LA DISTINCIÓN ENTRE LOS DOS SISTEMAS ES CLARA. El sistema ceremonial se componía de símbolos que señalaban a Cristo, su sacrificio y su sacerdocio… debían los hebreos seguirla hasta que el símbolo se cumpliera en la realidad de la muerte de Cristo... Entonces debían cesar… Tal es la ley que Cristo quitó de en medio y clavó en la cruz. (Col. 2:14). Pero de la ley de los diez mandamientos el salmista declara: "Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos." (Sal. 119:89). PP
jueves, 30 de noviembre de 2023
12. REFLEJEMOS A JESÚS “EN LAS PRUEBAS” (EGW). AUDIO. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. (Malaquías 3:3). Es difícil para la naturaleza humana soportar el proceso refinador; pero solo mediante su aplicación se purgará toda la escoria del carácter. En el horno de la prueba somos purificados de la escoria que nos impide reflejar la imagen de Cristo. Dios evalúa cada prueba; El vigila el horno de fuego que prueba a cada alma. Mediante la prueba Dios conduce a sus hijos hacia la perfecta confianza. "En el mundo tendréis aflicción", dice Cristo, "pero en mi tendréis paz". Es sólo a través de muchas tribulaciones que entraremos en el reino de Dios... Sin cruz no hay corona. ¿Cómo podremos ser fuertes en el Señor sin ser probados? Para tener fortaleza física, debemos ejercitarnos, del mismo modo que para tener una fe vigorosa debemos ser colocados en circunstancias en las que nuestra fe pueda ser probada. Cada tentación resistida, cada prueba valerosamente soportada, nos da una nueva experiencia y nos hace progresar en la obra de la edificación del carácter. Nuestro Salvador fue probado en todas las áreas, pero Él siempre triunfó en Dios. Es nuestro privilegio ser fuertes en el poder de Dios en medio de todas las pruebas y gloriarnos en la cruz de Cristo. Por medio de la aflicción Dios nos revela las manchas que afean nuestros caracteres, y también nos dice que sólo por su gracia podemos triunfar sobre nuestras faltas. Se abren ante nosotros etapas desconocidas, y comienza la prueba que determinará si aceptamos o no la reprensión y el consejo divinos. No debemos impacientarnos y lamentarnos cuando sobrevenga la prueba. Tampoco debemos rebelarnos ni soltarnos de la mano de Cristo, sino que debemos humillar el alma delante de Dios. Para el que desea ver las cosas a la luz de lo que lo complace, los caminos del Señor son oscuros. Para nuestra naturaleza humana la senda divina resulta sombría y triste. Pero los caminos de Dios son caminos de misericordia, y su fin es la salvación. Elías No Sabia Lo Que Hacía Cuando Pidió Morir En El Desierto. El Señor Misericordiosamente No Hizo Caso A Su Pedido. Aún había delante de Elías una gran obra por hacer; y cuando hubiera realizado la tarea, no habría de perecer desanimado y solo en el desierto. No estaba reservado para él descender al polvo de la tierra, sino ascender a la gloria, acompañado por un cortejo de carrozas celestiales que marchaban hacia el trono en los cielos... "Bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga... Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan" (Job 5:17,18)... Jesús viene con su ministerio de sanidad para atender a todo aquel que está abatido. La vida de aflicción, de dolor y de sufrimiento puede ser iluminada por la preciosa manifestación de su presencia. Signs of the Times, 5 de febrero de 1902. RJ341/EGW/MHP 342
miércoles, 29 de noviembre de 2023
48. “EL PUEBLO DE DIOS HA DE REVELAR LOS PRINCIPIOS DE SU REINO”
Como
tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. (Juan 17:18).
Es
el propósito de Dios manifestar por su pueblo los principios de su reino. A
fin de que en su vida y carácter se revelen estos
principios.
El desea
separarlos de las costumbres, hábitos y
prácticas del mundo. Procura acercarlos más a sí, a fin de hacerles conocer su voluntad.
Su propósito hacia su
pueblo de hoy es el mismo que tuvo
para con Israel cuando lo sacó de
Egipto. Contemplando la bondad,
la misericordia y el amor de
Dios revelados en su iglesia, el mundo ha de
tener una representación de su carácter.
Cuando la ley de
Dios quede así ejemplificada en la vida, el mundo mismo reconocerá la superioridad de los que aman, temen y sirven a Dios, con
respecto a cualquier otro pueblo del
mundo.
Los
Adventistas Del Séptimo Día, por sobre todos los pueblos, deben
ser modelos de piedad, santos en su corazón y conversación.
A ellos han
sido confiadas las verdades más
solemnes que se hayan dado
alguna vez a los mortales. Toda dotación de gracia, poder y
eficiencia ha sido
provista liberalmente.
Ellos
esperan el pronto regreso de Cristo en las nubes de los cielos. El
que den al mundo la impresión de que su fe no es una fuerza dominante en sus vidas, deshonra
grandemente al Señor.
Debido al
creciente poder de las
tentaciones de Satanás. Los tiempos en los cuales vivimos están llenos de peligros para los
hijos de Dios, y necesitamos
aprender constantemente del gran Maestro, a fin de que podamos dar todo paso con seguridad y justicia.
Nos Esperan Escenas
Maravillosas; y en este tiempo debe
manifestarse en la vida del profeso
pueblo de Dios un testimonio vivo, a fin de que el mundo pueda ver que en estos tiempos en que el mal reina por todos lados, hay todavía un pueblo que pone a un lado su voluntad y procura hacer la de Dios, un pueblo en cuyo corazón y vida está escrita la ley divina.
Dios
espera de los que llevan el nombre de Cristo, que lo representen. Sus pensamientos han de ser
puros, sus palabras nobles y
elevadoras. La
religión de Cristo se ha de entretejer con todo lo que
hagan y digan.
Han
de ser un pueblo santificado, purificado, santo, que comunique la luz a todos aquellos con
quienes lleguen a tratar. Es propósito de Dios que, ejemplificando
la verdad en sus vidas, sean una alabanza en la tierra.
La Gracia De
Cristo Basta para producir esto. Pero recuerde el pueblo
de Dios: Únicamente en la
medida en que crea y ponga por obra los
principios del Evangelio podrá cumplir su propósito.
Únicamente en la medida en que entregue al servicio de Dios las capacidades que Él le ha dado, Gozará De La Plenitud Y Del Poder De La Promesa en la cual la iglesia ha sido invitada a confiar.
Consejos
para los maestros, págs. 305, 306. RJ340/EGW/MHP 341