Porque
Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los humildes con la salvación.
(Salmo 149:4).
El Más Precioso
Fruto De La Santificación Es La Gracia De La Mansedumbre.
Cuando esta gracia preside en el alma,
la disposición es modelada por su influencia. Hay
un constante
espera en Dios, y una sumisión a la voluntad divina.
La
comprensión
capta toda verdad divina, y la voluntad se inclina ante todo precepto de
Dios, sin dudar ni murmurar. La
verdadera mansedumbre suaviza y subyuga el corazón, y
adecua la mente
a la palabra injertada. Coloca los pensamientos en obediencia
a Jesucristo.
Abre el corazón a la
Palabra de Dios, como fue abierto el corazón
de Lidia. Nos coloca, junto con
María, como personas que aprenden a los pies
de Jesús. "Encaminará
a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera" (Salmo
25:9).
El Lenguaje de la
mansedumbre nunca es el de
la jactancia. Como el niño Samuel, los mansos elevan el ruego: "Habla, porque tu siervo oye" (1Samuel
3:10)...
La mansedumbre
en la escuela de Cristo es uno de los frutos destacados del Espíritu. Es una gracia obrada por el
Espíritu Santo como
santificador, y capacita a su poseedor para dominar en todo tiempo su temperamento duro e impetuoso.
Cuando La
Gracia De La Humildad es practicada por los que naturalmente son de disposición
áspera, Y Precipitada, harán los más fervientes esfuerzos para subyugar su
desdichado temperamento.
Todos los días
obtendrán el dominio propio, hasta que
resulte, vencido aquello que no es amable ni semejante a
Cristo.
Se asimilan al
Modelo divino, hasta que pueden obedecer la orden inspirada: "Todo
hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse"
(Santiago 1:19)...
La
Mansedumbre Es El Adorno Interior, Que Dios Estima De Gran Valor.
El Apóstol Habla de esto
diciendo que es más
valioso que el oro, o perlas, o atavíos costosos. En Tanto que el ornamento exterior hermosea solamente el cuerpo mortal, el adorno de la mansedumbre embellece el alma, y vincula al hombre finito con el Dios
infinito.
Este es el ornamento que Dios mismo escoge. Aquel que embelleció los cielos con los orbes de luz, ha
prometido, por medio del
mismo Espíritu, que "hermoseará a los humildes
con la salvación".
Los Ángeles Del
Cielo Registraran como mejor adornados a los que se vistan del Señor Jesucristo, y anden con mansedumbre y humildad.
Al cristiano se
le presenta la posibilidad de realizar grandes conquistas. Puede siempre estar
ascendiendo a mayores conquistas.
-La edificación del carácter, págs. 17-20. RJ 256/EGW/MHP 257
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