia a mano. Cuando encuentre una
oportunidad, léala y memorice los textos. Incluso, cuando camina por la calle,
puede leer un versículo y meditar después en el; contenido para fijarlo en su
mente.
Nunca debería
estudiarse la Biblia sin oración. Antes de abrir sus páginas, debemos pedir al
Espíritu Santo que nos ilumine, y esa petición será concedida. Cuando Natanael
vino a Jesús, el Salvador dijo: "He aquí un verdadero israelita, en quien
no hay engaño" (Juan 1: 47). Natanael respondió: "¿De dónde me
conoces? Respondió Jesús, y le dijo:
Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi"
(Juan 1: 48). Si del mismo modo acudimos a él en busca de iluminación para
saber qué es verdad, Jesús también nos verá en el lugar secreto de la oración.
Los ángeles del mundo de la luz asistirán a los que humildemente busquen la
orientación divina.
Atlantic Union Gleaner, 9 de junio de 1909. 118
17. REGOCÍJATE EN LA PALABRA.
Fueron halladas tus
palabras, y yo las comí, y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi
corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.
(Jeremías 15: 16).
Para poder practicar
constantemente la religión de la Biblia necesitamos ser pacientes, abnegados y
negamos a nosotros mismos. Si permanentemente hacemos de la Palabra de Dios un
principio de vida, cada cosa que hagamos, cada palabra o acto por común que
fuere, pondrá de manifiesto que estamos sujetos a Cristo Jesús, al que hemos
sometido en cautiverio nuestros pensamientos.
Si la Palabra de Dios es recibida en el corazón, lo vaciará de la
suficiencia propia y de la autodependencia. La vida llegará a ser un poder para
el bien debido a que el Espíritu Santo henchirá la mente con los asuntos de
Dios. Practicaremos la religión de Cristo, porque la voluntad estará en
perfecta conformidad con la de Dios.
Algunos que profesan
tener la verdadera religión, desafortunadamente dejan la Guía que Dios
estableció para señalarnos el camino al cielo. Tal vez leen la Biblia como si
se tratara de un libro escrito por la pluma humana. Esto les proporciona sólo
un conocimiento superficial. El hablar acerca de la verdad no santifica a los
receptores. Podrán profesar que sirven a Dios; pero, si Cristo estuviera entre
ellos, escucharían su voz que les dice: "Erráis, ignorando las Escrituras
y el poder de Dios" (Mat. 22: 29). Los tales no pueden saber en qué
consiste la verdadera religión.
"Las palabras
que yo os he hablado -dijo Jesús- son espíritu y son vida" (Juan 6: 63).
Al testificar acerca de la Palabra de Dios, Jeremías dice: "Fueron
halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por
alegría de mi corazón" (Jer. 15: 16). En la Palabra de Dios hay tal poder
de sanidad que los así llamados sabios y entendidos no pueden experimentar,
pero dicho poder ha sido revelado a los humildes. "La exposición de tus
palabras alumbra, hace entender a los simples" (Sal. 119: 130). Si se
guarda la Palabra en el corazón como si fuera una reliquia, la mente se
transformará en la casa del tesoro, de la cual se podrán extraer cosas nuevas y
antiguas.
Entonces ya no nos producirá placer el pensar en los asuntos comunes
de la vida, sino que diremos: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y
lumbrera a mi camino" (Sal. 119:105).
Review and Herald, 4 de mayo de
1897. 119
18. SANTIFICADOS POR LA PALABRA.
Santifícalos en tu
verdad; tu palabra verdad. (Juan 17: 17).
Preocupado por los
que creían en él, Jesús pidió al Padre que los guardara del mal y que los
santificara por: intermedio de la verdad.
Para que no necesitaran hacer conjeturas ni tuvieran incertidumbre alguna
acerca de ella, afirmó: "Tu palabra es verdad" (Juan 17: 17).
La Palabra de Dios es, pues, el instrumento
mediante el cual se realiza la santificación.
Es de la mayor importancia que cada uno comprenda las sagradas
instrucciones de la Biblia. Como ocurrió con los discípulos, si queremos
informarnos acerca del plan de la salvación necesitamos comprender las palabras
de vida.
Será inexcusable si
por nuestra negligencia ignoramos lo que la Palabra de Dios nos demanda. Para que nos guíe a la verdad, él nos
comunicó su Palabra, la revelación de su voluntad; y prometió el Espíritu Santo
a los que se lo pidan. Cada creyente que honestamente desea hacer la voluntad
de Dios conocerá y comprenderá su doctrina.
En el mundo abundan
las falsas enseñanzas; y si nosotros no investigamos las Escrituras con
detenimiento, aceptaremos el error como si fuera verdad, y adoptaremos las
costumbres del mundo y los engaños de nuestro propio corazón. Las doctrinas y
modos de ser del mundo están en oposición a la verdad divina. A los que decidan negar su servicio al mundo
con el propósito de ofrecérselo a Dios, necesitarán ayuda divina. Deberán fijar su rostro como un pedernal en
dirección a Sión. Sentirán la oposición
de la sociedad, de la carne y del demonio, y tendrán que avanzar en sentido
contrario a la dirección del espíritu mundano y sus influencias.
Desde el tiempo en
que el Hijo de Dios tuvo que soportar los prejuicios arrogantes de los
incrédulos, no se ha producido ningún cambio en las actitudes del mundo con
respecto a la religión de Jesús. Los
siervos de Cristo tendrán que afrontar el mismo espíritu de oposición y
reproche, y marchar "fuera del campamento, llevando su vituperio"
(Heb. 13: 13).
La misión de Jesús fue
demostrada por milagros convincentes. Su doctrina asombró a la gente. No utilizó la contradictoria jerga de los
escribas, que estaba llena de misticismo, cargada de expresiones absurdas y
extorsiones sin sentido. Al presentar su sistema de verdad, Cristo atendió las
necesidades del corazón. Sus enseñanzas
fueron sencillas, claras y comprensibles. Las verdades prácticas que divulgó
estaban revestidas de un poder de convicción que cautivó la atención de la
gente. Review and Herald, 7 de febrero de 1888. 120
19. GUIADOS POR EL TESTIMONIO ESCRITO.
¡A la ley y al
testimonio! Si no dijeron conforme a
esto, es porque no les ha amanecido. (Isaías 8: 20).
El Espíritu Santo
siempre conduce al creyente a la Palabra escrita y llama su atención a los
grandes principios morales de la justificación.
Es maravilloso tener el
reconocimiento de Dios como resultado del privilegio de testificar en favor de
la verdad. Antes de ascender al cielo - cuando una nube de ángeles lo recibió
dejándolo fuera del alcance de la mirada de sus discípulos, Jesús les dijo-
"Récibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra" (Hech. 1: 8). Gracias
a la recepción del Espíritu Santo fueron calificados para testificar por
Cristo.
Quisiera
impresionarlos con esta realidad. Los
que tienen a Cristo por fe en el corazón, en verdad poseen el Espíritu
Santo. Cada persona que recibe a Jesús
como su Salvador personal, con certeza acoge también al Espíritu Santo, que
para el creyente es consejero, santificador, guía y testigo. Cuanto más cerca de Dios camine el discípulo,
más efectivo será como testigo y más poderosa la influencia que ejercerá sobre
otros su testimonio acerca del amor del Salvador. Dicha relación le ayudará a
transmitir las evidencias del galardón de la Palabra de Dios. Esta es la carne
y la bebida que satisface la sed del creyente. Se siente recompensado al
descubrir en la Biblia la voluntad de Dios.
Algunas personas que dicen
ser creyentes se han apartado de la Palabra de Dios dándole las espaldas, y,
además de ser descuidados con la Biblia, que es una guía maravillosa e
instrumento que prueba todas las ideas, sostienen el sofisma de Satanás al
asegurar que el Espíritu les enseña, y que por lo tanto es innecesario destinar
tiempo a escudriñar las Escrituras. El Espíritu y la Palabra concuerdan. Dice
la Biblia: "¡A la ley y al testimonio!
Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isa.
8: 20). El ser humano llega a ser libre únicamente cuando el Espíritu lo
liberta.
Manuscript Releases, t. 14, pp. 70, 7l. 121
20. LA ILUMINACIÓN NO ESTÁ SEPARADA DE LA PALABRA.
Porque se levantarán
falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal
manera que engañarán, si fuera posible, aun a los escogidos. (Mateo 24: 24).
En estos días de
engaño, cada persona que está afirmada en la verdad tendrá que contender por la
fe que una vez fue da dada a los santos. Por medio de su obra misteriosa, Satanás
introducirá toda clase de error para engañar, si es posible, hasta a los mismos
escogidos y así alejarlos de la verdad.
Habrá que hacer frente a la sabiduría humana; a la sabiduría de los
hombres doctos, quienes, como los fariseos, son maestros de la ley de Dios pero
no la obedecen ellos mismos. Habrá que
hacer frente a la ignorancia y la locura humanas que se manifestarán en teorías
incoherentes ataviadas con un ropaje nuevo y fantástico; teorías que serán más
difíciles de enfrentar, porque no hay razón en ellas.
Habrá sueños falsos y
visiones espurias, que tendrán una parte de verdad pero alejarán de la fe
original. El Señor ha dado una regla para detectarlos: "¡A la ley y al
testimonio! Si no dijeren conforme a
esto, es porque no les ha amanecido" (Isa. 8: 20). Si empequeñecen la ley de Dios, si no prestan
atención a su voluntad como ha sido revelada en los testimonios de su Espíritu,
son engañadores. Están controlados por el impulso y las impresiones, los cuales
creen que provienen del Espíritu Santo, y los consideran más dignos de
confianza que la Palabra inspirada. Pretenden que todos los pensamientos y
sentimientos constituyen una impresión del Espíritu; y cuando se los hace
razonar poniendo las Escrituras como base, declaran que poseen algo más digno
de confianza. Pero mientras piensan que
son conducidos por el Espíritu de Dios, en realidad están siguiendo fantasías
promovidas por Satanás...
Satanás revestido con
ropaje angélico, obrará en forma sutilísima para introducir invenciones humanas.
Pero la luz de la Palabra brilla en medio de la tinieblas morales, y la Biblia
nunca será reemplazada por manifestaciones milagrosas. Hay que estudiar la
verdad, y hay que buscarla como un tesoro escondido. No se darán inspiraciones
maravillosas aparte de la Palabra, ni aquéllas tomarán el lugar de ésta.
Aferraos a la Palabra y recibid la Palabra injertada que hará a los hombres
sabios para la salvación.
Mensajes selectos, t. 2, pp. 112, 113, 115. 122
21. DESCONFÍE DE SU PROPIA IMAGINACIÓN.
Ni mi palabra ni mi
predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con
demostración del Espíritu y de poder. (1 Corintios 2: 4).
Debido a que algunos
escuchan asuntos presentados con un espíritu que no corresponde, he visto los
peligros a los que la iglesia ha hecho frente en cada nueva etapa. Mientras hay
maestros de la Biblia que son fuertes y eficientes en la presentación de las
doctrinas, no todos tienen conocimiento de los aspectos prácticos de la vida,
ni pueden, con certeza y seguridad, dar advertencias a mentes perplejas.
Tampoco disciernen las situaciones complejas que seguramente sobrevendrán a
cada familia que necesita hacer cambios. Por eso, al no conocer el pensamiento
de Dios, seamos muy cuidadosos con lo que ellos dicen, y no les permitamos
hablar de lo que suponen o piensan. Déjenlos, porque desconocen estos temas, e
insten a la gente a confiar solamente en Dios. Debe haber mucha oración, e
incluso ayuno, para que nadie siga envuelto en las tinieblas. Por el contrario,
avancemos en la luz así como Dios está en la luz.
Observemos, dentro y
fuera de nuestras filas. En todas partes hay mentes que no tienen la disciplina
de la gracia de Dios, que no han practicado las palabras de Cristo y que no
entienden la obra del Espíritu Santo, Estos andarán por un camino equivocado
porque no siguen a Jesús plenamente; al contrario, responderán a los impulsos
de su imaginación.
No permitan actuar
desordenadamente. Como resultado de discursos ardientes e impulsivos que agitan
un entusiasmo que no responde al orden divino, se producirán sacrificios y
pérdida de propiedades. Hay una victoria importante que debe ganarse. Si falta
la moderación discreta, una adecuada contemplación y principios y propósitos
sanos, se producirá la derrota. Habrá elementos humanos que lucharán por la
primacía e intentarán realizar una obra que no tiene la impronta de Dios. Por eso insto a que haya habilidad para
manejar este tema, y que toda acción esté orientada por el sabio e invisible
Consejero que es Dios. Pamphlet 84, pp. 17, 18. 123
22. NO GUIADOS POR LOS SENTIMIENTOS.
Lámpara es a mis pies
tu palabra, y lumbrera a mi camino.
(Salmos 119: 105).
La santificación no
es un vuelo feliz de los sentimientos. Tampoco es la obra de un instante, sino
de toda una vida. Si alguien pretende que el Señor lo santificó, la prueba de
esta aserción deberá estar en los frutos que esa experiencia produce: humildad,
paciencia, resignación, veracidad y amor. Si la bendición que recibieron los:
que dicen que son santos los lleva a confiar en una determinada emoción y
afirman que no es necesario investigar las Escrituras para conocer la verdad
revelada de Dios, entonces la supuesta bendición es una impostura, porque lleva
al que tiene este espíritu a darle valor a sus propias fantasías y ambiciones
no santificadas, y a cerrar los oídos a la voz de Dios que está en su Palabra.
Los que dicen haber
recibido manifestaciones especiales del Espíritu y piensan que sus pecados han
sido perdonados, ¿por qué llegan a la conclusión de que pueden dejar la Biblia
de lado y de allí en adelante comenzar a caminar solos? Cuando preguntamos a
los que pretenden haber sido objeto de una santificación instantánea si están
escudriñando las Escrituras como Jesús dice que lo hagan, para certificar si
existe alguna verdad adicional que necesitan aceptar, ellos responden:
"Podemos dejar la Biblia de lado, porque Dios nos la comunica directamente
mediante una manifestación especial de su revelación".
Hay centenares que
están siendo engañados por privilegiar las emociones en lugar de la Palabra de
Dios. No construyen sobre el único y
seguro fundamento que es la Palabra de Dios. Una religión que está destinada a
criaturas inteligentes producirá en el corazón evidencias genuinas y
observables en el carácter. La gracia de
Cristo se manifestará en la conducta diaria. A los que dicen haber sido
santificados podemos preguntarles: ¿En qué aspectos de su vida aparecen los
frutos del Espíritu? ¿Tiene la humildad y mansedumbre de Cristo? ¿Revela este
hecho que está aprendiendo diariamente en la escuela de Cristo, moldeando su
vida de acuerdo con la vida libre de egoísmo de Jesús?
El mejor argumento
que el creyente puede presentar con respecto a su relación con Dios, es la
fidelidad en la observancia de los mandamientos. La mayor prueba de nuestra fe
en Cristo es reemplazar la dependencia del yo por la confianza en él, y la
única prueba para demostrar nuestra permanencia en Cristo consiste en reflejar
su imagen... En la medida en que lo hagamos daremos evidencias de que hemos sido
santificados por la verdad, porque la verdad estará ejemplificada en nuestra
vida diaria.
Signs of the Times, 28 de febrero de 1895. 124
23. NO CONFIAR EN LAS IMPRESIONES.
En tus mandamientos
meditaré, consideraré tus caminos.
Me regocijaré en tus estatutos, no me
olvidaré de tus palabras. (Salmos 119: 15, 16).
En su Palabra, Dios
comunicó a los hombre el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas
Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como
revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter; nos
revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa.
"Toda la Escritura es inspirada por Dios; y es útil para enseñanza, para
reprensión, para corrección, para instrucción en justicia; a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, estando cumplidamente instruido para toda buena
obra"
(2 Tim. 3:16, 17, VM).
La circunstancia de
haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su palabra, no anuló la
necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu
Santo. Por el contrario, el Salvador prometió que el Espíritu facilitaría a sus
siervos la inteligencia de la Palabra; que iluminaría y daría aplicación a sus
enseñanzas. Y como el Espíritu de Dios fue quien inspiró la Biblia, resulta
imposible que las enseñanzas del Espíritu estén jamás en pugna con las de la
Palabra.
El Espíritu no fue
dado -ni puede jamás ser otorgado- para invalidar la Biblia; pues las
Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por la
cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe ser probada. El apóstol
Juan dice: "No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de
Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Juan 4: 5,
VM). E Isaías declara: "¡A la ley y
al testimonio! Si no dijeren conforme a
esto, es porque no les ha amanecido" (Isa. 8: 20).
Muchos cargos se han
levantado contra la obra del Espíritu Santo por los errores de una clase de
personas que pretendiendo ser iluminadas por el Espíritu, aseguran no tener más
necesidad de ser guiadas por la Palabra de Dios. En realidad están dominadas
por impresiones que consideran como voz de Dios en el alma. Pero el espíritu
que las dirige no es el Espíritu de Dios. El principio que induce a abandonarse
a impresiones y a descuidar las Santas Escrituras, sólo puede conducir a la
confusión, al engaño y a la ruina. Sólo sirve para fomentar los designios del
maligno.
Y como el ministerio
del Espíritu Santo es de importancia vital para la iglesia de Cristo, una de
las tretas de Satanás consiste precisamente en arrojar oprobio sobra la obra
del Espíritu por medio de los errores de los extremistas y fanáticos, y en
hacer que el pueblo de Dios descuide esta fuente de fuerza que nuestro Señor nos
ha asegurado.
El conflicto de los siglos, pp. 9, 10. 125
24. UNA VOZ CLARA ENTRE OTRAS VOCES.
Entonces tus oídos
oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no
echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. (Isaías 30: 21).
Entre la confusión de
doctrinas engañosas, el Espíritu de Dios será un guía y un escudo para los que
no han rechazado las evidencias de la verdad. Él silencia todas las otras,
voces que no provienen de quien es la verdad y la vida. A cada creyente el
Señor le da la oportunidad de escuchar la voz del verdadero Pastor, y de
recibir el conocimiento de Dios y de nuestro Salvador. Cuando el corazón acepta la verdad como
precioso tesoro, Cristo, que es la esperanza de gloria, mora dentro del
creyente, mientras todo el universo exclama: ¡Amén y amén! Hay total necesidad del poder regenerador del
Espíritu Santo. No tenemos tiempo para consultar con la carne y con la sangre.
Necesitamos de la
iluminación divina. Cada persona trata de ser un centro de influencia; pero
hasta que el Señor no obre en favor de su pueblo, no se verá que la
subordinación a Dios es la única seguridad para el creyente. La gracia
transformadora en el corazón, humano conducirá a la unidad que aún no se ha
logrado; todos los que lleguen a estar en Cristo tendrán armonía entre ellos.
El Espíritu es el que crea la unidad.
"Él me
glorificará" (Juan 16: 14). "Y esta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has
enviado" (Juan 17: 3). El Espíritu Santo glorifica a Dios al manifestarse
en el carácter de los creyentes que le dedican su supremo afecto, y al revelar
en ellos su carácter.
Sus hijos ven
claramente que jamás hubo ninguna justicia a no ser la divina, y que en el
mundo no hay nada realmente bueno a no ser que provenga de Dios. Cuando el
Espíritu fue derramado desde lo alto, la iglesia se inundó de luz, porque
Cristo es la fuente que la genera. Su nombre estuvo en todos los idiomas, su
amor llenó cada corazón. Así será cuando descienda el ángel del cielo con gran
poder, entonces la tierra será iluminada con su gloria...
El regalo del
Espíritu Santo, rico, abundante, total, es para su iglesia como un muro de
fuego que la rodea, y contra ella no podrán prevalecer los poderes del
infierno. En su inmaculada pureza y perfección, Cristo mira a su pueblo como la
recompensa de su sacrificio, de su humillación, de su amor y la extensión de su
gloria, siendo él el gran centro del cual irradia todo esplendor.
The Home
Missionary, Extra Nº 2, noviembre de 1893. 126
25. LISTOS PARA DEFENDER LA ESPERANZA.
Sino santificad a
Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar
defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la
esperanza que hay en vosotros. (1 Pedro 3: 15).
Esto es lo que
veremos si nos relacionamos con Dios. Dios quiere que dependamos de él y no del
hombre. Desea que tengamos un corazón nuevo. Quiere darnos revelaciones de luz
del trono de Dios. Debiéramos luchar con cada dificultad. Pero cuando se
presenta algún punto controvertido, ¿habéis de ir al hombre para recoger su
opinión y luego amoldar vuestras conclusiones con ella? No, id a Dios. Decidle lo que queréis. Tomad
vuestra Biblia y escudriñadla como si se tratara de tesoros ocultos.
No profundizamos lo
suficiente en nuestra búsqueda de la verdad. Cada alma que cree en la verdad
presente será puesta en circunstancias en las que se le requerirá que dé razón
de la esperanza que hay en ella. Los hijos de Dios tendrán que hallarse ante
reyes, príncipes, gobernantes y grandes de la tierra, y éstos deberán saber que
los hijos de Dios saben con certeza lo que es la verdad. Deben ser hombres y
mujeres convertidos. Dios puede enseñaros más en un momento, mediante su
Espíritu, que lo que podríais aprender de los grandes hombres de la
tierra. El universo contempla la
controversia que se desarrolla en la tierra. A un costo infinito, Dios ha
provisto una oportunidad para que cada hombre sepa lo que lo hará sabio para la
salvación. ¡Cuán ansiosamente miran los ángeles para ver quién aprovechará esa
oportunidad!
Cuando se presenta un
mensaje a los hijos de Dios, no deben levantarse en oposición contra él. Debieran ir a la Biblia, para compararlo con
la ley y el testimonio, y si no soporta esta prueba, no es verdadero. Dios
quiere que se expandan nuestras mentes. Quiere revestirnos con su gracia. Podemos disfrutar de un festín diario de
cosas buenas, pues Dios puede abrir todos los tesoros del cielo para nosotros.
Hemos de ser uno con Cristo como él es uno con su Padre. Y el Padre nos amará
como ama a su Hijo. Podemos tener la misma ayuda que tuvo Cristo, podemos tener
fortaleza para cada emergencia, pues Dios será nuestra vanguardia y nuestra
retaguardia.
Mensajes selectos, t. 1, pp. 485, 486. 127
26. APTOS PARA DISTINGUIR TEORÍAS FALSAS.
Amados, por la gran
solicitud que tenía de escribimos acerca de nuestra común salvación, me ha sido
necesario escribimos exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha
sido una vez dada a los santos. (Judas 3).
Judas escribe este
mensaje con el propósito de alertar a los creyentes acerca de las influencias
seductoras de los falsos maestros que tienen la apariencia de piedad, pero que
no son líderes confiables. En los días finales se levantarán falsos
adoctrinadores que llegarán a ser activos y celosos. Presentarán toda suerte de
teorías para desviar de la verdad que define la posición segura que cada uno
debe ocupar en este tiempo cuando Satanás esta trabajando con poder sobre los
religiosos, a quienes induce a pretender que son justos, pero que se equivocan
al no someterse a la orientación del Espíritu Santo.
Se mezclarán falsas
teorías con cada fase de la experiencia, y se abogará con satánico fervor con
el propósito de cautivar la mente de cada creyente cuyo conocimiento no esté
enraizado en los sagrados principios de la Palabra de Dios. En nuestro propio
medio se levantarán falsos maestros investidos de espíritus seductores que
sostendrán doctrinas de origen satánico. Con palabras lisonjeras, con tacto
seductor y con tergiversaciones habilidosas, lograrán arrastrar como discípulos
a los que estén desprevenidos.
La única esperanza
para nuestra feligresía está en mantenerse muy alerta. Sólo los que estén bien
fundamentados en la verdad de las Escrituras, y sometan a prueba cada
planteamiento con un "Así dice el Señor", estarán a salvo. El
Espíritu Santo guiará a los que aprecian la sabiduría de Dios que está por
encima de los engaños y sofisterías de las agencias satánicas. Debe haber mucha
oración, no al estilo humano, sino bajo la inspiración del amor a la verdad tal
cual es en Jesús. Las familias que creen
en la verdad hablarán palabras de sabiduría y de inteligencia; palabras que
recordarán como resultado de haber escudriñado las Escrituras.
Ahora es el tiempo de
prueba y aflicción. Ahora es cuando los integrantes de cada familia de
creyentes debe cerrar los labios a las acusaciones contra sus hermanos. Hay que
hablar palabras que den coraje y que fortalezcan la fe que obra por amor y purifica
todo el ser.- Manuscript 94, 1903 (The Kress Collection, p. 5). 128
27. CAPACITADOS PARA DISCERNIR ENTRE LA VERDAD
Y EL
ERROR.
Porque éstos son
falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de
Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de
luz.
(2 Corintios 11: 13, 14).
La verdad es eficaz
y, al obedecerla, es poder que transforma la mente a la imagen de Cristo. La
verdad tal cual es en Jesús es la que sensibiliza la conciencia y convierte la
mente y el corazón mediante el Espíritu Santo. Sin embargo, hay muchos que,
careciendo de discernimiento espiritual, toman la letra desnuda de la Palabra y
la encuentran desprovista del Espíritu de Dios, lo cual no vivifica la mente ni
santifica el corazón. Pueden ser capaces de citar el Antiguo Testamento y el
Nuevo Testamento, y conocer las órdenes y las promesas de la Palabra de Dios,
pero a menos que el Espíritu Santo afirme la verdad en el corazón e ilumine la
mente con la luz divina, nadie caerá sobre la Roca y será quebrantado, porque
él es el agente divino que vincula al creyente con Dios.
Sin la iluminación
del Espíritu de Dios no estaremos en condiciones de discernir entre la verdad y
el error. En consecuencia, caeremos en las trampas y los engaños maestros que
Satanás armará para el mundo. Estamos cerca del fin de la controversia entre el
Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y pronto los engaños del
enemigo probarán nuestra fe. Satanás obrará milagros en presencia de la bestia,
y engañará "a los moradores de la tierra con las señales que se le ha
permitido hacer en presencia de la bestia" (Apoc. 13: 14).
Pero, aunque el
príncipe de este mundo cubra la tierra de oscuridad y tinieblas, el Señor
manifestará a la gente su poder de conversión. Hay una obra que todavía debe
hacerse, similar a la que se realizó en ocasión del derramamiento del Espíritu Santo
en los días de los discípulos, cuando predicaron a Cristo y a Cristo
crucificado. Muchos se convertirán en un solo día, porque el mensaje; avanzará
con poder. Por esto puedo decir: Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en
palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo" (1 Tes.
1: 5). Es el Espíritu Santo el que conduce a los creyentes a Cristo, por cuanto
él toma los asuntos de Dos y los muestra a los pecadores. Jesús dijo: "El
me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16:
14).
Review and Herald, 29 de noviembre de 1892.
28. SEPARAR LO VERDADERO DE LO FICTICIO.
Vendrá tiempo cuando
no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el
oído y se volverán a las fábulas. (2 Timoteo 4: 3, 4).
Se está hablando
mucho acerca del derramamiento del Espíritu Santo, y algunas personas han
interpretado esto en tal forma que ha resultado perjudicial para la iglesia. La
vida eterna consiste en recibir los principios vivientes de las Sagradas
Escrituras y en hacer la voluntad de Dios. Esto es comer la carne y beber la
sangre del Hijo de Dios. A los que hacen esto les son reveladas la vida y la
inmortalidad mediante el evangelio, porque la Palabra es verdad, espíritu y
vida. Todos los que creen en Jesucristo
como su Salvador personal tienen el privilegio de alimentarse de la Palabra de
Dios. La influencia del Espíritu Santo convierte a esa Palabra, la Biblia, en
una verdad inmortal, que proporciona, fibra y músculo espirituales a quien
investiga con espíritu de oración.
Cristo declaró:
"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:
39). Los que cavan debajo de la superficie encuentran las gemas de la verdad
que están ocultas. El Espíritu Santo acompaña al investigador fervoroso. Su
inspiración fulgura sobre la Palabra, estampa la verdad sobre la mente y le da
una importancia renovada y actual. El investigar se siente invadido por una
sensación de paz y de gozo que nunca había experimentado. Comprende como nunca
antes el inmenso valor de la verdad. Una nueva luz celestial brilla sobre la
Palabra, y la ilumina como si cada letra estuviera matizada con oro. Dios mismo
ha hablado a la mente y el corazón, y ha hecho que la Palabra sea espíritu y
vida.
Cada verdadero
investigador de la Palabra eleva a Dios su corazón e implora la ayuda del
Espíritu. Y pronto descubre aquello que lo lleva por encima de todas las
declaraciones ficticias de quien se considera maestro, cuyas teorías débiles y
vacilantes no están respaldadas por la Palabra del Dios viviente. Esas teorías
fueron inventadas por hombres que no habían aprendido la gran lección: que el
Espíritu de Dios y la vida están en su Palabra. Si hubieran recibido de corazón
los principios eternos contenidos en la Palabra de a Dios, verían cuán
insustanciales e inexpresivos son todos los esfuerzos realizados para obtener
algo nuevo a fin de crear sensación. Necesitan aprender los primeros rudimentos
de la Palabra de Dios; después de eso podrán poseer la palabra de vida para el
pueblo, que pronto distinguirá la paja del trigo, porque así lo prometió Jesús
a sus discípulos.
Mensajes selectos, t. 2, pp. 44, 45. 130
29. COLOCAR UN FUNDAMENTO FIRME.
Para que ya no seamos
niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error.
(Efesios 4: 14).
Mientras hay muchas
voces que desean hacerse oír, Dios nos habla por intermedio de su Palabra. Por eso Jesús nos advirtió que estuviéramos
alertas contra los que dirán: "Aquí, o allí está Cristo". Si no estamos en condiciones de probar cada
tema con la Palabra de Dios, ¿cómo podremos saber que eso no es verdad? Jesús
ya anticipó que nos cuidáramos de los falsos profetas que vendrían en su
nombre, diciendo: "Yo soy el Cristo".
El que adopta la
posición de que no es tan importante entender por uno mismo las Escrituras, se
expone al peligro de ser arrastrado por ese error. Jesús ya nos anticipó que en
el día del juicio retributivo habrá muchos que dirán: "Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mat. 7: 22, 23).
Está llegando el
tiempo cuando presenciaremos milagros hechos por Satanás para suplantar a
Jesús, y si no estamos debidamente fundamentados en las Escrituras, seremos
descaminados de la fe. Para descubrir sus tesoros, la única seguridad consiste
en explorar por nosotros mismos la verdad. Cave hondo en la Palabra de Dios, la
Biblia, como si estuviera buscando las riquezas de esta tierra y pídale al
Padre que lo ilumine y que le enseñe cuál es la verdad.
Cuando el Espíritu
Santo entre en su corazón, imprimirá la verdad en su ser de tal modo que no la
abandonará fácilmente. En la investigación de las Escrituras ganará tal
experiencia que cada tema lo tendrá bien fundamentado. Por eso, es importante
que continúe investigando. Atesórela en su mente, porque puede ser separado y
puesto en un lugar donde no tenga el privilegio de estar junto a otros hijos de
Dios. Cuando busque las riquezas de la Palabra de Dios que están guardadas en
su corazón, y cuando la oposición lo rodee, necesitará recordar todo lo que
aprendió de ella.
Review and Herald, 3 de abril de 1888. 131
30. CONSTRUIR SOBRE LA ROCA.
Cualquiera, pues, que
me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que
edificó su casa sobre la roca. (Mateo 7: 24).
Al estar hoy aquí y,
a la luz de los grandes principios morales, y al ver los defectos de su
carácter, ¿no dirá usted: "Deseo redimir el pasado, quiero ir a trabajar
en la viña del Señor" Al vivir por la fe, ¿deseará asirse de las promesas
de Dios y apropiarse de la justicia de Cristo para que la luz del cielo brille
en su ser? En cada pensamiento y acción debería tomar en cuenta a Cristo. Un
eslabón con defecto le resta valor a una cadena; del mismo modo, una deformidad
de carácter lo inhabilita para entrar en el reino de los cielos. Aunque debe
poner su vida en orden, usted no puede realizar esta gran obra sin la ayuda
divina. ¿Está dispuesto a aceptar las promesas de Dios con el propósito de
hacerlas suyas para vivir su palabra inmutable gracias a la fe?
Usted debe caminar
con Dios por fe y no por sentimientos. No busque una religión que se base en
sensaciones, sino que esté fundamentada en una fe inteligente. Esta fe edifica
los pies sobre la roca eterna de la Palabra de Dios. Los que caminan por fe
trabajan sin descanso en la perfección del carácter logrando obedecer
continuamente a Cristo. El Capitán de nuestra salvación nos dio sus órdenes y,
por lo tanto, le debemos total obediencia. Pero, si cerramos el Libro que nos
da a conocer su voluntad, y no lo estudiamos ni investigamos en sus páginas con
el propósito de entenderlo, ¿cómo podremos cumplir sus requerimientos? Si persistimos en esta situación, al fin
seremos hallados faltos.
Nos aproximamos a una
crisis, y siento terror por nosotros. ¿Por qué los creyentes abandonan la fe?
¿Estamos en la posición en que sabemos lo que creemos para no ser expulsados de
la grey de Cristo? Que esas personas
abandonen la fe no tiene por qué desalentarnos en lo más mínimo, sino que
debería hacernos buscadores más fervientes de las bendiciones de Dios. No es la
educación, los talentos o la posición lo que salva al ser humano. Somos
guardados para salvación por el poder de Dios por medio de la fe.
Delante de Dios,
¿cómo está usted hoy? La pregunta no es cómo permanecerá cuando lo asalten las
pruebas en el futuro, sino: ¿Cómo está ahora su relación con Dios? ¿Desea hoy
empeñarse en su obra? Nuestro anhelo debe ser lograr ahora una experiencia
personal: Que Cristo permanezca en nosotros.
Review and Herald, 9 de abril de
1889. 132 RPEGW